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Yarur vs. Yarur: la pelea sin cuartel ni censura entre los abogados del millonario caso Los crudos argumentos que las partes han tirado sobre la mesa

Yarur vs. Yarur: la pelea sin cuartel ni censura entre los abogados del millonario caso

Héctor Cárcamo
Por : Héctor Cárcamo Periodista El Mostrador Mercados
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Están entre los más reputados de la plaza y en juego hay entre 45 y 60 millones de dólares. Por eso, se ha echado mano a todo para ganar en tribunales.


El dinero no es buen consejero reza el adagio. Jorge Yarur Bascuñán y Daniel Yarur Elsaca lo están viviendo en carne propia. Ambos están en una dura disputa judicial y mediática por culpa de algunas decenas de millones de dólares.

El primero es hijo de Jorge Yarur Banna, el empresario que transformó al BCI en el poderoso banco que es hoy.

Jorge Yarur Bascuñán es el dueño de Museo de la Moda y se siente víctima de su primo, Daniel, quien fue superintendente de Valores y Seguros en el gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle y es un conocido director de empresas.

Jorge dice que Daniel se apropió indebidamente de US$ 59,1 millones, mientras administraba su patrimonio durante más de una década.

Por su parte, Daniel mantiene una demanda civil por el cobro de honorarios, reclamando que le deben US$ 45 millones. Esto, porque estima que el patrimonio de Jorge subió en US$ 500 millones bajo su gestión y asegura que tenían acordado un cobro de 25 % del incremento del patrimonio. El ex superintendente alega que Yarur Bascuñan tiene historial de no ser bueno para cumplir sus compromisos y que éste pleito es un ejemplo más.

En su disputa penal, contrataron a abogados considerados entre los más influyentes y calificados de la plaza, asociados con algunos de los nombres más poderosos de Chile.

Hugo Rivera y Francisco Pfeffer defienden a Daniel Yarur, mientras que la defensa de Jorge Yarur está liderada por el clan Hermosilla y el bufete de Nurieldin, cabeza del estudio.

Rivera y Hermosilla (Luis) se conocen de sobra: estuvieron en la misma vereda defendiendo a José Yuraszeck y Marcos Zylberberg en el caso Chispas.

Sin embargo, en los tribunales no hay amigos. Ambos bandos están enfrascados en una pelea sin cuartel ni censura en representación de sus clientes, como demuestran los alegatos que acá les presentamos.

El lunes 14 de abril pasado Rivera y Juan Pablo Hermosilla se vieron las caras en la Corte de Apelaciones, donde se alegó la solicitud de Rivera de sobreseer el caso radicado en el Cuarto Juzgado de Garantía de Santiago, en el cual Daniel Yarur está formalizado desde enero pasado. También alegó el fiscal José Morales, el mismo que lleva la investigación del caso La Polar.

El viernes pasado, 26 de abril, la octava sala del tribunal de alzada (integrada por los ministros Alejandro Madrid y Marisol Rojas, además del abogado integrante David Peralta), rechazó el recurso de apelación de Rivera, y ordenó que siga la investigación, la cual además se extendió en 60 días por orden del tribunal de primera instancia.

Rivera versus Hermosilla

Más allá de la disputa judicial y los dineros involucrados, el caso ha tomado un cariz personal. Las partes han buscado atacar los flancos íntimos de cada adversario y han alcanzando niveles que sorprenden a muchos que tienen experiencia en tribunales.

En el alegato del 14 de abril, Hugo Rivera y Juan Pablo Hermosilla se dieron duro y sin miramientos. No sólo haciendo acusaciones y presunciones sobre sus clientes sino que cuestionando las intenciones del otro.

Ello, pues, si bien la ocasión buscaba clarificar los motivos para sobreseer o no la querella de Jorge contra Daniel, la discusión se fue de las manos y permitió develar hasta dónde alcanza la disputa por los dólares.

En su exposición Rivera reclamaba en forma extensa que los tribunales chilenos no podían ver la causa y alegaba que no había delito de apropiación indebida.

Advirtió que el caso lleva dos años, que los Hermosilla atacaron un año y medio persiguiendo la estafa y que sorpresivamente en diciembre pasado cambiaron “ontológicamente” la calificación jurídica del delito denunciado a apropiación indebida.

