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Las vírgenes de yeso que penan en el CDE Opinión

Las vírgenes de yeso que penan en el CDE

Santiago Escobar
Por : Santiago Escobar Abogado, especialista en temas de defensa y seguridad
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Se trata de un curioso caso de fraude hormiga en la Municipalidad de Colina, emanado como arista del «caso Basura”, que, debiendo ser analizado y querellado por el CDE luego que la fiscal Ximena Chong le entregara los antecedentes, durmió el sueño de los justos en los cajones del entonces presidente del organismo, Juan Ignacio Piña, y solo fue entregado a análisis del Consejo el día antes de que dejara el cargo.


Mucho se ha escrito del Consejo de Defensa del Estado (CDE). Que precisa una reforma; que la elección de sus miembros es un acto binominal que jubila por anticipado a sus miembros con un nombramiento que sirve para pagar favores políticos; que solo defiende el interés monetario del Estado y que, en consecuencia, debiera llamarse Consejo de Defensa Hacendataria del Estado, y muchas otras cosas. Lo principal, dicen sus críticos, es que en su estructura más importante parece ser la Ley de Alcoholes antes que otra cosa, mientras el verdadero interés del Estado nadie lo defiende. Le pasan por el lado los bienes culturales y simbólicos, el valor ambiental de sus territorios o el patrimonial de sus instituciones. El valor corporativo de Chile, como Estado, para el CDE no existe.

Las críticas pueden parecer  exageradas o certeras, y en gran medida tienen más que ver con intereses en juego que con percepciones doctrinarias. Pero que en su funcionamiento pasan cosas curiosas que avalan las apreciaciones negativas, pasan.

Un ejemplo de ello es el llamado caso de las “Vírgenes de yeso y el pan de Pascua”, que ha sido investigado por la Fiscalía Centro Norte (Delitos de Alta Complejidad RUC1600417012-5). No se trata de alguna vieja historia en torno a las leyendas de Santa Úrsula y las 11 mil vírgenes, ni tampoco una versión apócrifa de las “Onze Mille Verges” de Guillaume Apollinaire, el controvertido poeta de origen polaco francés, en ese juego de fonemas galos.

Se trata de un curioso caso de fraude hormiga en la Municipalidad de Colina, emanado como arista del «caso Basura”, que, debiendo ser analizado y querellado por el CDE luego que la fiscal Ximena Chong le entregara los antecedentes, durmió el sueño de los justos en los cajones del entonces presidente del organismo, Juan Ignacio Piña, y solo fue entregado a análisis del Consejo el día antes de que dejara el cargo.

Ello, de por sí curioso, se torna más raro pues está relacionado con su socio del estudio jurídico BCP, Matías Balmaceda Mahns, la esposa de este, Bernardita Swinburn Pérez, y la nana de su casa, Eugenia Uribe Aceitón.

La relación de Balmaceda con la Municipalidad de Colina es antigua, ya que defendió al alcalde Mario Olavarría, en un juicio por la instalación de supermercados Tottus en esa comuna, oportunidad en que el jefe comunal fue absuelto.

Como se señaló, el caso de las «Vírgenes de yeso y el pan de Pascua» se origina como arista del «caso Basura», en el cual Matías Balmaceda asume la defensa del alcalde de Colina, Mario Olavarrría, y aparentemente, para pagarle con recursos estatales sus servicios, la municipalidad primero le firma a su estudio un contrato por $18 millones para una capacitación, que luego se anula de manera irregular, asume otras modalidades que también se dejan sin efecto, para, finalmente, derivar en unos dudosos contratos de honorarios, uno para su esposa Bernardita Swimburn y otro para su nana, Eugenia Uribe Aceitón. La estela administrativa era rara y llena de rastros irregulares y –según lo concluido por la fiscal Ximena Chong– eventualmente constitutivos de delitos.  

Interrogadas la esposa y la nana de Balmaceda, la primera declaró que había vendido 10 vírgenes de yeso al municipio por un valor unitario de 150 mil pesos cada una, más IVA, aunque en su contrato de honorarios por un millón 600 mil pesos nunca se nombraron las vírgenes. Por su parte, la nana, señora Uribe Aceitón, tuvo dos contratos a honorarios, el primero para apoyo a las actividades navideñas y el segundo para fomentar vínculos con la comunidad en el marco del programa recreacional vecinal, ambos por un total de 10 millones. Ella declara que estuvo haciendo panes de Pascua durante tres meses con un horno que le compró su patrón. Matías Balmaceda, a su vez, declaró que “ella viene de Los Angeles, un poquito al interior” en el sur, lo que, según una fuente cercana al CDE, “suena bien como complemento de las vírgenes de yeso”, pero que en el Consejo nadie lo cree y todos se ríen.

En conclusión, ni los contratos están en forma ni las vírgenes de yeso, al parecer, valen lo que se dice ni podían comprarse a honorarios, ni el tipo de pan de Pascua tiene una definición clara, excepto que es de Pascua, aunque, por cierto, existen fotos de todo, entregadas tanto por los abogados como por el municipio. Según el Acta respectiva del Consejo de Defensa del Estado, este abordó la causa recién en marzo de 2017, el mismo mes en que Juan Ignacio Piña dejó la presidencia del organismo y se reintegró al Estudio BCP Abogados, donde es socio de Matías Balmaceda.

En su página web se lee que es un reconocido estudio jurídico, líder en el desarrollo de nuevas estrategias de prevención del delito en las empresas, y en materia de litigación internacional, donde ha sido la única firma chilena “que ha litigado ante la Corte Penal de La Haya”, a la vez que ha sido reconocido como como Top 1 en la categoría compliance por Chambers and Partners Latinoamérica 2018.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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