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«Percibo aquí, una operación político-comunicacional, con posibilidades que pueda ser incluso una operación de bandera falsa» Pablo Jofré Leal, analista internacional, desmenuza el conflicto en Siria

«Percibo aquí, una operación político-comunicacional, con posibilidades que pueda ser incluso una operación de bandera falsa»

El periodista, quien ha escrito extensamente para cadenas como Hispantv de Irán, Telesur, Rusia Today y Sputnik, subraya que dicha operación está «destinada a generar un punto de inflexión que de pretexto a Estados Unidos a enviar tropas a territorio sirio alegando la protección de la misma población a la cual ha ayudado a masacrar. No hablo aquí que no haya presencia de un gas mortal, que lamentablemente ha significado constatar la muerte de decenas de personas, sino más bien una operación destinada a encontrar la excusa, el pretexto que Estados Unidos y los sectores de su administración más decidido a atacar Siria, para bombardear ese país a contrapelo de cualquier autorización del Consejo de Seguridad de la ONU. Pruebas sobre operaciones de bandera falsa hay muchas y en muchas de ellas Washington aparece como actor principal».


-¿Existen pruebas del ataque con armas químicas? ¿Fue el líder sirio el responsable?

-No existe prueba alguna que pueda presentar el gobierno de Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña o cualquier de los aliados de Washington en Oriente Medio que salieron a condenar al gobierno sirio y responsabilizarlo de un bombardeo con armas químicas en la ciudad de Kham Sheikhoun, en la provincia de Idlib, cerca de la frontera con Turquía. Bombardeo que habría ocasionado la  muerte de casi un centenar de personas, entre ellos  35 niños.

Llamó la atención, que a pocos momentos de ocurrido el ataque de un aún indeterminado gas  (se habla, sin asegurarlo con certeza que la sustancia que ocasionó un centenar de muertes sería gas sarín o un organofosfato, un plaguicida) existía presencia de elementos de los Cascos Blancos en el sitio, sin protección alguna, contradiciendo toda norma de seguridad frente a la presencia de armas de este tipo.

Con qué precisión, de qué fuentes confiables podía provenir la información manejada por la Casa Blanca y sus aliados para determinar con tal exactitud que el ataque fue perpetrado por las fuerzas sirias desde la base de Al Shairat, cuestión que habría determinado que Trump haya decidido bombardear dicha base área en la provincia de Homs con medio centenar de misiles Tomahawk.

Percibo aquí, una operación político-comunicacional, con posibilidades que pueda ser incluso una operación de bandera falsa, destinada a generar un punto de inflexión,  que de pretexto a Estados Unidos a enviar tropas a territorio, sirio alegando la protección de la misma población a la cual ha ayudado a masacrar. No hablo aquí que no haya presencia de un gas mortal, que lamentablemente ha significado constatar la muerte de decenas de personas, sino más bien una operación  destinada a encontrar la excusa, el pretexto que Estados Unidos y los sectores de su administración, más decidido atacar Siria, incrementen el bombardeo y la intervención en  ese país a contrapelo de cualquier autorización del Consejo de Seguridad de la ONU. Pruebas sobre operaciones de bandera falsa hay muchas y en muchas de ellas Washington aparece como actor principal.

No hay investigación, por ende no hay pruebas, no hay informe alguno de especialistas que comprueben las acusaciones de Washington y que han sido repetidas al unísono por sus gobiernos amigos. Una investigación que nos diga, por ejemplo,  qué gas es el que causó la muerte de estas personas, las características. El lugar y sus características y  si efectivamente fue producto de un bombardeo sirio o como sostiene el gobierno de Bashar al Assad y el propio gobierno ruso, se trató de un bombardeo sobre posiciones de grupos terroristas, que  implicó la destrucción de un almacén donde estas bandas  almacenaban armas químicas. Es distinto bombardear con munición que contenga gas letal, que efectuar una operación aérea sobre posiciones de las bandas terroristas y se destruya un depósito de estas armas en manos, no del gobierno sirio, sino de Fath al Sham que opera en la zona de Idlib. En este plano, para resolver las interrogantes hay que conformar un grupo de expertos internacionales, que verifique en terreno, tal como aconteció en Alepo el año 2013 y que determine si se usaron armas químicas, cuáles fueron, si existe prueba de un bombardeo de este tipo de armas o efectivamente se trataba de un almacén terrorista.

