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Fernando Atria y la interna del PS: Maya Fernández «representa el nuevo liderazgo que el partido necesita» PAÍS

Fernando Atria y la interna del PS: Maya Fernández «representa el nuevo liderazgo que el partido necesita»

Según el abogado, es bueno que haya una elección en el PS y, por eso, confirmó que «vamos a levantar una opción que sea alternativa a la actual conducción, porque no estamos de acuerdo con los resultados que ha tenido para la izquierda y para Chile. Esperamos que esa alternativa sea lo más amplia posible, que represente la mayor diversidad, tiene la posibilidad de unir a diferentes sectores y recuperar el PS en su institucionalidad para el militante». Para Atria, la directiva de Elizalde recibió «un mandato bien claro del Congreso del PS, de buscar dos cosas: la unidad lo más amplia posible entre oposición y, segundo, la unidad de la izquierda, y en ambas dimensiones está claro que no se ha avanzado mucho». Y, de paso, advirtió que «si la DC no está disponible para un proyecto transformador, tendremos que construirlo sin ella. Pero el sentido de construcción es precisamente ir sumando apoyos, que al principio pueden estar dubitativos. Lo que no podemos ya permitirnos es buscar apoyos poniendo en riesgo nuestra credibilidad».


A medida que se acercan las elecciones internas del 26 de mayo, las aguas en el PS se están agitando semana a semana cada vez más. El timonel, Álvaro Elizalde, pretende ir a la reelección para conducir al partido otros dos años y, si bien cuenta con el apoyo de Grandes Alamedas, el Tercerismo y una parte de la Nueva Izquierda de Camilo Escalona, no son pocos los que se están organizando para levantar una opción competitiva.

De hecho, ayer a final del día hubo una reunión que aglutinó varias corrientes internas y distintas figuras del PS, desde los diputados Marcelo Schilling, Raúl Saldívar, Jaime Naranjo, Juan Luis Castro y Manuel Monsalve, a dirigentes de la Convergencia y la Izquierda Socialista. Para esta última, estas elecciones serán la segunda interna formal en la que compiten desde que se gestó, el año 2015, como una corriente más dentro de la colectividad y uno de sus máximos exponentes, el abogado Fernando Atria, repasó, en entrevista con El Mostrador, las tareas que debe enfrentar el socialismo para intentar recuperar el rol articulador de las fuerzas de oposición.

Para Atria, la Izquierda Socialista se ha convertido «en una voz importante al interior del PS, hemos hecho una contribución digna de ser destacada a la articulación dentro del partido de un discurso antineoliberal, de un discurso más claro que el que existía antes. Creo que hemos contribuido a su articulación más clara y eso se ha notado». Agregó que «es un hecho que la oposición no está articulada, que no está organizada, que no ha sido posible dar con la fórmula para dar con la unidad y, desde el punto de vista de la interna del PS, tiene que ser entendido como un déficit de la actual conducción, que recibió el partido como oficialista y lo entrega como uno en la oposición».

Según el abogado, la mesa directiva de Elizalde recibió «un mandato bien claro del Congreso del PS, de buscar dos cosas: la unidad lo más amplia posible entre oposición y, segundo, la unidad de la izquierda, y en ambas dimensiones está claro que no se ha avanzado mucho. Eso tiene que ser interpretado como un problema de liderazgo, el PS no está siendo capaz de cumplir sus funciones como corresponde».

-¿Pero la directiva hace un buen balance, no hay autocrítica y Elizalde va a la reelección?
-Nosotros por eso mismo estamos buscando, estamos en conversaciones con otros grupos dentro del PS para, precisamente, levantar una alternativa a esta conducción. Queremos ofrecer una alternativa, una que entienda el desafío fundamental de la oposición hoy en día, la contribución que el PS hace de ello, la construcción creíble de un programa de transformación para la superación del neoliberalismo, esa es la cuestión central, eso es lo que define con quién nos juntamos y con quién conversamos o no, cuáles son las fuerzas que hay que articular. Creo que está bastante claro que la credibilidad de los partidos de la ex Nueva Mayoría es bastante baja, el problema es de credibilidad y, entonces, necesitamos un PS que pueda liderar ese proceso y, para hacerlo, tiene que hacerlo con credibilidad. Eso es lo que le falta.

