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Las fechas de Piñera: la política del lucro Opinión

Las fechas de Piñera: la política del lucro

Alberto Mayol
Por : Alberto Mayol Sociólogo y académico Universidad de Santiago
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“Puede decir que los paraísos fiscales deben acabarse y su empresa Bancard mostrar domicilio en Islas Vírgenes. Puede acusar que en Chile se va escapando la inversión extranjera, pero no es capaz de invertir él mismo en su país. Pero tiene algo claro, al comparar sus irregularidades con el caso Caval de Bachelet. Piñera dice: ‘Mi familia no me falló’. Y es cierto, su hijo se sigue sacrificando y espera estoico los golpes de la opinión pública y eventualmente de tribunales, mientras su padre decide entregarlo a las fauces de una sociedad molesta, mientras intenta ser Presidente de la República por segunda vez. Es cierto, a Bachelet su hijo le falló, pero a Piñera su hijo le sigue cubriendo las espaldas”, señala en esta columna el precandidato presidencial por el Frente Amplio.


Desde 1990 Sebastián Piñera proyectaba una carrera política en busca de la Presidencia de la República. Después de fallidos momentos que lo distanciaron de esa opción –radio Kyoto mediante–, el 2005 irrumpe contra Lavín y logra pasar a segunda vuelta. Lo hace el 14 de mayo de dicho año. Pero el 15 de abril de 2005, un mes antes de que terminara por ser exitosa la operación política que lo llevó a la papeleta, Piñera compraba Chilevisión. La elección finalmente la perdió, pero sacó del juego a Lavín y quedó en posición de privilegio para la siguiente ocasión. Chilevisión le serviría de plataforma, como la RAI lo había sido para Berlusconi en Italia.

Luego de perder la elección, Piñera siguió potenciando su ideal de ser como Berlusconi: decidió no solo tener un canal, sino además un equipo de fútbol. Pero evidentemente el club de sus amores, la UC, solo tiene 6% de preferencias en la población, en cambio Colo-Colo suma el 44%. Ante ello, no tuvo empacho en comprar –el 14 de marzo de 2006, dos meses después de perder en la segunda vuelta– al equipo popular. Con ello preparaba el escenario Berlusconi para la siguiente elección.

Un día jugaba Colo-Colo y la UC. Le pregunté sobre su preferencia ante ese partido. Me señaló: “Hoy prefiero que gane la Católica, porque está peleando la punta”. Así de simple. Su amor infantil estaba con la UC, pero si Colo-Colo estaba cerca de ser campeón, entonces apoyaba al club albo. Todo un ejemplo. Así mismo se puede pensar que es mejor diversificar: querer que Chile gane, pero apostar por Perú por si acaso.

El mismo año 2006, la empresa LAN de Sebastián Piñera e Ignacio Cueto realizó pagos de coimas, lo que fue reconocido recientemente por la compañía, involucrando una multa de más de 22 millones de dólares. La aerolínea señaló que una falsa consultoría se usó para sobornar a sindicalistas que se oponían a su llegada a la Argentina. Pero la coima habría ido a parar a los bolsillos de una alta autoridad kirchnerista. En la misma época, Piñera se felicitaba por la tarea realizada en Colo-Colo, que estaba en un gran momento futbolístico. A la vez, intentaba que RN evitara dar apoyo a modificaciones sobre la subcontratación de trabajadores, que el Gobierno de Bachelet promovía. Poco, sin embargo, señaló sobre las multitudinarias marchas de estudiantes de educación media, que implicaron el histórico movimiento pingüino.

Ya como candidato, el 12 de mayo de 2008, a través de las sociedades Axxion y Bancard, Piñera vende 146.227.126 de acciones de Calichera A. Le compra la Sociedad de Inversiones Oro Blanco, que preside y controla indirectamente Julio Ponce Lerou. Recibe US$ 154 millones. Dos días antes, como candidato, estaba en la Región de Los Lagos y emol señalaba: “De visita a la zona afectada por la erupción del volcán Chaitén, el abanderado presidencial de Renovación Nacional, Sebastián Piñera, afirmó que se necesita ‘construir un nuevo Palena’, y pidió que toda la ayuda y la atención a los albergados no pase al olvido”.

La visita a terreno por su compromiso social no lo detuvo de seguir en su proceso bursátil: luego de la referida operación, las sociedades de Piñera venden su participación en otras dos Cascadas. El 22 de mayo, Axxion y Bancard venden 1.671 millones de acciones de Norte Grande en US$ 22,7 millones, papeles que son adquiridos por SQYA, sociedad a esas alturas controlada absolutamente por Ponce Lerou.