Frente a las acusaciones respecto a la responsabilidad del líder sirio, siempre el ejecutivo tiene responsabilidad sobre los actos de su ejército, sobre todo si es su Comandante en Jefe. Pero, la pregunta  me parece,  va por el lado de saber si este tipo de ataque podría haber sido autorizado por quien – Al Assad – ya el año 2013 se sometió a la decisión internacional de eliminar las armas químicas que poseía Siria y ahora el año 2017, en plena ofensiva exitosa contra las fuerzas terroristas autorice una acción que lo colocaría en un trance de condena internacional, no lo creo.

Incluso, es bueno traer a colación las declaraciones de un congresista estadounidense, el republicano Richard Hayden Black, Senador por Virginia señaló, a contrapelo de su gobierno que “el presidente sirio, Bashar al Assad no tenía ningún motivo para atacar  con sustancias químicas a su pueblo ya que está a punto de derrotar a los terroristas”. Trump debería tomar nota de estas declaraciones.

-¿Qué puede hacer la comunidad internacional contra esta aberración contra la humanidad (incluso contraria a las ya laxas normas de las guerras)?

-¿Cuál comunidad internacional? Aquella definida como un conjunto de Estados – 192 – que participan agrupados en organismos como la ONU lo que se supone permite tomar acciones globales?

Si coincidimos que se trata de esa comunidad o sociedad internacional, entonces se trata de aquella manejada e influenciada por Estados Unidos, la Unión Europea, la OTAN y que genera crónicas presiones sobre el organismo internacional, que se supone engloba a los Estados denominada Organización de las Naciones Unidas – ONU -y que en general suele condenar antes de investigar. Esa comunidad no es independiente, además porque en su seno existe un Consejo de seguridad con cinco países con derecho a veto frente a cualquier resolución y donde se suele imponer el accionar del más poderoso, aún si las resoluciones implican una llamada de atención o una exigencia  sobre los socios incondicionales de Washington, Francia y Gran Bretaña.

¿Una comunidad internacional cuyos medios e expresión están manejados absolutamente por la visión de la alianza político-militar occidental? Una comunidad de ese tipo está atada de manos. Coincido que se trata de aberración, de un crimen condenable absolutamente pero en este tipo de situaciones dependiendo de quién lance la acusación, quien está siendo sindicado como culpable es cómo reaccionan los gobiernos, las sociedades  y sobre todo los medios de comunicación.

Hoy Occidente – que es hablar de Washington, París, Londres;berlin y por extensión sus socios regionales:  Tel Aviv, Riad, Ankara repiten el mensaje dominante: El gobierno sirio como culpable, aún antes de hacer cualquier investigación. Estados Unidos lo condenó incluso pocas horas después, lanzando un ataque con misiles desde Buques estadounidenses en el Mediterráneo, en un acto que también puede ser definido como aberrante: sin autorización, unilateral, usando todo el poderío que esa nación posee, a 15 mil kilómetros de su territorio. Es la vieja estrategia militar estadounidense de lanzar ataques y después  de algún tiempo en alguna comisión del Senado reconocer que en realidad se ha equivocado. Así sucedió en el ataque a las Torres Gemelas y el psoterior taque a Afganistan, sin ahondar en la investigación respecto a la participación de ciudadanos de su aliado Saudí. O en la invasión a Irak donde los resultados d elos informes de inteligencia resultaron ser falsos y nunca hubo armas de destrucción masiva, ahora, seguramente tras alguna investigación más o menos independiente se demostrará que Siria no bombardeó con armas químicas.

