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La insólita autodefensa de Errázuriz: “Jamás ocultamos los delitos de Karadima, lo protegían y ocultaban otras personas” PAÍS Crédito: Agencia Uno

La insólita autodefensa de Errázuriz: “Jamás ocultamos los delitos de Karadima, lo protegían y ocultaban otras personas”

El caso Poblete volvió a poner en el tapete los cuestionamientos al comportamiento que ha tenido la iglesia Católica frente a los abusos eclesiásticos. Uno de esos críticos fue José Andrés Murillo, una de las víctimas de Fernando Karadima, quien valoró el accionar de los jesuitas en esta oportunidad, pero lo atribuyó a que «por primera vez se dieron cuenta de los costos humanos, institucionales y éticos de hacer lo que habían hecho hasta ahora (Ricardo) Ezzati, (Francisco Javier) Errázuriz y compañía, que era cubrir y ocultar». Sus dichos fueron respondidos por uno de los aludidos, el cardenal Errázuriz, quien nuevamente insistió en su inocencia en este tema y aseguró que “es claro que mi proceder no encubrió ni ocultó nada”.


A raíz del informe Bown, que reveló cuarenta y ocho años de abusos (entre 1960 y 2008), un total de 22 víctimas, entre ellas 4 menores de edad, y 3 denuncias de aborto que cometió el fallecido capellán del Hogar de Cristo, Renato Poblete, muchas voces han salido a criticar el actuar en el pasado de la Compañía de Jesús y los jesuitas, pero también han puesto en el tapete el comportamiento de la iglesia frente a otros casos de abusos.

Uno de esos críticos fue una de las víctimas de Fernando Karadima, otro caso emblemático del país, José Andrés Murillo. Si bien valoró el actual informe y la postura de la Compañía de Jesús, ya que antes «se escondió la verdad, se puso eufemismos, se revictimizó a las víctimas. Y aquí, en cambio, se hizo un reconocimiento brutal de los hechos», recordó que quizá los jesuitas actuaron de este modo en el caso Poblete porque «por primera vez se dieron cuenta de los costos humanos, institucionales y éticos de hacer lo que habían hecho hasta ahora (Ricardo) Ezzati, (Francisco Javier) Errázuriz y compañía, que era cubrir y ocultar».

«Hoy eso ya no está y ojalá en otros lugares lo asuman como un nuevo estándar», dijo en una entrevista al diario El Mercurio del pasado 31 de julio.

La réplica de Errázuriz

Dos días después, uno de los aludidos respondió. A través de una carta en el mismo medio, Francisco Javier Errázuriz negó lo dicho por Murillo, agregando que él hizo precisamente todo lo contrario.

«Esta afirmación es falsa. Jamás cubrimos y ocultamos los delitos cometidos por Fernando Karadima. Lo protegían y ocultaban otras personas, de tal manera que la investigación que instruí tuvo que superar varios obstáculos», aseguró.

De acuerdo a Errázuriz, las conclusiones de su informe sobre Karadima «las envié al Vaticano, con la petición expresa de que fuera levantada la prescripción de los presuntos delitos, y que se emitiera una sentencia conforme a la verdad y la justicia».

«En base a los datos enviados, mi sucesor como arzobispo de Santiago, Mons. Ricardo Ezzati, recibió el encargo de comunicarle la sentencia que lo condenaba», remató la misiva, para reafirmar que «es claro que mi proceder no encubrió ni ocultó nada».

Las contradicciones del pasado

La postura reflejada en la carta ha sido repetida en constantes ocasiones por Errázuriz. De hecho, en marzo de este año, concurrió a la Fiscalía para declarar en calidad de imputado, en el marco de casos de abusos sexuales cometidos por religiosos, entre los que se encontraba Karadima.

En esa oportunidad, a su llegada al Centro de Justicia, Errázuriz habló escuetamente sobre el fallo de la justicia que condenó a la Iglesia a indemnizar a los denunciantes de Karadima. Ahí, el cardenal señaló que «está claro que no encubrí a Karadima y eso lo estableció cuando vino la sentencia. La Corte de Apelaciones no usa la palabra encubrimiento porque no es cierta».

El que fuera arzobispo de Santiago en la época en que se destapó el caso del expárroco de El Bosque aseguró que se enteró de los delitos «por los que lo delataron».

Pero el abogado de las víctimas, Juan Pablo Hermosilla, presentó una misiva el año 2018, donde, según el defensor, se contradice. «Él ha dicho que siempre actuó de buena fe, ha dicho que gracias a su trabajo se pudo sancionar al señor Karadima y que mantuvo siempre abierta la investigación. Pero lo que dice la carta es que él cerró la investigación y eso demuestra la mala fe con la que está actuando el señor Errázuriz”, señaló Hermosilla.

En parte de la carta, el cardenal Errázuriz señala que pidió la intervención de un promotor de justicia para recibir las denuncias de las víctimas de Karadima. Pero su redacción esconde un particular argumento (“calmar la agresividad de los acusantes”) y deja en evidencia además un trato preferencial para el entonces poderoso párroco de El Bosque.

“La presentación de las denuncias ante el promotor normalmente calma la agresividad de los acusantes. Por respeto al padre Karadima no le pedí al promotor que lo interrogara, sólo le pedí a monseñor Andrés Arteaga su parecer. El consideró que era todo absolutamente inverosímil. Como se trataba de hechos prescritos, cerré la investigación. Así quise protegerlos, consciente de que mi manera de proceder, si los acusadores llevasen el caso algún día a la prensa, se volcaría en contra de mí”, escribe Errázuriz en la misiva.

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