El largo alegato de Rivera

Cuando le llegó su turno se saltó casi por completo el debate jurisdiccional y apuntó directo a las intenciones de su colega. “Esto (debate jurisdiccional) lo plantea la contraparte para producir la impunidad… Si uno declara inmunidad de jurisdicción no hay posibilidad de investigar”, alegó.

“Del relato que se escucha de mi distinguido contradictor tiene que haber parecido un relato inverosímil”, disparó de entrada.

Luego alegó que el caso ha sido largo porque Daniel Yarur “ha encubierto todo lo que pasó” en las operaciones y que la defensa no ha ayudado a la investigación.

Presumió la mala intención de Rivera, Pfeffer y Yarur Elsaca, asegurando que los juicios de rendición de cuentas y cobro de honorarios que inició la defensa tras conocer el inicio de la querella de Jorge fueron un ardid. “Porque saben lo que se viene”, advirtió.

Reclamó que en esos juicios Daniel y sus abogados nunca revelaron los US$ 60 millones que obtuvo con las operaciones que ahora denuncian. “Son actos técnicamente de encubrimiento”, reclamó.

De inmediato apuntó a la base de su alegato: la confianza. Recuerda que Jorge Yarur a fines de 1999 estaba mal de salud y recurrió a su primo que entonces era jefe de la SVS. “Aquel funcionario destinado a velar por la transparencia en manejo de valores… Cómo va a imaginarse (Jorge) que va a pasar esto”, dice, atacando el doble vínculo de Daniel en la SVS y asesor de un accionista de una Sociedad Anónima abierta “que él supervigila”.

Hermosilla minimiza el valor de la gestión de Daniel en el manejo de los dineros de Jorge, asegurando que el crecimiento del patrimonio ocurre por el alza de las acciones de BCI y dice que Daniel pasó de ganar $ 3 millones en la SVS a $ 154 millones “por un trabajo part-time”.

Y continúa, sin filtro. Dice que no reclaman ni los $ 50 millones que cobraba Yarur Elsaca mensuales, ni los $ 10 millones por los directorios, ni ningún ingreso de los que cobró. Sólo se acota a los US$ 59,1 millones que a su juicio, “tomó” indebidamente del patrimonio de Jorge.

No hay documentos que lo justifiquen, afirma, con particular crudeza. “Nada de esto existiría si hubiese un miserable correo electrónico de Daniel Yarur… “(por ejemplo) Jorge conforme a lo conversado me cobré US$ 42 millones”.

La dureza de Hermosilla alcanza el extremo al presumir las intenciones de Daniel Yarur y sus abogados que piden el sobreseimiento.

“Todo esto son intentos desesperados, de alguien —voy a ser crudo— que se confió que mi cliente iba a morir”, dispara, recordando que Jorge tiene Sida, que no sólo no se murió sino que se recuperó hace ya siete años.

Asegura que Daniel nunca rindió cuenta de su gestión ante Jorge durante 11 años y que siempre dio respuestas evasivas.

Hermosilla también advirtió que Daniel Yarur no ha cooperado con la investigación y que sólo reveló la operación de 2007 cuando “se vio acorralado” por la “evidencia contable”.

[cita]“Todo esto son intentos desesperados, de alguien —voy a ser crudo— que se confió que mi cliente iba a morir”, dispara, recordando que Jorge tiene Sida, que no sólo no se murió sino que se recuperó hace ya siete años, señalaba el abogado.[/cita]

De paso le quita credibilidad y validez al testimonio de Nathalie Hatala, ex ejecutiva de Jorge Yarur en el Museo de la Moda, quien declaró a favor de Daniel, asegurando que estuvo presente en una conversación de ambos donde Jorge le pedía rebajar a 20 % la comisión, lo que para la defensa es un testimonio clave para acreditar que Daniel Yarur tenía derecho a cobrar los US$ 59 millones que busca recuperar Jorge.

“Tiene enemistad (con Jorge)… ¿credibilidad? Cero”, señala sobre Hatala.

Hermosilla ademas dice que Hatala no es creíble por ser pareja de un cercano a Daniel Yarur.

En paralelo a este juicio, Hatala se querelló por amenazas y presentó evidencias de mensajes enviados por Yarur. Incluso hay mensajes, que su defensa, a cargo de la abogada Bárbara Salinas, está periciando para ratificar que son de Yarur, en los cuales la insultaría. De hecho, la semana pasada se decretaron medidas de protección a favor de Hatala.

