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Los «santos en la corte» del subsecretario Zúñiga PAÍS

Los «santos en la corte» del subsecretario Zúñiga

Macarena Segovia
Por : Macarena Segovia Periodista El Mostrador
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El jefe de Redes Asistenciales vive un momento complejo: debilitado políticamente, enfrascado en una guerrilla interna con la subsecretaria de Salud y con la sombra de las irregularidades en los contratos de residencias sanitarias. Su posible salida ha sonado fuerte por semanas y no son pocos los que en el Gobierno se preguntan la razón por la que sigue en el cargo. Si bien ha sido apuntalado políticamente por la UDI, la explicación radicaría en el poder en las sombras que continuaría ejerciendo Jaime Mañalich en La Moneda y en el Minsal, a pesar de haber salido del gabinete hace 15 días. Fuentes gubernamentales aseguraron que el exministro mantiene comunicación directa con el Presidente Piñera y que su nivel de influencia permanece intacto.


Arturo Zúñiga es el “talón de Aquiles” del equipo del Minsal. Esa es hoy una de las frases más recurrentes al interior del Gobierno y en el mundo de la salud. Es que el subsecretario de Redes Asistenciales vive un complejo momento: debilitado políticamente, sin equipo y con menos atribuciones en la contención de la pandemia. El destape de la contratación de un hotel sanitario –cuyo dueño era Orlando Durán (UDI), entonces jefe de la División de Atención Primaria (DIVAP), organismo encargado de coordinar las residencias sanitarias– avivó la guerra interna entre las subsecretarías del Ministerio de Salud y llevó a que esa cartera tenga en estos días un interventor político externo, el exsubsecretario Rodrigo Ubilla, que hace poco más de un mes cumple el rol de asesor del Presidente Sebastián Piñera.

Pese a que el subsecretario de Redes Asistenciales instruyó un sumario interno y desvinculó a tres funcionarios involucrados en el caso del hotel sanitario, sobre él ronda la sombra de la Contraloría, la que además investiga la contratación de Espacio Riesco, que también estuvo a cargo de la repartición de Zúñiga.

A lo anterior se suma una investigación de la Fiscalía Centro Norte, la que fue instruida a petición del ministro, Enrique Paris, pero que podría ahondar más allá del contrato del Hotel Clínico Spa, ya que –como informó Interferencia– hay otros contratos que han sido cuestionados, como el del Servicio de Salud de Valparaíso a un hotel de la familia del vicepresidente de la UDI, Cristóbal Leturia, subsecretario del MOP.

Una situación compleja, no solo por el contrato de $205 millones con un funcionario UDI del Minsal, sino porque ambos organismos –Contraloría y Fiscalía– ya llevan otros procesos de investigación sobre las cifras y compras públicas del Ministerio de Salud, además de las comisiones investigadoras en la Cámara de Diputados por el desempeño ante la pandemia de COVID-19.

Con todo este espinudo panorama, la pregunta que se hacen en el oficialismo y al interior del Gobierno es por qué el ingeniero comercial de la PUC se mantiene en su cargo. Hace más de un mes que en la interna de Palacio han corrido rumores sobre su posible salida, hasta fue candidato para dejar el Minsal el pasado 13 de junio, cuando el entonces ministro Jaime Mañalich dio un paso al costado. Ese sábado, en La Moneda, varios asesores de Gobierno dieron por hecho la salida de Zúñiga, sobre quien ya pesaba el enredo de la importación de ventiladores mecánicos y porque se sabía que estaba en curso el sumario interno por la contratación del Hotel Sanitario.

[cita tipo=»destaque»]Así, la permanencia del subsecretario Zúñiga –aseguraron personeros de Gobierno– respondería al «acuerdo de salida» que selló Mañalich con el Presidente Piñera, el que incluiría la permanencia del ingeniero comercial, uno los funcionarios de mayor confianza que tenía en el Ministerio de Salud. Además, este pacto incluiría no dejar “fisuras abiertas” de su periodo de administración del Minsal. A pesar de que el ministro Paris ha tratado estas dos semanas de marcar distancia con su antecesor y ha insistido en que él no es un “yes man”, al interior del oficialismo explicaron que la sombra del exgerente general de Clínica Las Condes y médico personal de la familia Piñera-Morel, aún pesa en La Moneda.[/cita]

Al interior del Ministerio de Salud recalcaron que el peso de la UDI es fundamental a la hora de buscar razones para su permanencia en la Subsecretaría de Redes Asistenciales. Zúñiga fue militante del gremialismo mientras fue asesor del Minsal en el primer Gobierno de Piñera, pero luego renunció al partido. Más que un respaldo a su labor –explicaron desde el propio ministerio–, lo que estaría detrás de este apoyo político cerrado es que en las irregularidades observadas en la contratación de los hoteles sanitarios están involucrados operadores o autoridades de la UDI, lo que ha llevado a que dicha colectividad se “despliegue con fuerza para contener las indagaciones”

Si bien este respaldo puede ser relevante, al interior del Gobierno reconocieron que no es “suficiente” para entender que Zúñiga siga en el cargo. Fuentes de Palacio señalaron que la verdadera razón radica en el exministro Jaime Mañalich y el poder que este mantendría vigente a pesar de haber dejado el gabinete, ya que su salida no fue “una renuncia y para la casa”, sino más bien una transición pactada.

