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Correa pierde su toque: caso Cheyre corona el año más rudo para Imaginacción PAÍS

Correa pierde su toque: caso Cheyre corona el año más rudo para Imaginacción

Felipe Saleh
Por : Felipe Saleh Periodista El Mostrador
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En la industria de lobby dicen que ese sello de éxito e influencia, que ostentó por dos décadas, viene en declive desde que estalló el caso Penta en 2014, cuando no logró que las partes se inhibieran de pedir prisión preventiva para los controladores del holding, Carlos Lavín y Carlos Alberto Délano. Luego apareció su relación con SQM y sus declaraciones en las que afirmó que el financiamiento irregular de la política «no es corrupción». Todos los últimos casos «calientes» que ha tomado –Abreu, López, Iglesia católica, Javiera Blanco– han terminado con sus protagonistas derrotados, acusados o con sus imágenes públicas irremediablemente dañadas.


Es 1996 y, en el Hotel Plaza el Escorial de Madrid, el agregado militar de Chile en España, coronel Juan Emilio Cheyre, ha ayudado a organizar el seminario «Las Fuerzas Armadas y la transición. El caso de Chile y España». El panel es estelar, hay «barones» del PSOE y la crema del socialismo chileno, entre ellos, Ricardo Lagos Escobar, entonces ministro de Obras Públicas, y Enrique Correa, ex ministro secretario general de Gobierno, quien en ese momento ya había dejado la política contingente y fundaba su oficina de consultores, la que después pasó a llamarse Imaginacción.

Correa desarrolló un talento especial para negociar con militares durante los cuatro años que ejerció como vocero en La Moneda durante el Gobierno de Patricio Aylwin, al punto que Augusto Pinochet prefería entenderse con él que con el ministro de Defensa de esos años, Patricio Rojas. Y en ese seminario en España quedó claro que debía explotar su habilidad de «interlocutor» entre las personas con voluntad de poder, como lo hizo allí, donde acercó a Lagos con Cheyre, quienes coincidieron en que los acuerdos entre militares y civiles eran la mejor forma de pavimentar la transición.

Cuatro años después el ministro de Obras Públicas se convirtió en Presidente de la República y Cheyre era jefe del Estado Mayor del Ejército. En 2001, Lagos lo nombró comandante en Jefe.

Los seis años del gobierno de Lagos fueron el apogeo de Correa como el «orejero» preferido de los políticos y el articulador predilecto de los empresarios al tocar las leyes sus intereses en el Congreso. Con el correr de los años, la lista de sus clientes –que es confidencial– se ha abultado y por ella han pasado cadenas de farmacias, forestales, mineras como SQM, que nunca tuvo problemas con los gobiernos de turno mientras él la asesoró, y conglomerados como Penta, que lo convocó a su comité de crisis para enfrentar el escándalo judicial por evasión de impuestos.

En 2004, Correa renunció al PS tras la polémica interna que desató en la colectividad su condición de asesor del Consejo Minero en la discusión del royalty que, gracias a su habilidad, resultó en un impuesto poco agresivo para la industria.

A fines de la semana pasada, Imaginacción celebró 22 años con una comida para sus cincuenta trabajadores, por cuarta vez aparecieron como la oficina de lobby más influyente de Chile, ranking del poder que realiza La Tercera en conjunto con Cadem. Correa sabe que puede lucir las 600 situaciones de crisis que ha resuelto desde su oficina en estas dos décadas.

Pero también es cierto que la oficina que funciona en Providencia 1760 no ha tenido un buen año. Desde 2013 asesora gratis a Cheyre, favorito de los políticos que lo nombraron en el Consejo Directivo del Servel, del cual salió tras las acusaciones de encubrir 15 asesinatos de la Caravana de la Muerte en La Serena. El viernes 9 de noviembre, el juez Mario Carroza lo condenó y, con ello, la imagen del «general del nunca más» parece irreversiblemente dañada.

Pasos en falso

En mayo, Imaginacción fue contratada por Herval Abreu –el director de televisión acusado de abuso sexual–, que al poco tiempo prescindió de sus servicios, en desacuerdo con la estrategia que estaban llevando adelante en su caso. En junio, atendieron al director de cine Nicolás López. Ahí, Correa demostró que todavía puede activar sus contactos en los medios de comunicación e hizo que el cineasta apareciera en La Tercera hablando de un proyecto de película feminista contra el abuso, justo antes que la Revista El Sábado de El Mercurio revelara las acusaciones de acoso sexual en su contra.

[cita tipo=»destaque»]A fines de la semana pasada, Imaginacción celebró 22 años con una comida para sus cincuenta trabajadores, por cuarta vez aparecieron como la oficina de lobby más influyente de Chile, ranking del poder que realiza La Tercera en conjunto con Cadem. Correa sabe que puede lucir las 600 situaciones de crisis que ha resuelto desde su oficina en estas dos décadas.[/cita]

Días después, López se defendió en una entrevista, pero su reputación ante la opinión pública no mejoró ni un centímetro.

Después, en septiembre, la marca Imaginacción volvió a salir al ruedo asociada a Cristián Precht, quien fue expulsado de por vida del sacerdocio por orden del Vaticano, tras considerarlo culpable de las acusaciones de abuso sexual. Correa no pudo contener la caída del mítico cura de la Vicaria de la Solidaridad en la dictadura. Ya no son los tiempos en que sus gestiones en los temas claves de la Iglesia católica le resultaban a pedir de boca, como lo demostraban los correos de los cardenales Ricardo Ezzati y Francisco Javier Errázuriz, quienes mencionaban al fundador de Imaginacción como la persona que podría ayudar a bloquear el nombre de Felipe Berríos como capellán de La Moneda.

Imaginacción ha asesorado a la ex ministra de Justicia, Javiera Blanco, cuestionada por su responsabilidad política en las muertes de menores al interior del Sename y las irregularidades financieras del caso Ascar. La estrategia de Correa no ha surtido efecto y Blanco, refugiada desde que salió de la administración bacheletista como consejera en el Consejo de Defensa del Estado (CDE), optó por renunciar a dicho cargo.

Para algunos en la industria de lobby, la pérdida del «toque» de Correa viene desde que estalló el caso Penta en 2014, cuando no logró que las partes se inhibieran de pedir prisión preventiva para los controladores del holding, Carlos Lavín y Carlos Alberto Délano. Luego apareció su relación con SQM, y las declaraciones del propio Correa diciendo que el financiamiento irregular de la política «no es corrupción».

Todos los últimos casos «calientes» que ha tomado –Abreu, López, Iglesia católica, Javiera Blanco– han terminado con sus protagonistas derrotados, acusados o con sus imágenes públicas irremediablemente dañadas.

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