Parte importante de la operación se hace con las mismas características de la compra y venta de Calichera 10 días antes. Y el mismo día, Norte Grande adquiere 1.900 millones de acciones de Oro Blanco y SQYA otras 283 millones (2.183 millones de acciones en total). Ese día se ponen a la venta 4.445 millones de acciones de Oro Blanco en el mercado y el 70% de ellas (3.147 millones de acciones) las vende Piñera a través de Bancard, Axxion e Inversiones Santa Cecilia. Nuevamente, las operaciones las realiza LarrainVial y son mayoritariamente remates en que la corredora de León Vial está en ambas puntas. Por las ventas del 22 de mayo, las firmas de Piñera reciben US$ 44,22 millones. Sumadas a las del 12 de mayo, ingresó a su bolsillo más de US$ 220 millones. El mismo mes emplazaba al Gobierno, señalando que el proyecto de reforma al binominal era un ‘abuso’ y que no estaba disponible para ello.

La relación de Piñera con SQM no terminó con las operaciones referidas. Diez días antes de que anunciara la creación de su fideicomiso ciego, el 27 de abril de 2009 –en plena campaña presidencial de ese año–, invierte US$ 54 millones en acciones de Oro Blanco y Norte Grande y realiza ventas por una cifra levemente inferior a la mitad de las adquisiciones. Es decir, está comprando a sabiendas del inminente fideicomiso, que luego se comprendería que no abarcaba ni siquiera a la mayoría de su fortuna –desde entonces se le conoce como fideicomiso tuerto–. El mismo mes, hizo una visita como candidato al Rey de la Bicicleta, en San Diego, donde compartió con las personas que pasaban por la calle y probó algunas bicicletas en el local.  En esa misma fecha se estaba preparando tanto la acelerada compra en SQM como el fideicomiso que vendría después. Hay que decirlo, el empresario puede jugar en varias canchas a la vez.

Respecto de las elecciones de 2009, se destaca el hecho de que ese año el Grupo Said efectuó pagos irregulares a sociedades de Sebastián Piñera y Eduardo Frei, también a Enrique Correa, Cristián Letelier (ministro del Tribunal Constitucional), sociedades de los senadores Andrés Zaldívar (DC) y Francisco Chahuán (RN), además de Laurence Golborne. Sobre Piñera, fue a través de Inversiones Caburga.

En el mismo año, pero también antes, Chilevisión entregó aportes reservados a campañas durante el período en que Piñera fue propietario, específicamente en 2008 y 2009 (en la campaña misma en que el propio aludido fue candidato presidencial y llegó a La Moneda).

Era el año del escándalo de la colusión de las farmacias. Todos hablábamos de ello. En marzo de 2009, salió a la luz pública que existía colusión de precios entre las farmacias –Ahumada (FASA), Cruz Verde y Salcobrand–. Piñera no dudó en condenar el hecho: “Lo de las farmacias es algo absolutamente inaceptable y, además, es indignante porque se está jugando con los remedios, es decir, con la salud de las personas”. Sin embargo, ese mismo día, diputados del PPD revisaron el sitio web de la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) y descubrieron que dos de sus sociedades, Bancard Inversiones Limitada e Inversiones Santa Cecilia S.A., eran accionistas de FASA. Las críticas a Piñera llevaron a que, tras los cuestionamientos, el candidato vendiera sus papeles en FASA.

Hoy se habla mucho de las campañas y el financiamiento irregular de diversos candidatos. La historia de Piñera es, al respecto, espectacular. Su empresa Bancorp recibió $49,9 millones con las operaciones forwards realizadas entre CB y Penta. El forward suscrito por Bancorp fue fechado el 7 de diciembre de 2009, cuando estaba en curso la campaña de la elección presidencial que él ganó. En representación de Bancorp, el contrato fue firmado por Santiago Valdés –quien en esos mismos días se desempeñaba como administrador de la campaña de Piñera– y por Ana María Délano. Esta última es hermana de uno de los dueños de Penta, Carlos Alberto Délano, antiguo amigo del ex Mandatario. El Fiscal Nacional, Sabas Chahuán, aclaró que como no era el ex Presidente el que había firmado el forward, no estaba bajo investigación.