En el Ejecutivo afirmaron que el exministro Mañalich mantendría conversaciones periódicas con el Presidente Sebastián Piñera y, aunque “no tiene un rol de asesor como el de Ubilla”, sí sería una suerte de consejero en las sombras del Mandatario en medio de la crisis sanitaria. Fuentes de la administración piñerista agregaron que su situación es algo similar a lo que ocurre con el exministro del Interior, Andrés Chadwick, quien también ha operado estos meses de “orejero personal” de Piñera. Un círculo de confianza en torno al Presidente al que el ministro Paris no tendría acceso, pues el núcleo íntimo de decisiones en La Moneda sigue centrado en las figuras del jefe de asesores del segundo piso, Cristián Larroulet, y Ubilla.

Un ejemplo de este poder vigente sería la llegada de Itziar Linazasoro al gabinete de Zúñiga. La exjefa de gabinete de Mañalich dejó su cargo tras la llegada de Paris al Minsal y asumió el rol que tenía el abogado Jorge Acosta en la Subsecretaría de Redes Asistenciales. El arribo de la exmano derecha de Mañalich, encargada de escribir las minutas internas del Minsal, con los datos entregados por Epivigila, es una “muestra clara que Jaime (Mañalich) sigue protegiendo al subsecretario”, consignaron desde La Moneda.

Así, la permanencia del subsecretario Zúñiga –aseguraron personeros de Gobierno– respondería al «acuerdo de salida» que selló Mañalich con el Presidente Piñera, el que incluiría la permanencia del ingeniero comercial, uno los funcionarios de mayor confianza que tenía en el Ministerio de Salud. Además, este pacto incluiría no dejar “fisuras abiertas” de su periodo de administración del Minsal. A pesar de que el ministro Paris ha tratado estas dos semanas de marcar distancia con su antecesor y ha insistido en que él no es un “yes man”, al interior del oficialismo explicaron que la sombra del exgerente general de Clínica Las Condes y médico personal de la familia Piñera-Morel, aún pesa en La Moneda.

Falta de muñeca

Al interior de la Subsecretaría de Redes Asistenciales reconocieron que Arturo Zúñiga es un “hombre de números, no de política”, que su tarea ha estado centrada en cumplir metas y hacer cuadrar las métricas de las camas UCI, pero que de manejo interno de la repartición ha tenido “poco y nada”.

Desde el Minsal agregaron que las irregularidades en los contratos de los hoteles sanitarios son fruto de la falta de control interno de Zúñiga en la subsecretaría y del desmantelamiento de la División de Salud Pública (Divap), que “quedó reducida a su mínima expresión” en estos dos años. La instancia perdió el rol de “prestigio mundial” que tenían sus funcionarias –daban charlas sobre la red pública de salud en Chile–, ya que varias fueron reemplazadas por operadores políticos.

Si bien en el ministerio afirmaron que es probable que el subsecretario Zúñiga tenga “las manos limpias en esto”, sí es responsable políticamente, pues permitió que “la trenza de la UDI operara”. En Salud “siempre debes estar con diez ojos atentos, porque son muchas las personas que intervienen en los contratos y, si no tienes un equipo 100% de tu confianza, esto puede dar paso al negocio sanitario”, recalcó una conocedora del funcionamiento del Minsal. Agregó que siempre se han visto problemas o irregularidades, pero “nunca fue a este nivel de descaro, hasta en el gabinete quedaron sorprendidos (…). Zúñiga no se puede quedar a cargo, si tiene ese nivel de inocencia, es peor que la maldad”.

Otro ejemplo de esta falta de muñeca política del subsecretario estaría evidenciado en la falta de control sobre el sistema privado. Cabe recordar que para que se hiciera efectiva la ampliación de camas UCI en la red de clínicas privadas y de las Fuerzas Armadas, tuvo que intervenir el exsubsecretario, Luis Castillo y a pesar de que el sector privado cumplió con su cuota, Zúñiga aún no ha logrado unificar bajo su control la dotación de ambulancias privadas y una mayor articulación de la atención de urgencias por Fonasa en el sistema privado.