Si se trata de hacer algo, esto debe ser profundo: eliminación de todas las armas de destrucción masiva, todas, incluyendo a los miembros del club nuclear.  Lo demás es puro cuento y protección de aliados que incumplen los Tratado por ejemplo Israel, que a contrapelo de la legislación internacional posee cerca de 300 armas nucleares y sin embargo no tiene sanción alguna. Al contrario de Irán, por ejemplo, que cumpliendo lo establecido en los acuerdos nucleares firmados con el G5+1 sigue sufriendo sanciones, bloqueos y ataques por parte de Washington. Es una doble moral que no puede seguir siendo aceptada.

En el plano del uso de armas químicas es necesario realizar una investigación profunda, muy exhaustiva – como lo ha señalado la propia cancillería rusa – que sea imparcial y profesional, de tal forma de clarificar los hechos. Todo lo demás es simplemente actuar como el gendarme del mundo y lanzar tiros como un Sheriff desbocado.

-Usted señaló que lo que hay detrás del ataque (de EE.UU.) es un sector belicista que quiere una guerra total contra Siria. ¿Cómo lo fundamenta?

-Lo fundamento en declaraciones, acciones, en proyectos de control político, económico y militar de Oriente Medio, donde Siria cumple un papel funcional dentro de un proyecto de agresión global, que se incrementa  desde el momento mismo de la embestida contra Siria en marzo del año 2011 donde, en el marco de protestas sociales contra el gobierno de Bashar al Assad, Estados Unidos, junto a su aliados de Oriente Medio: Israel, Arabia Saudí, Turquía y las monarquías Ribereñas del Golfo Pérsico organizan, armas, financian y fortalecen la acción de grupos terroristas takfirí: entre ellos Daesh (conocido como Estado Islámico de Irak y el Levante) el otrora Frente al Nusra – actual Fath al Sham – que es la franquicia de Al Qaeda en Oriente Medio. Junto a  otros centenares de grupos terroristas que sobrepasan a los grupos y movimientos políticos opositores no armados.

La excusa en ese momento era derrocar a Al Assad, permitir el desarrollo democrático representativo – al estilo occidental – del país y para eso no encontraron nada mejor que armar a esos grupos extremistas, que suelen volcar, posteriormente,  sus acciones de terror contra sus propios padres putativos generando la tardía e hipócrita autocrítica. Esos grupos terroristas reciben, desde el inicio, el apoyo político y diplomático de los estado occidentales, que los llaman incluso “luchadores por la libertad” denominación que hoy , al menos está en entredicho.

Estados Unidos en esta acción persigue: primero, balcanizar Siria y de eso modo cumplir los planes de aliados como Israel, Turquía y Arabia Saudí, cada uno de ellos con intereses en una Siria desintegrada. Intereses relacionados con el transporte del petróleo y el gas por territorio sirio – en proyectos que involucran a Rusia e Irán como socios de Damasco – permiten entender el trasfondo geopolítico que los lleva a tratar de destruir a Siria .

Al mismo tiempo, con Washington tratando de mantener una hegemonía que transitaba sin contratiempos desde el fin de la segunda guerra mundial, pero que hoy se ve trastocado con el apoyo ruso, iraní y fuerzas de Hezbolá al gobierno sirio y también al gobierno iraquí en su lucha contra el terrorismo lo que cambia el equilibrio de fuerzas en la zona

Estos sectores belicistas, amparados en lo que se denomina el Complejo Militar Industrial, altos oficiales del Pentágono, la industria militar, los medios de comunicación que actúan como voceros de estos grupos necesitan guerras y conflictos como quien necesita el aire, para desarrollarse y enriquecerse. Un complejo que lo mismo tiene demócratas que republicanos, ya que cruza transversalmente a los verdaderos detentadores del poder en Estados Unidos, ese Deep States – ese gobierno en la sombra – al que se hace referencia para entender esta vocación belicista de Estados Unidos. Idea que ha recibido un respaldo concreto, de la mano de las denuncias de un ex funcionario estadounidense Mike Lofgren, quien trabajo tres décadas en el Congreso de  Estados Unidos, especializado en temas de seguridad nacional y que en su libro .  ‘Deep State. The fall of the Constitution and the rise of a shadow goverment’, no señala que este gobierno en la sombra “es el hilo rojo que une la guerra contra el terrorismo, la financiarización y desindustrialización de la economía estadounidense, el surgimiento de una estructura social plutocrática y la disfunción política”