Al mismo tiempo que Valdés ejecutaba esas operaciones financieras, administraba y recibía fondos de donaciones fuera de la ley para el futuro Jefe de Estado. Con una creatividad desbordante, Piñera y Valdés operaron con esas donaciones ilegales como recursos para invertir en fondos mutuos. Pero además, durante 2010, Piñera decidió dar bonos de desempeño a sus ejecutivos en Chilevisión, cuya bonanza le había reportado ganancias, por la venta del canal, superiores a los US$100 millones.

Primero quiso pagarlas por medio de Bancard –no de Chilevisión–. Luego decidió realizarlo vía Julio Ponce Lerou. Algo le debía el ex yerno de Pinochet o, quizás, era una donación posterior al fin de la campaña. Lo cierto es que al ejecutivo Jaime de Aguirre se le pagó su bono de desempeño con dinero, entre otras compañías, de SQM. Piñera ya era Presidente de la República. Y ahora las empresas que pagaban sus costos no eran solo las suyas. Su poder había crecido.

Es así como los pagos a De Aguirre los hicieron SQM ($45 millones), la cascada Pampa Calichera ($15 millones), Aguas Andinas ($30 millones) e Inversiones Ilihue ($20 millones) –sociedad de José Cox, íntimo amigo de Piñera–. Por su parte, Mario Conca, entonces gerente general del señalado canal de televisión, recibió el pago mediante el mismo procedimiento. En 2010, acordó “honorarios variables” por $50 millones entre su sociedad Carrizal y Bancard. Sin embargo, luego de recibir las instrucciones de Santiago Valdés, gerente de finanzas de Bancard, le facturó a Aguas Andinas y a la consultora Andes Task.

[cita tipo=»destaque»]La derecha ha elegido nuevamente a su Berlusconi. No ha elegido a un boletero, como los demás del sector, ha elegido al padre de todas las boletas, al creador de todas las triangulaciones, al hombre que en la santísima trinidad propia logró que el padre, el hijo y las inversiones bursátiles fueran uno y trino. La derecha camina hacia su crisis, les dice a sus electores moralistas que apoyan al pillo que nunca es atrapado. Bienvenido sea[/cita]

Mientras todo eso acontecía, el país enfrentaba el complejo proceso de reconstrucción y arreciaban las críticas por falta de un programa para ello (marzo 2010), críticas que fueron creciendo durante todo el año. En octubre de 2010, Piñera tenía que negar que usaba el rescate de los 33 mineros para tapar el fracaso de la reconstrucción.

Aunque en abril de 2009 Piñera señaló que sometía su fortuna a un fideicomiso ciego, no incluyó en este a Chilevisión, LAN, Clínica Las Condes y Colo-Colo. Sobre el canal de TV, Piñera solo renunció al directorio, pero no se desligó de su propiedad, porque estimó que era una firma que se manejaba de forma autónoma. Sobre LAN, en dónde poseía un 25.13% de las acciones, se comprometió a su venta a más tardar el 11 de marzo de 2010 –día de cambio de Gobierno, por lo que la venta estaría determinada por su posible ascenso a la Presidencia–. Lo mismo dispuso sobre su participación en la Clínica Las Condes. Tampoco se desprendió de Colo-Colo, donde siguió formando parte del directorio de Blanco y Negro. La promesa de arribar al gobierno habiendo vendido LAN, no se concretó. Tuvieron que pasar dos semanas y la venta se produjo ya siendo Presidente de la República.

En efecto, la venta de la aerolínea se produjo el 25 de marzo, mientras Piñera ultimaba su viaje para el día siguiente a la zona afectada por el terremoto de 8,8 grados Richter del 27 de febrero. Visitó Cauquenes, Concepción, Talcahuano, entre otras ciudades y poblados, con el desafío de la reconstrucción sobre sus hombros. A la vez, se le podía ver en el Santuario de Lo Vásquez, rezando. Pero estaba vendiendo LAN, recaudando US$1.500 millones, esto es, dos veces el tamaño de su reforma tributaria. Muchos destacaron la inusitada alza del precio de las acciones de la compañía aérea desde la elección hasta su venta. De hecho, debido a los movimientos, la Bolsa de Comercio de Santiago y la Bolsa Electrónica suspendieron la venta de acciones de la sociedad de Piñera, por considerar extraño el comportamiento del precio de los papeles.

El 10 de marzo de 2010, un día antes de asumir la Presidencia, Sebastián Piñera modificó Inversiones Bancorp Limitada, dejando la administración en manos de un directorio de cinco miembros, uno de los cuales debía ser nombrado exclusivamente por él; otro, por su persona en conjunto con al menos tres de sus cuatro hijos; y los restantes tres directores, por los otros socios que, además de sus hijos incluían a su mujer, Cecilia Morel. Es decir, la administración pasó de sus manos a las manos de… su familia.