Hermosilla, en su alegato, cierra afirmando que “sostener que aquí hay que ir a discutirlo a Panamá, sólo muestra el espíritu en que se ha manejado Daniel Yarur en este caso”.

Hugo Rivera, en su réplica deja las formas y lo ataca de vuelta, refutando la alusión al doble rol de Daniel a fines de 1999. “No hay ninguna operación donde Daniel fue Superintendente y es sólo ensuciarlo como ha hecho en El Mercurio mi contradictor”.

Rivera pregunta por qué si, según Jorge Yarur, Daniel era “tan sinverguenza”, le pagó $ 250 millones como finiquito, cuando su cobro mensual eran $ 160 millones mensuales.

El abogado acusa a Hermosilla y Yarur Bascuñán de mentirosos. “Mintieron y dijeron que (Jorge) no había ido a Italia. Tuvimos que acompañar fotografías cuando estaban juntos”, dice.

Seguidamente, Rivera ataca el espacio más íntimo de Yarur Bascuñán: su homosexualidad y su enfermedad. “Estuvieron en Capri (Daniel y Jorge), (Jorge) estaba con su pareja, ese caso medio escabroso, no voy a seguir con eso”, relata.

Para el abogado la acción judicial iniciada por Jorge radica simplemente en que “no le gusta pagar”. Y relata sucintamente varios casos en esa línea.

Habla de la construcción del Museo de la Moda. “Le hicieron todo el museo de la moda. No me han querido entregar documentos para ver cuánto costó, con 5 subterráneos, nunca, durante 10 años, son decenas de millones de dólares”, afirma.

Luego señala el caso del arquitecto Daniel Alemparte, contra quien Jorge se querelló por estafa por trabajos en su casa. El profesional presentó una querella en respuesta a la causa iniciada por Jorge, la cual fue sobreseida.

Y los trapos siguen saliendo al sol

Hermosilla llegó a sembrar dudas acerca de la forma en que el actual presidente del BCI ganó el control. Algo que pareció molestar profundamente a Rivera, que encaró a Hermosilla diciendo: “Mi contradictor dice: el Banco fue regalado ¿insinúa que su otro primo (Luis Enrique, presidente de BCI) se quedó con el banco?”.

Pero no es suficiente. Rivera da un paso más para socavar el carácter y credibilidad de Yarur Bacuñan y alega que Daniel no sólo debía administrar el patrimonio de su primo, sino que intervenir en casos personales delicados que Jorge no enfrentaba. El más crudo lo lanza sobre el Sida.

“Seamos serios y digamos la verdad, ese señor don Jorge Yarur Bascuñán a dos personas enfermó de sida, tuvo que intervenir mi cliente porque (Jorge) no quería dar la mensualidad para comprar remedios”, relata.

La dureza de Rivera finaliza con el rechazo a lo señalado por la defensa que hacen los Hermosilla, en cuanto a que Daniel nunca rindió su gestión ante Jorge. “¿Quién firmaba las actas? ¿el enfermo que no sabía lo que firmaba? Todas las actas firmadas acompañadas por esta parte y dice que él nunca supo. Lo que pasa es que a Jorge Yarur no le gusta enfrentar incluso, le gusta imputar delitos prescritos, que es un delito en Código Penal”.

Rivera y Pfeffer perdieron ante la Corte de Apelaciones la solicitud de sobreseimiento, por lo que sigue la investigación. Los Hermosilla seguirán su estrategia para demostrar que Daniel Yarur es culpable de apropiarse ilícitamente de parte de la fortuna de su primo Jorge.

Nadie sabe quién ganará. Pero está claro: Los trapos seguirán saliendo, las telas finas polutas no se lavarán en la mansión.

Las pruebas de la defensa

Para la estrategia de Rivera y Pfeffer, el pasado y el carácter le juegan en contra a Yarur Bascuñán. Los documentos y testimonios que han agregado a la carpeta de investigación siguen esa línea. Al tiempo que buscan reafirmar el respaldo y credibilidad que Daniel tiene en el mundo empresarial.

En esa línea, indagaron hasta en la deportación que le hizo el gobierno estadounidense hace casi 15 años.