-¿Una mesa integrada no sería una solución para mejorar y darle más contenido a lo que está haciendo el PS?
-El sistema de gobierno del PS es más bien de gobierno que presidencialista. En estas elecciones, en rigor, no se va a elegir un presidente del PS, se eligen miembros del Comité Central y ellos producen la mesa que dirige el partido. La idea de un sistema de ese tipo, que a mí me parece una buena idea, es que la conducción del partido emerge de la discusión que se pueda dar en un Comité Central, en el cual están representadas las diferentes sensibilidades. Nosotros aspiramos a que la próxima conducción pueda apelar a todos los militantes e incorporarlos a todos, es un aspecto fundamental, se necesita una nueva gobernanza, porque al interior del PS –y creo que  pasa en otros partidos también– se reproduce el mismo divorcio que uno puede observar en la política en general, que es clarísimo y que necesita ser suturado, entre lo que se llama la clase política y la ciudadanía, que siente que la clase política está cada vez más alejada de ellos, que no tiene nada que ver con ellos. En el PS se produce el mismo divorcio entre la cúpula partidaria y las bases militantes, el que está en el PS porque es socialista y cree en el socialismo, que espera que el PS algo diga. Restablecer esa relación que está fracturada, es una cuestión esencial dentro del partido.

-Le preguntaba por un acuerdo que evitara la competencia…
-Es bueno que haya una elección. Vamos a levantar una opción que sea alternativa a la actual conducción del partido, porque no estamos de acuerdo con los resultados que ha tenido esta conducción para el PS, para la izquierda y para Chile. Esperamos que esa alternativa sea lo más amplia posible, que represente la mayor diversidad dentro del PS, tiene la posibilidad de unir a diferentes sectores y recuperar el partido en su institucionalidad para el militante. Sería buena idea tener un PS donde los plebiscitos se anuncien con más de 48 horas de anticipación, donde las reuniones del Comité Central tengan actas conocidas, donde para conocer cuáles son las maneras en que se gastan los recursos del partido no sea necesario ir al Consejo para la Transparencia, son cuestiones bien básicas, una institucionalidad al servicio de las ideas socialistas, un partido de los militantes y no de las cúpulas. Una nueva gobernanza del PS es una idea que va a servir para alinear en una alternativa común a distintas personas, grupos y sectores del PS, que tenemos diferencias políticas, pero que estamos de acuerdo en que la actual manera de institucionalidad hoy está debilitada por la conducción actual.

[cita tipo=»destaque»]»Todo hoy día tiene que ser pensado desde el punto de vista de si contribuye o no a la credibilidad. Qué credibilidad tendría, por ejemplo, la posición del PS de estar esforzados en la articulación de un proyecto para la superación del neoliberalismo, si la DC vota a favor de legislar la Reforma Tributaria y para nosotros eso no tiene ningún efecto, todo sigue igual. O qué credibilidad tendría que el PS dijera que estamos en la lucha frontal contra la corrupción y, cuando aparece que un senador socialista habló con el Fiscal Nacional, cuando había una investigación que estaba en su región respecto de corrupción en el Poder Judicial, el PS dijera ‘bueno, los senadores pueden hablar con quien quieran, así que ya, listo, estamos bien’. ¡No! Me refiero a la situación del senador Juan Pablo Letelier, ese hecho tiene que ser investigado, el PS no pueden mirar para el otro lado».[/cita]

-Desde la conducción de Isabel Allende que el partido se ha ido desdibujando, perdiendo la fuerza política que tenía antes, no solo con esta última mesa directiva…
-Por cierto, así como también esto es un reflejo de lo que pasa en la política nacional, también la forma en que la política en la cual estamos acostumbrados ha ido haciendo las cosas en general. Entonces, cuando uno dice hoy que la política necesita restablecer la relación entre la clase política y la ciudadanía, no está diciendo nada nuevo. En el PS es lo mismo, uno puede mirar para atrás y ver que el problema de una militancia que quiere un partido distinto viene de antaño. La propia elección de Isabel Allende tenía la promesa de que el partido iba a ser distinto y despertó esperanza en parte de la militancia y eso, lamentablemente, no resultó bien, terminó con ella renunciando a su candidatura presidencial, cuando era obvio que de parte del PS se esperaba que asumiera. El problema sigue sin solución y se hace evidente y cada vez más urgente solucionarlo, al menos enfrentarlo.