En cualquier caso, en su declaración de patrimonio, Piñera no consideró relevante incluir su fortuna por la participación indirecta en 25 sociedades, a través de Inversiones Santa Cecilia, Bancard Inversiones e Inversiones Bancorp. La declaración de Patrimonio del entonces Presidente, disponible en Gobierno Transparente, aclara que las acciones son controladas por LarraínVial S.A. mediante un Contrato de Administración Discrecional sin Información.

La venta de Chilevisión se produjo mucho más tarde que la de LAN en 2010. Antes de ello, el canal se adjudicó la licitación de los derechos de televisación de los partidos de la Selección Chilena de Fútbol. Además, el 17 de mayo del mismo año, se hizo oficial que se adjudicó por los siguientes 4 años, a partir de 2011, la transmisión y producción del Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar. En agosto, Piñera vendió la estación de TV al grupo estadounidense Turner Broadcasting System (Time Warner). Durante igual mes, se derrumbó la mina San José con los 33 mineros en su interior.

Piñera no solo vendía Chilevisión, sino que al mismo tiempo participaba también en la génesis del proyecto portuario-minero Dominga. De acuerdo a la investigación, dicho proyecto –que actualmente pertenece a un grupo controlado por el dueño de Penta y procesado por casos de financiamiento irregular de la política, Carlos Alberto Délano– fue en sus inicios manejado por Piñera cuando ostentaba el cargo de Presidente de la República, a través de un Fondo de Inversión Privado llamado Mediterráneo, en conjunto con su familia. En agosto 2010, cuando durante su Gobierno dio de baja el proyecto termoeléctrico Barrancones, el FIP Mediterráneo, de la familia Piñera Morel, mantenía propiedad en Dominga, emplazada muy cerca de la zona donde se iba a instalar la iniciativa que paralizó Piñera. Hay que decir, además, que este y Délano han declarado en medios de comunicación que su amistad es tan profunda, que tienen un pacto consistente en que, de quebrar uno de los dos, el otro se hará cargo de la familia que haya quedado desamparada.

Sebastián Piñera, ejerciendo la Presidencia de la República, entró a Exalmar –la empresa pesquera peruana– entre noviembre de 2010 y febrero de 2011. Y aunque debió haber informado de su situación de inversionista en Perú a las demás autoridades e incluso al país, esto por tratarse de una inversión en pesca y en una empresa que operaba en las aguas litigiosas en ese momento, no lo hizo.

Finalmente, con el fallo de enero de 2014 –donde Chile perdió 22.000 km de mar patrimonial, como asimismo un área de pesca fina para empresarios nacionales, y el puerto de  Arica quedó sin un frente de acceso directo a alta mar, mientras que Perú logró parte importante de lo que pedía como país al aumentar su mar patrimonial a costa del chileno y una porción de alta mar–, las empresas peruanas se favorecieron, estando entre ellas Exalmar S.A., de la cual el ex Mandatario es su segundo principal accionista, a través de su sociedad Bancard. La pesquera tiene casi el 5% de la cuota de pesca de la zona sur del mar peruano.

Por esas mismas fechas comenzaba el conflicto por el precio del gas en Magallanes, que redundó en el primer movimiento social que tuvo que contener, fracasando, Sebastián Piñera. Este no visitaría la zona hasta casi un año después del inicio de las demandas, momento en que el movimiento magallánico consideró la visita del Presidente como irrelevante.

Piñera, a fines de 2010, autorizó la enajenación de la mayoría de las acciones (35%) que el Estado aún poseía en Aguas Andinas, hecho que se materializó en junio del año siguiente. Desde entonces, el fisco, a través de Corfo, posee solo una participación nominal (5%) en la propiedad de la sanitaria. Aguas Andinas, como se ha señalado, había financiado la campaña del entonces candidato. Es la misma época en que Piñera desestimaba poner atención al conflicto de Magallanes, que terminaría por estallar en el verano de 2011.

En julio de ese año, el proyecto carbonífero de Isla Riesco, ubicado en la Región de Magallanes, es fuertemente cuestionado por el grupo Alerta Isla Riesco, debido a que la Minera Isla Riesco es una sociedad anónima cerrada, constituida en 2006, cuyos accionistas, en partes iguales, son Empresas Copec S.A. e Inversiones Ultraterra Ltda. El problema estriba en que Piñera poseía 785.609 acciones de Copec, como lo señaló en su declaración de intereses y patrimonio (en abril de 2010).