La guerra total contra Siria esconde un objetivo mayor. La decisión de destruir a la República Islámica de Irán, permitir el desarrollo y expansión de Israel a costa del pueblo palestino, sirio y libanés. Apoyar la consolidación del régimen monárquico saudí a expensas del pueblo yemení y de Bahréin. Conceder el beneplácito para la desintegración de Irak y transformarla en tres zonas diferenciadas: una sunnita, otra Chhita y una Kurda. Autorizar la anexión del norte de Siria a Turquía. Destruir a Hezbolá. Y, finalmente, impedir el avance ruso hacia el oeste, ya se controlándola en Ucrania, haciendo avanzar la OTAN hacia sus fronteras e impedirle que siga utilizando la única Base naval con acceso a mares cálidos que es Tartus.

La Guerra total contra Siria abarca la desestabilización de Oriente Medio bajo la idea de un control de la triada más criminal que se conozca en la zona: Turquía, Israel y Arabia saudí, peones de Washington en esta idea de impedir que el Eje de la Resistencia pueda seguir apoyando a Siria, El Líbano, Irak, Yemen y a todos aquellos pueblos que viven sometidos  a la hegemonía estadounidense y la acción delictiva de sus aliados.

-La situación en Siria, ¿representa un peligro para la seguridad de Estados Unidos?

-Para la seguridad militar estadounidense, qué peligro puede representar un pequeño país para la la principal potencia militar y económica del mundo. Qué peligro puede significar un país a miles de kilómetros de las costas estadounidenses, para atacarlo de la manera que lo ha hecho y de la forma que ha significado, generando una guerra de destrucción, con el apoyo a los terroristas, responsables de gran parte de la  destrucción de este país del Levante mediterráneo. Donald Trump sostuvo que el ataque contra Siria se hizo “en defensa del interés nacional y para evitar la difusión de armas químicas mortales” ¿Cuál es el interés nacional norteamericano? ¿Sabe la población estadounidense dónde está Siria, donde se encuentra Idlib? Trump confunde interesadamente el interés nacional con los intereses de sus multinacionales, de su industria  militar, de sus afanes hegemónicos.

El peligro real es para los grupos de poder estadounidense, para aquellos que desean mantener una hegemonía a costa del sufrimiento de otros pueblos. El peligro es que el ejemplo de resistencia de Siria signifique un referente para el pueblo Iraquí, para el pueblo de Yemen, el de Libia, para el pueblo de Bahréin, y eso es un peligro político que el establishment de Estados Unidos desea destruir, so pena de enfrentarse a un despertar de otros pueblos cansados de poderes hegemónicos, que buscan sus riquezas naturales, que los utilizan en función de intereses energéticos, como campo de pruebas de armas, como conejillos de indias de nuevas estrategias militares, como mercados, como proveedores sin más derechos que acceder a lo que se determinan fuera de sus fronteras. Siria y su triunfo contra las fuerzas terroristas y por extensión para aquellos que los respalden, es un peligro para el balance de poder en Oriente Medio y eso, en la visión imperial de Washington, es un peligro, que no está dispuesto a permitir.

Creo que quien representa un peligro, para el mundo, es precisamente Estados Unidos. Recuerdo en ello los sondeos de percepción, como el de la consultora WIN/Gallup International, que suele hacer este trabajo anualmente y que ha determinado que “Estados Unidos, que representa dos quintas partes del gasto militar mundial y es una de las principales potencias nucleares del planeta, constituye la mayor amenaza para la paz del mundo con un 25% de las menciones. Incluso un 13% de los estadounidenses considera a su país como un impedimento para la estabilidad del planeta”.