Desde la cartera de Salud aseguraron que los problemas que ha tenido la implementación de los hoteles sanitarios corren por cuerdas separadas. Explicaron que una cosa es la administración, funcionamiento y contratos de estos, a cargo de los Servicios de Salud que dependen de Redes Asistenciales, pero otra cosa muy distinta es el fracaso de la trazabilidad y el aislamiento de los casos positivos de coronavirus. La tarea de identificar a las personas con COVID-19, trazar sus contactos estrechos y derivar a los pacientes a estas residencias sanitarias, recae en las Seremis de Salud, que dependen de la subsecretaría que lidera la doctora Paula Daza.

En el caso de la Región Metropolitana, desde fines de abril que los servicios de salud estaban denunciando la falta de coordinación por parte de la Seremi Paula Labra para destinar los casos, fracaso de la política que llevó a anunciar que serían la APS el ente encargado de trazar los contactos, lo que en la práctica no estaría aún consolidado. Desde el Minsal apuntaron que Zúñiga ha intentado dejar en claro la diferencia de las responsabilidades en torno al fracaso de esta política, pero que la operación desde la Subsecretaría de Salud es mucho más “fuerte y organizada”.

Cabe destacar que, al mismo tiempo que el subsecretario Zúñiga intenta blindarse a través de la protección de Mañalich, la subsecretaria Daza trata de recuperar terreno. En este sentido, la intervención de Ubilla con el objetivo de “visar contratos” de los hoteles sanitarios, ha sido bien vista por el equipo de Daza. Además, la doctora habría integrado a Vicky Barahona a su equipo, mamá de la ministra Karla Rubilar, que tiene como objetivo evitar que el desastre en Redes Asistenciales salpique a salud pública.

Problemas sanitarios

Un flanco constante para el subsecretario Zúñiga ha sido el manejo de redes hospitalarias y el aseguramiento del personal de salud. Él, como jefe de la Red Asistencial, ha sido uno de los más entusiastas a la hora de agradecer a los funcionarios de hospitales y de la atención primaria, pero desde las distintas organizaciones han sido claros al denunciar que no necesitan aplausos, sino mejores condiciones de cuidado y elementos de protección personal.

La presidenta de la Confedeprus, Consuelo Villaseñor, es una de las dirigentas que se reúne todos los lunes con el subsecretario Zúñiga, instancia en que –explicó– cada representante tiene 3 minutos para exponer “sin derecho a réplica y el subsecretario responde lo que quiere, luego se saca fotos diciendo que está trabajando con nosotros”. La dirigenta agregó que en todos estos meses “no ha habido avances concretos, nuestros funcionarios se siguen enfermando producto de la falta de elementos de protección personal y problemas con la calidad de los EPP” y recordó que los principales requerimientos son mejorar las “condiciones de salud y seguridad, tener EPP, hacer testeo masivos para los funcionarios, pero nada de esto ha pasado”.

Al interior del Minsal precisaron que el principal resguardo que tiene Zúñiga es la operatividad de la red de camas de Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Puntualizaron que ha sido capaz de mantener un margen de ventiladores disponibles (300 diarios) y que en la Región Metropolitana no se ha superado el 95% de la ocupación, sumado a que en la última semana bajó la asistencia a las urgencias. Esta sería “unas de las victorias del subsecretario”, recalcaron, por lo que nunca se ha reconocido el colapso de la red hospitalaria.

Una mirada de dicha cartera ministerial que no es muy realista, según Juan Carlos Said, médico internista de la Universidad de Chile y magíster en Salud Pública en el Imperial College Londres. Afirmó que no sabe de “dónde el subsecretario saca ese 5%. El informe de la Sochimi dice eso, pero tenemos que pensar que todas las UCI han crecido al doble de su capacidad o más. Se dice que hay un 4% libre, pero es por el mismo flujo de los pacientes, se genera un cupo en la noche y queda una cama vacía, nunca va a haber 100% de ocupación. Eso no significa que el servicio no está colapsado”.

El médico añadió que “la red ha respondido, eso no equivale a decir que la red no está colapsada. Cuando se hospitaliza en consultorios, eso ya es un colapso. No ayuda en nada usar eufemismos para explicar eso, porque hace pensar a las personas que Chile tiene una capacidad inagotable de camas y que, no importa lo que pase, siempre podrán armar más camas. Eso es hacer castillos en el aire. Si se hospitaliza en los pasillos, ¿qué es eso si no es un colapso?”.

Una mirada con la que coincide Villaseñor, quien relató que “los pacientes que veíamos que estaban hospitalizados en ambulancias, hoy están hospitalizados en Atención Primaria de Salud, en los SAR. Para seguir controlando las cifras se traslada a los pacientes a los SAR donde no están las condiciones, son medidas parche”. La dirigenta explicó que este proceso de reconversión en los SAR es peligroso, ya que hasta el momento las subsecretarías de Salud o de Redes no han emitido una circular o protocolo claro para la reconversión de camas en las APS y que cada servicio de salud y municipio lo está haciendo a su manera”, lo que puede poner en riesgo la salud de las personas.

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