Sin embargo, la Contraloría descartó un eventual conflicto de intereses del Presidente Sebastián Piñera con el proyecto minero de extracción de carbón en la citada isla. Mientras se ejecutaba esta compra, el movimiento estudiantil lograba marchas de cientos de miles de participantes. Se acusaba al sistema educacional chileno de no cumplir la ley que prohibía el lucro y, a las autoridades, de olvidarse de la educación como derecho. Piñera ya había contestado qué pensaba: “La educación es un bien de consumo”.

Entre agosto y diciembre de 2013, Evelyn Matthei –la abanderada de la derecha– se quejaba de la falta de fondos para financiar su campaña presidencial contra Bachelet y, según reveló una investigación del periodista Daniel Matamala publicada en Ciper el año 2015, apeló en varias oportunidades a Piñera para que hiciera un aporte a su candidatura. Finalmente, esta se concretó de forma reservada por la vía del Servel, mediante aportes de la sociedad Santa Cecilia.

Esta transferencia digitada por Piñera pone en duda la promesa del entonces Presidente de no tener injerencia alguna en sus empresas. De hecho, Santa Cecilia hizo aportes secretos en 2008 y 2012 (elecciones municipales), 2011 (año no electoral) y 2013 (parlamentarias y presidenciales). En los tres últimos casos, se trata del período en que el empresario ejercía la Primera Magistratura de la nación, e Inversiones Santa Cecilia estaba bajo la administración de un fideicomiso supuestamente ciego. Mientras Piñera financiaba la candidatura de la derecha, criticaba por ‘cómplices pasivos’ a su mismo sector, cerrando el Penal Cordillera por ser un lujo para los violadores a los derechos humanos. A Dios rogando y con el mazo dando. Sacaba provecho de aprobación criticando a sus socios, pero los financiaba por debajo para las elecciones.

Desde su entorno explican que ese fideicomiso ciego cubría la administración de la cartera de inversiones de Santa Cecilia, pero no a la sociedad propiamente tal. Las decisiones sobre financiamiento político, por lo tanto, no habrían sido tomadas por los administradores del fideicomiso, sino por un comité ejecutivo conformado por el abogado Fernando Barros, el empresario José Cox y el hijo del dueño, Sebastián Piñera Morel –y el gerente general de Inversiones Santa Cecilia es Nicolás Noguera, hoy muy cuestionado por sus visitas La Moneda durante el anterior Gobierno, cuando se suponía que el Mandatario no tenía información alguna de sus negocios–.

Distintas fuentes de la Alianza confirmaron que en las campañas de 2012 y 2013 era una práctica habitual pedir financiamiento al Presidente de la República, y que esas solicitudes se canalizaban a través de sus colaboradores más cercanos, especialmente los ministros del Interior, Andrés Chadwick (además, primo hermano de Piñera), y el secretario general de la Presidencia, Cristián Larroulet, ambos militantes de la UDI.

Uno de los criterios establecidos por el piñerismo para entregar o negar aportes fue el de la eficacia: los fondos se concentraron en las circunscripciones y distritos en que la Alianza disputaba voto a voto con la Nueva Mayoría para no ser doblada. En cambio, en los lugares en que no se corría riesgo de doblaje, o en que la derrota del oficialismo era un hecho inevitable, las peticiones de fondos generalmente fueron rechazadas. En el listado de donantes aparece también Bancard –el otro vehículo de inversiones del ex gobernante–, que se acogió a franquicias tributarias por donativos en 2008, año de elecciones municipales, cuando el empresario era el más seguro candidato a la Presidencia para la elección del año siguiente. En abril de 2015, Piñera reconoció la existencia de financiamiento a las campañas políticas del 2013 a través de las empresas Bancard y Santa Cecilia, por la vía de aportes reservados.

En octubre de 2015, se descubre que –según datos de la organización bursátil publicados por el diario chileno Pulso, el family office de Sebastián Piñera, Bancard International Investment Inc, filial de Bancard, se transformó en el mayor accionista de la plaza bursátil de Colombia, con un 9,94% al 16 de octubre del mencionado año, el tope permitido para un accionista. Esto, a 10 meses de haber puesto fin al fideicomiso que mantenía con LarrainVial, Moneda, BICE y BTG Pactual. Entre el cuarto trimestre de 2014, Piñera pasó de tener el 3,94% al actual casi 10%, lo que implica –considerando una capitalización bursátil de la plaza de US$105 millones– una exposición de Bancard de poco más de US$10 millones.

