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Semanas negras para Moreno: el otro dolor de cabeza que «heredó» en el MOP PAÍS

Semanas negras para Moreno: el otro dolor de cabeza que «heredó» en el MOP

Felipe Saleh
Por : Felipe Saleh Periodista El Mostrador
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Asumió a mediados de junio la cartera y a la crisis del agua que se vivió en Osorno, el ministro de Obras Públcias suma otro foco de conflicto en su cartera: la cuestionada concesión de la carretera de la fruta, un tema que no resolvió su antecesor, Juan Andrés Fontaine. Los agricultores del río Cachapoal se oponen al trazado de la carretera que, según advirtieron, va a inundar sus asentamientos. Y están dispuestos a usar todos sus recursos, artillería legal y protestas ciudadanas para impedirlo.


«Si deciden licitar este trazado, tenemos la certeza de que por la vía legal podemos ganar. Presentando recursos de amparo individuales, pueden pasar diez años sin que hagan nada, pero no es lo lógico, nosotros necesitamos la carretera”, enfatizó Carlos Reyes de la Asociación de Ribereños del Río Cachapoal. A diferencia de otras organizaciones de zonas en conflicto ambiental, como Quintero o La Higuera, los agricultores del sector de Pichidegua en la Región de O’Higgins tienen recursos para contratar asesoría legal y de comunicaciones para enfrentar al Ministerio de Obras Públicas y a la única empresa que, hasta ahora, ha presentado una oferta para concesionar el trazado de 142 kilómetros entre Pelequén y San Antonio.

“La comunidad está dispuesta a cualquier cosa. La gente está desesperada, porque ve el absurdo de este trazado”, dijo Reyes, refiriéndose a las comunidades que viven en las localidades de Lamarhue o Patagua Orilla, dedicados al cultivo de uva, papas y maíz, entre otros productos. Ellos conocen la potencia del Cachapoal –“río loco” en mapudungún–, que en un invierno lluvioso puede mover hasta tres mil metros cúbicos de agua por segundo.

“En abril cayó una lluvia normal y estuvo a centímetros de inundarse la posta y la escuela de Patagua Orilla. Imagínese con una carretera que canalice el río, cuando los mapas de inundación que hemos mostrado, demuestran que no se puede canalizar”, explicó Reyes.

Puede que el tema no esté en los titulares de los medios de comunicación, pero eso no quita que la tensión esté latente en la VI Región. El 26 de junio un grupo de vecinos se tomó, por dos horas, la actual carretera en protesta por el posible trazado.

A la espera del ministro

El grupo de ribereños que se opone al proyecto tiene apoyo en los diputados Juan Luis Castro (PS) y Alejandra Sepúlveda (PRI), quienes les ayudaron a gestionar una reunión con la comisión de Obras Públicas de la Cámara Baja, que se realizó el 1 de julio. Más tarde caminaron desde la sede del ex-Congreso hasta el Ministerio de Obras Públicas para reunirse con el subsecretario, Lucas Palacios, quien en dicha cita les habría dicho –según contaron los asistentes– que “si me preguntan a mí, yo haría la carretera por el trazado anterior, pero no me puedo mandar solo”.

[cita tipo=»destaque»]Por ahora el tema sigue en manos del subsecretario Palacios, quien desechó la idea y defiende a Sacyr. «No vislumbramos esa posibilidad, la licitación está correctamente realizada y la oferta del futuro adjudicatario está bien evaluada desde el punto de vista técnico. La empresa cumple con todos los requerimientos financieros exigidos en las bases de licitación”, sentenció.[/cita]

Respecto a esta versión, el subsecretario Palacios explicó que les aclaró a las representantes de las comunidades que están dispuestos a cambiar el trazado. “Los trazados siempre se pueden mejorar y el que corresponde a las zonas de Peumo y Las Cabras tiene oposición de algunas comunidades. Esto el Ministerio lo comprende y el contrato tiene los mecanismos para resolver estas circunstancias, lo cual fue incorporado dentro de las circulares aclaratorias”, precisó la autoridad, quien ha llevado el proceso desde que comenzó esta segunda administración de Sebastián Piñera y el ministro de Obras Públicas era Juan Andrés Fontaine.

