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Hinzpeter vuelve a marcar posición y defiende intento de sancionar el negacionismo PAÍS Crédito: Agencia UNO

Hinzpeter vuelve a marcar posición y defiende intento de sancionar el negacionismo

El ex ministro del Interior de Piñera hizo una nueva defensa cerrada sobre por qué hay que sancionar penalmente el negacionismo, marcando profundas diferencias con lo que plantean el propio Presidente y Chile Vamos. “La libertad de expresión es básica, esencial, debemos cuidarla y fortalecerla, pero a veces -pocas y cuidadosamente- eso supone regularla para no tolerar su abuso por los que no toleran o se aprovechan de nuestra forma de convivencia civilizada”, argumentó la ex mano derecha de Piñera.


A través de una carta al director a El Mercurio, el ex ministro del Interior Rodrigo Hinzpeter volvió a marcar posición a favor del proyecto que busca sancionar penalmente el negacionismo.

Con este artículo, Hinzpeter vuelve a insistir en su punto, a contrapelo de Chile Vamos e incluso del mismo Presidente Sebastián Piñera, quienes se han opuesto con todo a este proyecto promovido en la Cámara Baja por diputados de oposición.

De hecho, el Presidente fue consultado ayer en el matinal de Canal 13 al respecto, y se cuadró con la postura de la coalición oficialista, rechazando el proyecto bajo el argumento de que “el peligro de la verdad oficial es de tal magnitud que yo le tengo resistencia a todo lo que sea castigar el pensamiento (…) El pensamiento tiene que ser libre como los pájaros”.

Sin embargo, la postura de Hinzpeter es clara: “Sinceramente, creo que desconocer horrores formalmente establecidos desconoce la institucionalidad que los dio por acreditados, es socialmente dañino, nos acerca a su reiteración, afecta la dignidad humana en su globalidad y, ciertamente, es agraviante para quienes los sufrieron. La libertad de expresión es básica, esencial, debemos cuidarla y fortalecerla, pero a veces -pocas y cuidadosamente- eso supone regularla para no tolerar su abuso por los que no toleran o se aprovechan de nuestra forma de convivencia civilizada”, plantea.

Hinzpeter se encuentra autoexiliado de la arena política, y reapareció en el debate público para fijar su postura en este tema. Durante su gestión como brazo derecho de Piñera en su primer gobierno, fue impulsor del concepto de la “nueva derecha”, intentando un giro más liberal del sector. Su irrupción ahora definitivamente llama la atención porque se produce en un momento en que la batuta de la coalición oficialista ha sido tomada por las posiciones más ultras.

 La réplica a Carlos Peña

En la columna, Hinzpeter responde al artículo del rector de la Universidad Diego Portales Carlos Peña, “Negacionismo y libertad de expresión», publicado en el mismo medio, donde el académico plantea su oposición al proyecto.

De acuerdo al también columnista de El Mercurio , “a pesar de las apariencias, una regla como esa no debiera ser aprobada», pues «si se hace callar de esa forma a quienes niegan las violaciones a los derechos humanos, no solo la libertad de expresión se vería amagada o inhibida, sino que también la propia causa de los derechos humanos aparecería perjudicada».

Sin embargo, Hinzpeter responde que “con cautela, sabiduría y capacidad reflexiva, soy partidario de que las sociedades sancionen el negacionismo, aun cuando tengo conciencia de que se trata de una cuestión difícil, en la que, legislativamente, se trazan líneas delicadas que norman el ejercicio de derechos muy importantes. Por eso, como cuestión primera, expreso que me alegra y entusiasma el debate respetuoso, que hace mejor nuestra sociedad, la hace más viva, alerta e inteligente».

Hinzpeter asegura que discrepa de Carlos Peña en un par de cuestiones, como que “el columnista señala que son las sociedades abiertas las que reconocen la libertad de expresión, sean sus puntos de vista mayoritarios o minoritarios. Sugiere, entonces, que sancionar el negacionismo nos convertiría en una sociedad más cerrada o menos libertaria. Omite explicar cómo países como Francia, Austria, Bélgica o Alemania se han convertido en sociedades más cerradas al sancionar el negacionismo. No creo que haya pasado por alto que esas naciones, a diferencia de otras sociedades abiertas que no sancionan el negacionismo, sufrieron en carne viva, en su alma más íntima, horrores que no desean olvidar ni mucho menos repetir y que, luego de años en que emplearon el more speech como antídoto (que es la fórmula que sugiere también Carlos Peña), se apercibieron de que no era suficiente. De hecho, las leyes respectivas son relativamente recientes”.

Añade que “Carlos Peña expresa que los que él denomina negacionistas chilenos, en realidad no desconocen las violaciones a los DD.HH. ocurridas en nuestro país, sino que buscan contextualizarlas o explicarlas. Bueno, entonces el ejemplo es erróneo, toda vez que en ese caso no se trataría de conductas negacionistas, pues es el desconocimiento de los hechos y no su contextualización lo que me parece se debe sancionar. Creo que Austria, indiscutiblemente, hasta hoy en día una de las naciones más afectadas por el nazismo, es la única que también sanciona conducta de «justificación».

Finalmente, precisa que “negar o banalizar horrores es siempre una forma de discurso de odio. Es evidente que la conducta del negacionista incita a odiar a quienes, falseando la realidad, incurriendo en mentira, logran persuadir a una instancia formalmente establecida, y se atribuyen y consiguen malamente se les atribuya haber sido víctimas de atrocidades que jamás ocurrieron».

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