-¿Qué es más grave, el problema de conducción política o la falta de contenido que ha afectado al PS?
-Creo que son dos manifestaciones del mismo problema, pero la verdad es que la cuestión más problemática, pensando también en la oposición, es que estamos en un momento en que lo que necesitamos no es simplemente decir cosas antineoliberales, que queremos acabar con las Isapres o que queremos un sistema de salud universal, el problema fundamental es de falta de credibilidad. Cuando el PS dice que queremos participar de la construcción de un proceso de transformación para la superación del neoliberalismo en Chile, el problema fundamental es de credibilidad, entonces, cuando uno enfrenta un problema así, la solución es hacer cosas. El PS necesita mostrar lo que queremos hacer en Chile, ser capaces de hacerlo con la política partidaria, entonces nos preocupa que la política partidaria sea transparente, participativa.

-¿Eso pasa por arreglar los problemas de padrón del partido, recuperar la imagen del PS manchada con problemas de probidad y lo sucedido con las narcorredes en San Ramón?
-Todo hoy día tiene que ser pensado desde el punto de vista de si contribuye o no a la credibilidad. Qué credibilidad tendría, por ejemplo, la posición del PS de estar esforzados en la articulación de un proyecto para la superación del neoliberalismo, si la DC vota a favor de legislar la Reforma Tributaria y para nosotros eso no tiene ningún efecto, todo sigue igual. O qué credibilidad tendría que el PS dijera que estamos en la lucha frontal contra la corrupción y, cuando aparece que un senador socialista habló con el Fiscal Nacional, cuando había una investigación que estaba en su región respecto de corrupción en el Poder Judicial, el PS dijera ‘bueno, los senadores pueden hablar con quien quieran, así que ya, listo, estamos bien’. ¡No! Me refiero a la situación del senador Juan Pablo Letelier, ese hecho tiene que ser investigado, el PS no pueden mirar para el otro lado.

-Deteniéndonos en el tema de Letelier, dada la condición de cacique del senador en su región y como parte de la «aristocracia política» del partido, ¿es primera vez que en el PS piden públicamente que se investigue y se le lleve al  Tribunal Supremo?
-¿Cuál es el costo de dejarlo pasar, de decir ‘ya hablé con el senador y me dijo que habló con el fiscal por temas de desorden’ y nos quedamos satisfechos con eso? Cuando la ciudadanía nos mira hablar en contra de la corrupción, entonces deberían saber que nuestros dichos son puro humo. La manera de recobrar credibilidad no es diciendo cosas, es haciendo cosas, por ejemplo, tomando una postura, no digo condenar ni nada, pero no podemos mirar para otro lado cuando sale esta situación.

-¿Y qué cree puntualmente del tema de Letelier?
-La pregunta no es qué es lo que uno crea, porque no tengo todos los antecedentes, pero lo que el Tribunal Supremo debería hacer es convocarlo, llamarlo, que explique un poquito más largo que lo que se puede ver en dos tuits y, después, pronunciarse. No me arrogo la condición de juzgar a nadie, lo que yo digo es que si el PS quiere tener una posición creíble ante la ciudadanía, no puede mirar para el lado ante cosas como esta, tiene que decir ¡no!, esto debe ser investigado, discutido y, en su caso, bueno, terminar en sanciones si corresponde, y si no, no.

