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Capitán Piñera: el tejado de vidrio del «Presidente verde» en materia medioambiental PAÍS|MERCADOS

Capitán Piñera: el tejado de vidrio del «Presidente verde» en materia medioambiental

El Presidente tuvo una semana agitada, se paseó por Nueva York con un discurso de defensa del medioambiente, fue premiado y se comprometió ante la Asamblea de la ONU a defender los océanos en la próxima COP25. Este discurso, sin embargo, se contrapone a diversas iniciativas que ha impulsado su Gobierno y que implican retrocesos en materia ambiental. Entre estas, destaca el Plan de Descarbonización, en el que se programa el cierre de termoeléctricas que ya estaban de salida y la negativa gubernamental de incluir en la reforma al SEIA un indicador de impacto en el cambio climático. En la misma línea, figura el proyecto de ley de Delitos Ambientales, que la Corte Suprema criticó duramente por quitar atribuciones de fiscalización al Ministerio del Medio Ambiente y al SMA. A la lista se suma, además, una indicación a la Ley de Glaciares que restringe su protección, la idea de flexibilizar el cuidado de los humedales ante proyectos inmobiliarios y a fines de 2018 se denunció un intento del Ejecutivo de privatizar la fiscalización del uso del agua.


De punta en blanco, con un impecable esmoquin, el Presidente Sebastián Piñera llegó a recibir el “Global Citizen Award”, premio otorgado por el Atlantic Council, en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Reconocimiento entregado “por su ejemplar contribución a la comunidad global y liderazgo innovador en la lucha contra el cambio climático”.

“Esta es la batalla de nuestras vidas”, sentenció el Mandatario, quien ha tenido una semana marcada por sus discursos respecto al rol que debe tener el mundo político y empresarial para hacerle frente al cambio climático. Piñera se paseó por Nueva York con la credencial de ser el próximo anfitrión de la COP25, que estará marcada por la protección a los océanos y los polos, porque «sin azul no hay verde y sin verde no hay vida», sostuvo en su discurso de premiación, ante la Asamblea de la ONU.

«Esta lucha, es la lucha por la sobrevivencia», reiteró en sus intervenciones, en las que criticó el proteccionismo e incredulidad de algunos mandatarios (como Bolsonaro y Trump) y relevó las palabras de Greta Thunberg, la joven activista que ha liderado el movimiento de los niños y las niñas por el cambio climático.

Una semana de ensueño para el Mandatario chileno, ya que logró –en su justa medida– estar en el centro de la atención mundial. Fuentes de Palacio destacan que desde La Moneda lo han levantado como un líder internacional, podio que ha intentado lograr en su segundo periodo a la cabeza de La Moneda. Quienes lo conocen destacan que el Presidente “quiere reconocimiento” y sueña con ocupar un lugar en el mapa político mundial.

“Es como el Capitán Planeta y Forestín, todo junto”, bromea un cercano colaborador del Gobierno, quien confirma que la instrucción comunicacional ha sido recalcar el “liderazgo internacional”, tal como lo hizo la ministra vocera de Gobierno, Cecilia Pérez, quien señaló que los chilenos deberían estar orgullosos del rol que está teniendo el Jefe de Estado. Un papel que en la interna de Chile Vamos no llama la atención, ya que saben que el Presidente siempre quiere “ser protagonista, resaltar” y destacar como “el mejor en todo”, además de una reiterativa obsesión por “superar en los libros de historia a Michelle Bachelet”, lo que incluye tener un cargo a nivel internacional.

Una tarea difícil, asegura Cristián Leporati, académico de Comunicación Política de la UDP. “Piñera no va a ser un referente político en la lucha por el cambio climático, por un tema de credibilidad en las organizaciones no gubernamentales, como Océana o Greenpeace. Para ser un líder internacional debe ser un personaje creíble en este tipo de organizaciones, no solamente en Naciones Unidas o la Unasur, y está muy lejos de convencer que tiene una convicción, más allá de una propaganda para posicionarse en el mercado político internacional”, sostuvo.

El abogado y exsubsecretario de Medio Ambiente (2017), Jorge Canals, comentó a El Mostrador que el tono del Gobierno y del Mandatario parecen disonantes. Ssi bien parece propio que Chile pueda asumir un liderazgo y coordinación en propuestas de proactividad frente al cambio climático, a nivel interno, las cosas parecen sentirse diferentes.

Canals apunta que Piñera tiene sobre la mesa una serie de variables que podría tomar para hacer de la bandera del cambio climático algo creíble a nivel local. Pone como ejemplo el impuesto verde, que hoy llega a los US$ 5 por tonelada de C02, pero que podría fijarse en los rangos sugeridos de entre US$ 30 y U$ 40 dólares. O también modificar la norma de fundiciones que, en todo caso, “afectaría a compañías estatales como Enap y Codelco”.