Recuerdo la opinión de Arianna Huffington, cofundadora de The Huffington Post, uno de los mayores medios digitales de los Estados Unidos, quien previo a la elección en Estados Unidos, que terminó con la victoria de Trump sostuvo que “Donald Trump es un peligro para Estados Unidos y para el mundo». Además de considerarlo un mentiroso en serie, un xenófobo rampante, racista y misógino, que habitualmente incita a la violencia política. A lo cual agregaría, que  a partir del ataque a Siria es un bombardero y pistolero de gatillo fácil y eso sí es un peligro.

-¿Qué está buscando Estados Unidos (y Donald Trump) en Siria?

-Más que responder qué busca Donald Trump en Siria, es resolver qué sigue buscando ese país en Oriente Medio, donde se sitúa este país levantino.

Lo primero es que no busca la democracia en Siria, no busca la libertad de la sociedad siria, pues si eso persiguiera no sería el principal patrocinador de los grupos terroristas takfirí a partir del aval que Washington le otorga a Arabia Saudí para financiar y armas a estos grupos. El visto bueno para la utilización de bases turcas, el entrenamiento en bases jordanas, la atención sanitaria en los territorios del Golan ocupados por Israel.

Estados Unidos busca mantener la hegemonía que desde fines de la Segunda guerra Mundial tiene en la zona. Busca mantener al régimen sionista en el plano de la invasión de los Altos del Golán – ocupados desde la guerra del año 1967 – busca mantener un balance de poder, un equilibrio de fuerzas, favorable a los intereses de Washington, a la OTAN y sus socios regionales, entre ellos el régimen turco, la entidad sionista, las monarquías feudales encabezadas por Arabia Saudí. Mantener la posibilidad de desarrollar sus proyectos energéticos que involucran a la zona de Asia central y Oriente Medio, en función de controlar la producción, la distribución y comercialización de los hidrocarburos.

Estados Unidos quiere seguir usufructuando de relaciones privilegiadas con los mayores productores de petróleo del mundo, garantizándoles apoyo militar a las clases gobernantes. Quiere seguir manteniendo bases militares y navales como la Quinta flota en Bahréin. Estados unidos pretende seguir impidiendo el desarrollo como potencia de la República Islámica de  Irán y su clara influencia en Siria, Irak, Yemen, Bahreín y su avance en materia de acercamiento económico con Europa, a contrapelo de los deseos de Washington.

Estados Unidos no desea ver a Rusia instalada en el Mediterráneo, aprovechando el puerto de Tartus y las bases Aéreas que ha ocupado en función de su apoyo a Siria. Washington está aterrado ante la posibilidad que el movimiento Hezbolá continúe ganando prestigio y desarrollo en defensa de Siria e Irak. Estados Unidos desea ver fracasado los esfuerzos de autodeterminación del pueblo palestino, avalando la ocupación colonialista y criminal de la entidad sionista en la Franja de Gaza y la Ribera occidental. Estados Unidos persigue en Siria lo que ha buscado desde  que su que considera al mundo como su patio trasero: Utilizarlo para su provecho y grandeza como nación, para hacer efectiva o ese mito de destino manifiesto con que suele entender su historia.

-Horas antes del bombardeo, Rusia advirtió en la Organización de las Naciones Unidas que cualquier acción militar estadounidense tendría «graves consecuencias». ¿Cómo ve este escenario?

-Lo primero es dar cuenta que esas consecuencias no se vieron reflejadas pues Estados Unidos lanzó sus misiles y no tuvo  respuesta. Creo que si esto se vuelve a repetir Rusia, Siria y sus aliados deben responder de una manera contundente. Estados Unidos y su  impunidad frente a acciones unilaterales, violatorias de los derechos de los pueblos y su soberanía, que envilecen el derecho internacional merece una sanción ejemplar. No sólo declaraciones de advertencia, denuncias o llamados de atención que pasan de lado en un país cuyos gobernantes, políticos y clase militar desprecian al resto del mundo que no comulga con su visión.