-¿Elizalde puntualmente ha tenido mano muy blanda con los temas de ética y corrupción al interior del partido?
-No sé si de mano blanda, pero creo que efectivamente las situaciones que han ocurrido han ameritado una reacción más categórica que las que vimos. Cuando fue lo del alcalde Aguilera, la primera reacción de la mesa fue pedir su suspensión, al final terminó siendo expulsado, pero la solicitud de expulsión no vino de la mesa, vino del partido.

-Y se demoraron días…
-Se demoraron más de lo que se deberían haber demorado, pero la hicieron, hay que reconocerlo. Hay muchas insinuaciones de la situación de Aguilera, que estaría por volver al partido, en fin, efectivamente parte de la falta de credibilidad del partido se explica por lo que el PS ha hecho o no ha hecho en el pasado.

Una mujer dura

-Las fuerzas internas ya no funcionan con las lógicas que funcionaban antes, la Nueva Izquierda tiene una fragmentación importante, hubo un quiebre entre Mahmud Aleuy y Camilo Escalona que parecería definitivo, la reelección de Elizalde no convemce a todos. ¿Se está atomizando el PS?
-El Partido Socialista ha sufrido un proceso de despolitización, que genera en tiempos difíciles fragmentación y en eso estamos ahora. La manera de responder a esa despolitización, la solución, es politización. Hoy el PS existe para realizar una contribución importante para la construcción de un proceso de transformación para hacer de Chile un país posneoliberal, eso debe estar vinculado a cada declaración, a cada acto, a cada acción, a cada votación y opinión que el partido y sus dirigentes dan. Siempre tiene que ser posible decir se hizo esto, se dijo esto, se actuó de este modo, se votó de este modo, porque de ese modo se contribuye a la articulación de un proyecto político.

-¿Cree que es positivo lo que pasó en la elección de las Juventudes Socialistas y que fue un buen síntoma en ese sentido?
-Sí, fue un buen síntoma, porque mostró que, más allá de las divisiones entre facciones, había la necesidad de articular un posicionamiento político. Yo tengo expectativas de lo que el presidente de las Juventudes, el diputado Juan Santana, pueda hacer en esa materia.

-Hablando de articulación, ¿están conversando con Mahmud Aleuy, Gonzalo Durán, Maya Fernández y con otros que se han mostrado disidentes a la gestión de Elizalde?
-Hemos conversado con todos, la idea es que sea una lista lo más amplia posible, cuyo centro sea la necesidad de una nueva gobernanza del Partido Socialista para rescatar su institucionalidad y, en ese sentido, espero que podamos armar una lista bien amplia. Que la compañera Maya Fernández pueda encabezar esa lista, una mujer, no cualquier mujer, una mujer dura, como le dijo una vez el Presidente Piñera y que es muy querida dentro de la familia socialista. Ella representa el nuevo liderazgo que el Partido Socialista necesita.

-¿Cuáles son las fortalezas de Maya Fernández?
-Su periodo como presidenta de la Cámara de Diputados fue exitoso, representa una posición de izquierda dentro del PS, ella no está vinculada al juego del poder de facciones dentro del partido. Entonces, desde del punto de vista de rescatar el Partido Socialista, para ponerlo al servicio de un proyecto de socialismo democrático, es la mejor persona hoy día.

-¿Tienen la fuerza para que Maya Fernández sea la presidenta del PS y no ser algo testimonial? 
-Nosotros queremos armar una lista competitiva, no queremos participar en una elección por razones puramente simbólicas, no nos interesa dar testimonio de nuestra virtud, nos interesa tener eficacia, yo creo que se está articulando una visión común de la necesidad de un PS distinto, que va a hacer de esta elección una que no va a ser simplemente la ratificación de un acuerdo previo entre algunos poderosos, en eso estoy bien optimista.