Fuera de esto, la centralidad en su protagonismo internacional ha comenzado a generar dudas respecto a su falta de atención a lo que está ocurriendo en el país. En el oficialismo, es comentario recurrente en los pasillos la preocupación que existe por cómo se está llevando el Gobierno, “la discusión por Presupuesto está a la vuelta de la esquina y las reformas Tributaria y Previsional siguen pendientes”, lo que estaría generando algunos cuestionamientos en los ministerios y el Congreso.

Tejado de vidrio

Más allá de las críticas políticas a su intento por destacar en el concierto internacional, la temática escogida por el Mandatario ha despertado duras críticas. Cuando fue anunciado su premio, distintas organizaciones medioambientalistas salieron a criticar el “doble estándar” del Gobierno. Greenpeace Chile, Modatima, Oceana y una serie de parlamentarios, entre ellos el senador Guido Girardi, remarcaron un largo listado de políticas públicas que van en sentido contrario a la protección del medio ambiente.

Uno de los logros que más ha destacado el Presidente es el compromiso de Chile de ser carbono neutral al 2050. En Cerrillos, en junio de este año, el Mandatario lanzó el plan de descarbonización, en el que anunció el cierre de centrales a carbón. “Una situación bastante ridícula”, califica el diputado Félix González, del Partido Ecologista, porque “lo que se anuncia es que no se cierran hasta que las mismas empresas lo deseen, se les da plazo hasta el 2040 y a las más antiguas, que tienen más de 50 años, se les da hasta el 2025 para que sigan funcionando. No fue un anuncio para estar contentos, fue para las fotos que se tomaron con las empresas”, destaca el parlamentario.

Misma línea que sigue Matías Asún, director nacional de Greenpeace, quien a pesar de que reconoce que ha habido una apertura para abordar temáticas verdes desde el Gobierno, en la práctica “el desafío más importante, el de descarbonización, queda en nada. Su plan anuncia la salida de centrales que ya estaban de salida y alarga la vida útil hasta el doble de tiempo de otras centrales (…). Es una condena a seguir viviendo con centrales de carbón”. Además, en junio de 2019 se inauguró la Termoeléctrica a carbón de la empresa Engie en Mejillones.

Otro fantasma que amenaza con ser el talón de Aquiles de Piñera, es su negativa a firmar el Tratado de Escazú, al que –según el Jefe de Estado– podría adherir solo si se resguarda de algunas prerrogativas que atentarían contra la soberanía de nuestro país. Según especialistas, el temor de las prerrogativas es que estas abran el camino para que se pueda acudir a tribunales internacionales por litigios contra el Estado de índole medioambiental.

La reforma al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) y la nueva Ley Marco para el Cambio Climático, también han sido blanco de críticas por ser “pro empresas”. El diputado González recuerda que el Gobierno se negó a incluir dentro de la reforma al SEIA un indicador de impacto en el cambio climático, porque este sería incluido en la Ley Marco de Cambio Climático, pero, a pesar de que en la Ley Marco se incluía al SEIA inicialmente, dicho artículo fue sacado durante el proceso de tramitación del proyecto ingresado a principios de este año.

Canals comparte esa opinión. “Hay una serie de injusticias ambientales, pero al parecer todas radicadas localmente. La agenda ha sido confusa. Se propone una reforma al Sistema de Evaluación Ambiental, en pro de destrabar inversiones y no de incorporar en este órgano, con evidentes problemas presupuestarios, las variables de cambio climático a sus evaluaciones. En vez de eso, se crea una oficina de proyecto, la oficina de GPS, que escoge proyectos para ayudarlos a avanzar”, detalla.

También está la crítica al proyecto de ley de Delitos Ambientales, el que es cuestionado por quitarle atribuciones a la Superintendencia del Medio Ambiente. La Corte Suprema emitió un informe sobre el proyecto en el que cuestiona el hecho de que atribuya la capacidad de presentar iniciativas legales contra las empresas solo a la Fiscalía Nacional Económica (FNE), quitándole atribuciones al Ministerio deL Medio Ambiente y al SMA, entre varias otras críticas.

Ha habido otras legislaciones y acciones de Gobierno cuestionadas, como por ejemplo una indicación al proyecto de Protección de Glaciares que restringe su resguardo solo a aquellos insertos en el Inventario Nacional de Glaciares y permite la implementación de proyectos alrededor de dichas masas de hielo, que había sido advertido previamente por el exministro del Medio Ambiente, Pablo Badenier. Además, el Gobierno también pretendió flexibilizar la protección de los humedales ante proyectos inmobiliarios, el que fue rechazado esta semana en comisión mixta.

Y la lista no para. A fines de 2018 se denunció un intento por privatizar la fiscalización del uso del agua, en medio de la tramitación del proyecto “Proinversión” del Gobierno, el que le otorgaba a un perito privado la capacidad de fiscalización en terreno, la cual es responsabilidad de la Dirección General de Aguas.