Pero desde el 13 de junio, el nuevo ministro del MOP es Alfredo Moreno y los ribereños del río Cachapoal están esperando reunirse con él en los próximos días. Este conflicto –cerca de Santiago y en una zona simbólica del valle Central– se suma a la larga lista de problemas complejos y dolores de cabeza que ha enfrentado Moreno en esta administración piñerista, muy distinta a su experiencia anterior como Canciller, en la cual solo conoció de aplausos y cifras azules en las encuestas, que incluso le dieron un cierto aire presidenciable. Primero fue el Ministerio de Desarrollo Social, donde enfocó toda su gestión al Plan Araucanía y el conflicto en la IX Región, la que fracasó tras el asesinato de Camilo Catrillanca, igual que los problemas que enfrentó con la consulta indígena. Ahora, desde Obras Públicas, enfrentó en terreno la crisis con la sanitaria en Osorno.

Hoy que el problema en Osorno empieza a calmarse, Moreno tendrá que resolver este otro conflicto de la carretera de la fruta, cuya construcción –según el Gobierno– generaría tres mil empleos para las regiones del Maule, O’Higgins y Valparaíso.

Los problemas de Sacyr

Uno de los puntos controvertidos es lo relativo a la concesión, algo en lo que Moreno podría desplegar su talento negociador. Hasta el momento, las bases de la nueva Ruta G-66 parecen favorecer a la única empresa que se presentó a la licitación, la constructora española Sacyr. El proyecto contempla una inversión de US$ 575 millones. Según los cálculos de los que se oponen, el proyecto anterior costaba US$ 150 millones menos y ya le había costado US$ 22 millones al Estado, que debió restituir a un consorcio que se retiró de la obra. El contrato establece un costo para el peaje de $4900 pesos, aunque de los 142 kilómetros solo 12 tendrían doble vía, y la concesión subió de 30 a 45 años.

La empresa en este proyecto corre sola. Y este proyecto de la carretera le viene muy bien en el contexto de su restructuración y los serios problemas financieros y tributarios que presenta la matriz española. En junio, Sacyr en Chile vendió el 49% de su propiedad, siete de sus concesiones en el país, por un total de casi US$ 500 al fondo de inversión chileno Fondo Toesca. La empresa está fuertemente golpeada por problemas en el nuevo Canal de Panamá y el fisco español.

La ruta pasa por la ribera norte del río Cachapoal. Sin embargo, los agricultores de la ribera sur son quienes se oponen al proyecto actual. Aseguran que la canalización del río va a inundar las localidades en que viven.

Pero todavía mantiene la confianza en el mercado local. “Prueba de esto, por ejemplo, es el exitoso cierre a tasas históricas de la emisión de un bono que contó con una gran acogida en el mercado local, al registrarse una demanda de 2,5 veces el precio ofertado, lo que refleja la confianza de los inversionistas, tanto en la estrategia que está llevando la compañía en Chile, como en la positiva evolución que se espera de los negocios grupo”, afirmaron al interior de la empresa y agregaron que “el ingreso del Fondo Toesca nos fortalece, reafirma nuestra vocación de inversión en el país, especialmente en nuevas concesiones de infraestructura que impulsa el Ministerio de Obras Públicas”.

Sin embargo, los ribereños que se oponen al proyecto le piden al ministro Moreno que declare desierta la licitación y no se la entregue a esta empresa «con problemas financieros”, como recalcó uno de los agricultores de la zona, Oscar Montedónico.

Por ahora el tema sigue en manos del subsecretario Palacios, quien desechó la idea y defiende a Sacyr. «No vislumbramos esa posibilidad, la licitación está correctamente realizada y la oferta del futuro adjudicatario está bien evaluada desde el punto de vista técnico. La empresa cumple con todos los requerimientos financieros exigidos en las bases de licitación”, sentenció.

Para tratar de calmar los ánimos, el subsecretario insistió en que «al revés de generar riesgos, el diseño plantea una solución para que los habitantes de este tramo no se vean afectados por las inundaciones que han ocurrido en el pasado. La idea es que estos proyectos sean beneficiosos y no impliquen un sacrificio para nadie. Sin perjuicio de eso, existen los mecanismos para hacer ajustes o modificaciones de trazado si fuese necesario”.

Su visión es contraria a lo que piensan los ribereños, para quienes esas defensas fluviales a la ribera norte harán que el inmenso caudal del agua inunde Pichidegua.

 

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