-¿Cuál debería ser la ruta del PS durante los próximos dos años, considerando lo difícil que ha sido el primer año de Sebastián Piñera?
-Déjame decir un par de cosas sobre el Gobierno de Piñera. Está claro que, a diferencia de su primer Gobierno, tiene una agenda de desacreditar un proyecto transformador como el que condujo o trató de conducir el Gobierno de la compañera Michelle Bachelet. Quieren deslegitimar esa agenda transformadora, no por cuatro años ni por ocho años, sino por una o dos generaciones, esa es la figura, por eso la Reforma Tributaria es pensada para beneficiar al capital y la de pensiones para relegitimar la idea de la capitalización individual, por eso no hay ahorros solidarios ni ninguna dimensión de reparto. Y su Reforma Laboral no pretende dar protección a los trabajadores, todo lo contrario, es más precarización, en los hechos más renta para el capital, para el poder económico y más precarización y endeudamiento para los chilenos. Eso es lo que ocurre en educación, salud, pensiones.

-Por lo mismo le preguntaba cuál es el papel que tiene que jugar el PS en estos dos años, cuál es la ruta.
-El PS se enfrenta a un Gobierno débil, lo que quiere decir es que busca maneras de actuar y una que ha encontrado es demagogia, apoyarse en las encuestas o en la manipulación de historias individuales, como el paseo que se dio la ministra de Educación durante el verano, que iba buscando casos cuidadosamente seleccionados con pinzas de frustración en la admisión escolar, para después decir tenemos un problema generalizado con la admisión. Lo mismo con el control preventivo de identidad, todo eso responde al mismo patrón: forzar las cosas apelando a las encuestas de la manera más tosca y directa posible. En ese contexto, lo fundamental es la construcción de un proyecto alternativo en la oposición, eso es lo que uno tiene que entender, esa es la necesidad actual y el problema central, porque en la derecha lo que dicen es que en la última elección presidencial lo que se mostró es que los chilenos son masoquistas, quieren más neoliberalismo y eso es totalmente falso. El problema que hay en Chile es que los chilenos han aprendido, tienen una desesperanza aprendida, que la política no sirve para transformar, les han prometido una y otra vez trasformaciones y nunca han sido posibles, siempre han sido a medias, por eso el problema central es de credibilidad.

-¿Cómo se revierte eso?
-Para articular un proyecto transformador, esa credibilidad tiene dos elementos fundamentales. Uno, que nuestras propuestas transformadoras tienen que ser técnicamente validadas. Mucho daño hizo –parte inventado por la derecha, pero también había una base de verdad– a la agenda de Bachelet que se mirara muchos de sus proyectos como si fueran mal hechos o improvisados, es algo que no es tolerable, no sirve decir solamente queremos acabar con la AFP y traer un sistema de reparto. La otra parte se refiere al modo en que el partido actúa, este proyecto de transformación tiene que ser uno que se note en las cosas que el PS hace, opina, participa y aquellos con quienes nos relacionamos. Si tenemos un socio que está remando para el otro lado, bueno, eso no quiere decir que a la primera vamos a cortar con él, pero sí nos vamos a dar por enterados, decir ‘bueno, aquí tenemos un problema’.

-¿Y lo sucedido con la Reforma Tributaria es la primera vez que sucede eso con la DC, si han privilegiado el entendimiento primero con el gobierno antes que con la oposición durante un año?
-Sí, por cierto, no hay que hacerse el tonto, no hay que solamente decir ‘si igual necesitamos a la DC. Si la Democracia Cristiana no está disponible para un proyecto transformador, tendremos que construirlo sin ella. Pero el sentido de construcción es precisamente ir sumando apoyos, que al principio pueden estar dubitativos. Lo que no podemos ya permitirnos es buscar apoyos poniendo en riesgo nuestra credibilidad.

-¿En qué sectores de la oposición ve que están haciendo esta reflexión, especialmente en este primer paso de recuperar la credibilidad?
-Es un diagnóstico que con otro nombre se está haciendo común. Cada vez más escucho preocupación por este creciente divorcio entre la clase política y la ciudadanía, la falta de credibilidad en la política. Cómo restablecer esa relación y hacer que la política pueda recobrar su posición de canalizador de las demandas que surgen de la sociedad, esa es una preocupación que la veo muy presente dentro de varios de los grupos importantes del Frente Amplio, de muchos socialistas, también en otros partidos y sectores, en términos de la conciencia de la necesidad de esto.

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