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El gabinete «fantasma» de Piñera

El gabinete «fantasma» de Piñera

Siempre circulan varias fórmulas que tratan de armar el ajedrez político que implica ajustar un gabinete, pero lo cierto es que esa decisión por lo general es zanjada por el Presidente de la República con una o dos de sus personas de extrema confianza. El resto es pura creatividad, que solo alimenta nerviosismo y rumores. Como las dos listas que circularon los días viernes y sábado.


El viernes, otra vez, los rumores de cambio de gabinete sonaron fuerte, esta vez gatillados por la solicitud –desde La Moneda– de «suspensión» de las actividades de ministros y subsecretarios ese día. Asesores en estado de alerta, mil versiones circularon dentro y fuera de Palacio toda esa jornada. Al final, no pasó nada, fue otra falsa alarma.

El cambio de gabinete está frenado y hace semanas que es el tema obligado en el seno del Gobierno y en Chile Vamos.

Muchos pensaron que sería antes de la Cuenta Pública del 1 de junio, para marcar un nuevo impulso a la gestión piñerista, que atraviesa una fuerte temporada a la baja en la popularidad del Presidente, quien la semana pasada descendió más allá del umbral sicológico del 30%

Si bien no se concretó el cambio en el gabinete, hubo varias teorías sobre quiénes saldrían de sus puestos, serían enrocados o abiertamente reemplazados. Así, la tarde del viernes y el fin de semana circularon dos listas con nombres. Una, indicaba que la vocera, Cecilia Pérez, pasaría al Ministerio del Deporte en reemplazo de Pauline Kantor; que el ministro de la Segpres, Gonzalo Blumel, se iba a la Segegob; que el titular de Obras Públicas, Juan Andrés Fontaine, pasaría a Economía en reemplazo de José Ramón Valente, o a Energía para sustituir a Susana Jiménez. El cuadro lo cerraba el titular de Desarrollo Social, Alfredo Moreno, que era trasladado al MOP.

Los más avezados hablaron incluso de ajustes en Hacienda. Así, otra nómina incluyó a Sebastián Claro como jefe de las arcas fiscales, el traslado del actual ministro del ramo, Felipe Larraín, a la  Cancillería, en reemplazo de Roberto Ampuero; en la cartera de Vivienda mencionaban a Juan Carlos Jobet, y la Segpres para Cristián Monckeberg.

En ambas listas, Blumel pasaba a la vocería y Moreno al MOP.

El hecho de armar gabinetes fantasmas no es nuevo. Siempre circulan varias fórmulas que tratan de armar el ajedrez político que implica ajustar un gabinete, pero lo cierto es que esa decisión por lo general es zanjada por el Presidente de la República con una o dos de sus personas de extrema confianza. El resto es pura creatividad, que solo alimenta nerviosismo y rumores.

El último cambio de gabinete fue en agosto del año pasado. Lo curioso es que algunos de los que salieron en esa oportunidad le «siguen penando» a La Moneda. A pesar de los meses transcurridos, en el sitio sebastianpinera.cl/gabinete, todavía aparecen Gerardo Varela como ministro de Educación y como ministra de Cultura, Alejandra Pérez.

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