Esas graves consecuencias debería verse reflejadas en que frente a cualquier acción militar contra Siria o sus aliados  Siria se responda con el uso de las Fuerza Aérea y  del armamento que posee Siria y que Rusia ha dispuesto, sean estos el sistema de misiles S-300, los S-400, el sistema Iskander – misiles tácticos operacionales cuya sola presencia puede influir en la situación político-militar como lo ha descrito la propia CIA. La manera de impedir que el matón del barrio siga con sus actos impunes, es generar una respuesta contundente, que sienta que su actos no pasaran de largo y tener el mismo plomo que lanza. Eso no ha ocurrido  en estos años y por el propio bien de nuestros países alguien con el poder suficiente tiene que ponerle un freno a las conductas imperialistas.

Siria y el Eje de la Resistencia, junto a las Fuerzas Aeroespaciales Rusas están en condiciones de contrarrestar cualquier nueva acción militar directa estadounidense pero eso hay que hacerlo, no quedarse en amenazas, cumplir lo que se afirma. El desarrollo del programa misilístico iraní y su formidable poder de fuego convencional – donde destaca el denominado  sistema de defensa antiaéreo Bavar 373  con característica similares al S-300 ruso -la entrega por parte de Rusia  de los modernos sistemas de defensa antiaérea S-300 al gobierno sirio y la propia instalación del sistema S-400 en las bases militares y aéreas rusas en territorio levantino, son elementos que han cambiado la balanza de poder en la zona y eso hay que aprovecharlo. Esto significa  que se debe derribar cualquier aeronave extraña que surque los cielos sirios – como corresponde  a la defensa soberana de un país –.

El contar con un sistema moderno de misiles tierra-tierra, tierra aire constituye un claro factor de estabilización para el Gobierno sirio, cuyo objetivo – junto al eje de la resistencia y las propias declaraciones de Moscú – es disuadir cualquier intervención exterior en el conflicto que no sea la autorizada por las autoridades sirias, como lo señala el ordenamiento internacional. Eso hay que dejarlo claro a Estados unidos y la manera de hacerlo es usarlo certeramente, no amenazar más.

-¿Es factible, en los próximos meses, una solución política al conflicto sirio?

-No lo avizoro, Astaná y Ginebra han resultado un fiasco, principalmente porque estos diálogos  suelen ser indirectos. No están presentes los grupos extremistas más numerosos como Daesh, Fath al Sham y Ahrar al Sham. Sigue el suministro de armas y dinero, apoyo logístico y sanitario a las bandas terroristas a contrapelo de la exigencia internacional que se frene tal apoyo pero…¿quién obliga a Arabia Saudí a dejar de suministrar la fuente interminable de dinero y armas a los grupos salafistas?

¿Quién obliga a Turquía a dejar de operar en suelo sirio  e iraquí, proporcionando además bases de apoyo al terrorismo? ¿Quién obliga a Israel a dejar de suministrar apoyo logístico, información de seguridad y atención sanitaria  a Fath al Sham? Si ello no cesa cualquier conversación es pérdida de tiempo. La solución política al conflicto sirio debe ir acompañada de la destrucción y aniquilamiento de las fuerzas terroristas y en ese esfuerzo no puede estar sólo Siria, Irán, el Movimiento Hezbolá y las milicias de apoyo de sociedades árabes, incluyendo milicias palestinas, sino que  también debe actuar  la Coalición internacional liderada por estados Unidos,  que hasta ahora sólo ha resultado un fiasco, un engaño planeado, pues ha dedicado sus esfuerzos en tratar de destruir la infraestructura siria, atacar al Ejército Nacional Sirio, que combatir al terrorismo del que tanto se jacta Washington. Todo ello en una doble moral y una hipocresía que ya no se mantiene y no es posible aceptar.

 

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