En una entrevista a El Mercurio del 27 de enero de este año, Yarur fue consultado si lo habían deportado por tráfico de drogas. El empresario sólo respondió que la causa fue que él no había declarado formalmente su condición de VIH positivo.

La defensa de Daniel Yarur presentó ante los tribunales un documento del Ministerio de Justicia estadounidense, al cual tuvo acceso El Mostrador Mercados, que confirma que en la deportación de Yarur no sólo se alude al VIH sino a que llevaba consigo cocaína.

Según el reporte emitido por el Departamento de Justicia de Estados Unidos el 21 de abril de 1997 Jorge Yarur ingresó a Estados Unidos procedente de Santiago de Chile en el vuelo Lan 142.

El informe del oficial David Paz indica que en el aeropuerto JFK de Nueva York se le realizó un control de rutina, el cual reveló que llevaba un paquete de cigarro que tenía en su interior un papel con una sustancia blanca que dio positivo por cocaína. Después, efectivamente se verificó lo que Yarur dijo en la entrevista a El Mercurio en el sentido que no declaró correctamente su VIH.

Un testimonio que para la defensa de Yarur Elsaca es clave es el de Nathalie Hatala contratada como museóloga y asesora técnica por Jorge Yarur. Su experiencia es larga restaurando textiles y asesorando en conservación a los principales museos de Francia y en el Kulturen de Suecia, según ella misma relató el 26 de junio de 2012 a través de una declaración jurada, la cual refrendó el viernes 19 de abril pasado ante el fiscal Morales.

En la declaración escrita Hatala relata que Yarur compraba piezas de colección en forma impulsiva, a precios superiores a los de mercado, de lo que hablaban incluso medios extranjeros.

Cita un ejemplo: un collar de la fallecida Lady Diana. Lo adquirió en US$ 1,5 millones en Nueva York. Dice que posteriormente Yarur Bascuñán “se arrepintió, cancelando el negocio, lo cual fue para mí muy bochornoso profesionalmente, dado que estaba mi prestigio de por medio”.

En su declaración afirma que Daniel y Jorge se veían constantemente y que entre 2002 y 2004, cuando ambos presenciaban el torneo de tenis Roland Garros en París, una noche cenaron en el café parisino Café de Prix. Allí, recuerda, escuchó cómo Jorge le pedía a Daniel bajar a 20 % la comisión que cobraba, ante lo cual este se negaba por la complejidad que, a su juicio, significaba manejar su patrimonio.

Para ensalzar la reputación de su cliente y justificar el millonario cobro de Daniel a Jorge, Rivera y Pfeffer llegaron hasta los tribunales connotados personajes del empresariado local.

Jean Paul Luksic, presidente del holding minero Antofagasta Minerals e integrante de la mayor fortuna del país, declaró el 28 de junio de 2012 que conoce a Yarur, pues estudiaron juntos en Londres y porque lo tuvo en el directorio de la minera, valorando su rol en la empresa. También acudió el propio presidente del BCI, Luis Enrique Yarur Rey.

La defensa da Yarur Elsaca agregó a la carpeta penal un antecedente emanado del juicio civil en el cual reclama pagos pendientes por parte de su primo. En dicha causa, el 16 de mayo de 2012 acudió a testificar el socio de Celfin Capital, Jorge Errázuriz, a pedido del propio Yarur Elsaca.

En su testimonio Errázuriz ratificó que en el caso de administraciones discrecionales de patrimonio, como este caso, se acostumbra cobrar 20 % a 25 % del aumento del patrimonio.

En la misma causa civil, agregaron el informe pericial contable del contador auditor, Fidel Quinteros, el que confirmó que el patrimonio de Jorge Yarur, gestionado por Daniel Yarur, subió desde los US$ 118 millones a US$ 560 millones, entre 1999 y 2010.

Según un criterio económico-financiero, Quinteros indicó que el alza fue entre US$ 464 millones y US$ 549 millones, dependiendo de si se analiza por OPA o por toma de control.

Otro documento que presentaron para demostrar la credibilidad de Yarur Elsaca y lo contrario respecto de Jorge, fue una carta de la corredora estadounidense Morgan Stanley Smith Barney, en la cual les informan a través de abogados en ese país de la decisión del banco Wells Fargo de no seguir investigando un presunto fraude que, según Jorge Yarur, su primo habría cometido con un cheque de US$ 1,8 millones.