La relación de Piñera con Colombia y la fertilidad de dicho vínculo tiene perfecta continuidad si se mira la historia política y comercial de las derechas de ambos países.

En junio de 2011 estuvo en Bogotá el ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Alfredo Moreno Charme, quien en 1994 estuvo a cargo de la apertura de Sodimac (Homecenter) y luego jugó un papel clave para que la tienda Falabella abriera operaciones en Colombia. Un periodista del periódico El Tiempo le preguntó por la avalancha de inversiones chilenas. La respuesta de Moreno fue simple: “Los empresarios chilenos –y también nuestro Gobierno– ven aquí un mercado atractivo”, a lo que añadió que está vigente la idea de que Chile y Colombia son economías complementarias, pues “tenemos productos muy diferentes y, por tanto, hay un gran potencial de complementariedad. Así que, ¿por qué no trabajar juntos en la exploración de nuevas oportunidades más allá de nuestras fronteras? Además, debo decirlo, compartimos muchas posiciones en materia de política internacional”.

Las palabras de Moreno fueron proféticas: apenas terminado el fideicomiso, Piñera fue a ese país a comprar gran parte de su bolsa de comercio. Mientras esta operación se concretaba, en Chile el ex Jefe de Estado se declaraba arrepentido por no haber avanzado más en la legislación sobre uniones civiles homosexuales. Su congoja, sin embargo, fue superada gracias a la toma de posesión del mercado colombiano.

Piñera no solo tiene un doble discurso; tiene un doble actuar constante, profesional, amoral, siempre en el límite de la ley. Puede decir que los paraísos fiscales deben acabarse y su empresa Bancard mostrar domicilio en Islas Vírgenes. Puede acusar que en Chile se va escapando la inversión extranjera, pero no es capaz de invertir él mismo en su país. Pero tiene algo claro, al comparar sus irregularidades con el caso Caval de Bachelet. Piñera dice: “mi familia no me falló”. Y es cierto, su hijo se sigue sacrificando y espera estoico los golpes de la opinión pública y eventualmente de tribunales, mientras su padre decide entregarlo a las fauces de una sociedad molesta, mientras intenta ser Presidente de la República por segunda vez. Es cierto, a Bachelet su hijo le falló, pero a Piñera su hijo le sigue cubriendo las espaldas.

Piñera no tiene arreglo. Mientras dice que produce riqueza, su política y sus negocios solo traen miseria humana. Mientras repite tres adjetivos juntos para dar color a su discurso, sus inversiones son sobrias maneras de pasar inadvertido mientras se hace rico aprovechando su posición política y la información con la que cuenta. Terminó más rico de lo que comenzó su mandato y espera que ello no traiga consecuencias, pues confía en un votante hipotético carente de valores, ajeno a toda evidencia. Y confía en que su poder político sirva en tribunales, como sirvió en el 2009 para lograr que Transparencia Internacional negara el informe chileno que lo mencionaba.

Piñera tiene mucha confianza en el equilibrio precario que lo sostiene.

Hoy anunciará su candidatura y el fin de semana será proclamado. Con esto, la derecha firmará su sentencia: ha fusionado definitivamente el dinero y la política. Y con ello ha destruido lo que quedaba de su legitimidad. La derecha ha elegido nuevamente a su Berlusconi. No ha elegido a un boletero, como los demás del sector, ha elegido al padre de todas las boletas, al creador de todas las triangulaciones, al hombre que en la santísima trinidad propia logró que el padre, el hijo y las inversiones bursátiles fueran uno y trino. La derecha camina hacia su crisis, les dice a sus electores moralistas que apoyan al pillo que nunca es atrapado. Bienvenido sea. Si Lagos acaba patéticamente por los fracasos concertacionistas de la transición, Piñera será el portador de la bandera del lucro en la próxima elección y, en ella, verá a sus pies convertirse en barro justo al mismo tiempo en que se hacían oro.

Usted dirá: “Esto lo saben los chilenos hace tiempo”. Y es cierto. Pero nunca antes había existido una izquierda que estuviera dispuesta a ir verdaderamente contra Piñera, nunca se hizo más que atacar en la medida de lo posible los negocios del millonario. Y es que, aun cuando las donaciones cuantiosas iban a la derecha, las propinas regaban el modesto césped de la Nueva Mayoría. Hoy, con un Frente Amplio en consolidación, otra historia será contada.

 

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