Otro ámbito que se ha criticado es el respaldo del Gobierno al proyecto Minera Dominga, y del propio Presidente Sebastián Piñera, quien es amigo de Carlos “Choclo” Délano, controlador de Andes Iron. El proyecto ha sido cuestionado por el impacto ambiental que tendría en los océanos, justamente la materia central que quiere imponer el Jefe de Estado para la COP25.

También está la aprobación de la Ley de Pesca en su primer Gobierno, que no solo pasó a la historia por el rol y presiones de Pablo Longueira en su aprobación, sino por favorecer la pesca industrial en los mares. En cuanto a la salmonicultura, “el análisis es gris, el Parque Tantauco y las islas que lo rodean están infestadas de contaminación por plástico de las actividades de acuicultura, la Isla de Chiloé está arrasada por esta industria”, destaca Matías Asún.

Por último, uno de sus flancos más visibles ha sido la fórmula para tratar los conflictos socioambientales en territorios regionales y zonas de sacrificio. La sequía en la Quinta Región y  la saturación ecológica que afecta a Quintero-Puchuncaví han sido portada a nivel internacional. El Presidente Piñera, en su discurso ante la Asamblea de la ONU, sostuvo que se había implementado en la zona un «renovado y exigente plan de descontaminación». Los primeros en reaccionar frente a las palabras del Mandatario fueron precisamente los vecinos de esta zona saturada. La Asamblea de Quintero resaltó que hasta el momento nada ha cambiado, que las empresas siguen contaminando y que, justo en el día que se cumplió un año de las intoxicaciones masivas, estudiantes de colegios públicos pararon nuevamente en los servicios asistenciales con cuadros de intoxicación. Sebastián Piñera omitió ante la comunidad internacional esa información.

Las inversiones no «verdes»

Cuando el Presidente inició su segundo mandato en 2018, optó por congelar su rol empresarial en un fideicomiso ciego. BTG Pactual, Moneda y Altis fueron las empresas que quedaron a cargo de gestionar la administración de acciones chilenas, extranjeras, cuotas de fondos de inversión, fondos mutuos y una cantidad menor de bonos de Sebastián Piñera. En concreto, delegó la administración de su patrimonio invertido en 14 acciones chilenas: Almendral, Andina-A, AntarChile, Cencosud, Cristales, Copec, Embonor-B, ItaúCorp, Interocéanica, Naviera, Quiñenco, SMU, Sonda y Watt’s. Asimismo, acciones de compañías extranjeras, como Bank of America, Citigroup, Coca Cola y Google, entre otras, y cuotas en fondos de inversión de Moneda (Pionero y Small Cap Latinoamérica), fondos mutuos de Security y bonos de Salfacorp.

Pero en esos mandatos no existía indicación de invertir en proyectos o bien en activos amigables con el medio ambiente. Entre dichas inversiones «no verdes» figura el caso de la pesquera Exalmar, por la cual Piñera protagonizó un duro escándalo. El único mea culpa que hizo el Presidente respecto a esa operación, fue no haber delimitado bien su presencia en países limítrofes, pero no por una preocupación ética sobre las compañías o acciones en las cuales se invierte su patrimonio.

Solo como ejemplo de los criterios de inversión que cada una de estas compañías puede tener con el medio ambiente y el cambio climático, AntarChile controla los activos de Celulosa Arauco y Corpesca; Cristales (Cristalerías de Chile) opera dos plantas de fabricación de envases y seis hornos de fundición. Copec, uno de los principales operadores del mercado de los hidrocarburos, tiene participación, además, en el polémico proyecto Mina Invierno.

El alcance patrimonial del fideicomiso ciego del Presidente no concentra la fortuna personal o familiar de este. Uno de sus principales vehículos de inversión, Inversiones Odisea (antiguo Bancard), participa en una veintena de sociedades de inversión e inmobiliarias, además de ser un activo inversionista en fondos alternativos, entre otros internacionales.

En marzo de 2018, un reportaje de El Mostrador comentó que la sociedad tiene participación en 18 sociedades, entre ellas, Redes Telas y Plásticos Argentina, Agrícola y Ganadera Los Corrales, Inmobiliaria Club de Golf Valle Escondido, Inversiones Totoralillo, Inmobiliaria Vergara, entre otras.

Para el analista Cristián Leporati, el problema del Presidente Piñera es que “él durante toda su trayectoria carga con una imagen de empresario, en un país con bastantes prejuicios se va creando un posicionamiento que lo anichó en un segmento que es el de especialista en economía. Tratar de llevarlo a un posicionamiento distinto, sabiendo que él es parte de la oligarquía empresarial y política, es una tarea compleja”.

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