La reclamación la había hecho Yarur Bascuñán a través de BCI en Santiago y el que se descartara ilícito por parte de Wells Fargo, revela, según Daniel Yarur, la falta de credibildiad de Jorge.

Daniel Yarur y el paraíso fiscal que usó Golborne

La parte querellante en tanto detalló el meticuloso circuito de operaciones que hizo Daniel Yarur para quedarse con los US$ 59 millones que Jorge Yarur hoy reclama.

Coincidentemente, el origen de las operaciones se da en el paraíso fiscal de Islas Vírgenes Británicas, el mismo donde el ex candidato presidencial de la UDI, Laurence Golborne mantiene la sociedad hoy cuestionada por no haber sido detallada en su declaración de patrimonio.

Según la información en poder de la fiscalía, el 30 de noviembre de 2007 Daniel constituyó la sociedad Nueva T Corp (NTC) en Islas Virgenes Británicas con 50 mil acciones al portador, las que el 12 de diciembre de ese año fueron traspasadas a Euweland Corp, de propiedad del propio Daniel.

Esa sociedad NTC recibió el 14 de diciembre de 2007 las acciones de Tarascona Corp, sociedad propiedad de Hofstra Corp, a su vez patrimonio de Jorge Yarur y que equivalía al 1,47 % del banco BCI.

En dicho traspaso —ordenado, según relatan los abogados de Yarur Bascuñán en la causa, a abogados que trabajaban para Yarur Elsaca en Panamá— Daniel actuó como representantes de su primo.

Luego el 21 de diciembre de 2007 se realizó una asamblea extraordinaria del fondo de inversión privado Anacapri Investment Fund, propiedad de Jorge Yarur, pero que era administrado por su primo Daniel.

En dicha ocasión se aprueba que ese fondo compre a NTC las acciones de Euweland en US$ 42,9 millones, girándose los dineros desde la sociedad Fintair Finance Corp, de propiedad de Anacapri y Hofstra, todas de Jorge Yarur y a favor de Euweland de Daniel.

La secuencia continúa el 24 de diciembre de 2007 cuando Yarur Elsaca actuando por Euweland como representante legal, y por Fintair, por el mandato de Jorge, ordena a los abogados en Panamá cancelar el titulo por las 50 mil acciones de NTC, a favor de Euweland. Esto provoca que el 24 de enero de 2008 NTC emita un titulo accionario por 50 mil acciones a favor de Fintair.

De esta forma, Euweland recibe US$ 42,9 millones y Fintair se queda con la propiedad de NTC, la cual a su vez queda como dueña de la original Tarascona.

Con todo esto, dice la parte querellante, Daniel Yarur eleva su patrimonio personal en US$ 42,9 millones “mediante la apariencia de una contraprestación que no es efectiva, pues sólo consiste en hacer circular el 1,47 % de las acciones de Bci, sin que medie por ello haya hecho pago alguno, para luego devolverse a la víctima (Jorge), previo pago del monto de dinero ya referido”.

La segunda operación que acusan los Hermosilla consiste en la disminución del capital de Anacapri (de propiedad de Jorge, pero gestionada por Daniel) en $ 25.406 millones, siendo devuelto su aporte a las sociedades Milano, Tauro y T&V.

Luego estas sociedades venden sus cuotas en el Fondo Anacapri, que en ese momento ya no tenía en su poder las acciones del BCI. Precisamente, el comprador de estas cuotas es Daniel Yarur, a través de la sociedad Agrícola, Inmobiliaria y Comercial Chauquén Ltda. La operación es por US$ 9,09 millones y se realiza el 15 de noviembre de 2009.

Según la parte querellante, este precio implicó un descuento ya que el valor total de patrimonio de Anacapri era de US$ 25,26 millones, dejando un saldo de pérdida para Yarur Bascuñán como dueño de Anacapri de US$ 16,17 millones, idéntico a la ganancia patrimonial que obtuvo Daniel.

Al sumar ambas megaoperaciones, Jorge Yarur estima que Daniel le extrajo ilegalmente US$ 59,1 millones, como dice Hermosilla, desdoblándose como mandatario de las sociedades de Jorge Yarur y como representante de las sociedades de su propiedad originadas en las islas, que hoy más que paraíso son un martirio para Golborne.

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