Opinión
El 2 de julio de 2019, los ojos del mundo estarán puestos sobre ciudades como La Serena, Coquimbo, La Higuera o Paihuano, señaladas como el mejor lugar del planeta para observar el eclipse solar total. El astroturismo representa una oportunidad para diversificar nuestra oferta turística por lo que debemos poner en valor este potencial excepcional y aprovechar las condiciones de nuestros cielos para convertirlos en el destino ideal para todos los que sueñan con ir un poco más allá y conocer el universo.
Un año exacto falta para que la región de Coquimbo sea protagonista de un evento que desde ya concita la atención de miles de científicos y turistas. El 2 de julio de 2019, los ojos del mundo estarán puestos sobre ciudades como La Serena, Coquimbo, La Higuera o Paihuano, señaladas como el mejor lugar del planeta para observar el eclipse solar total, fenómeno natural que se compara, incluso, con el avistamiento del cometa Halley en 1986.
Este hito es una invitación a que como país nos enorgullezcamos y comencemos a disfrutar de la calidad y pureza de los cielos de la zona norte, considerados verdaderos laboratorios naturales, y que impulsan la visita de científicos y aficionados a la astronomía cada año.
El desarrollo de observatorios y la generación de conocimiento que se realiza en nuestro país, representa una oportunidad insuperable, no sólo para el desarrollo de la astronomía y la ciencia, en general, sino también para aquellos que gozan observando el universo, conjugando en este acto el conocimiento y la entretención.
[cita tipo=»destaque»]Si se considera que para el año 2020, el 70% de la observación a nivel mundial se realizará en Chile y que de las 365 noches que tiene un año, 300 son despejadas en el norte del país, resulta claro que la astronomía puede convertirse en la puerta de entrada para la oferta turística del norte y que el astroturismo es un sector con potencial probado, constituyendo un activo estratégico para el desarrollo del país, gracias a las oportunidades en materia de ciencia, tecnología, industria, educación y economía.[/cita]
Si se considera que para el año 2020, el 70% de la observación a nivel mundial se realizará en Chile y que de las 365 noches que tiene un año, 300 son despejadas en el norte del país, resulta claro que la astronomía puede convertirse en la puerta de entrada para la oferta turística del norte y que el astroturismo es un sector con potencial probado, constituyendo un activo estratégico para el desarrollo del país, gracias a las oportunidades en materia de ciencia, tecnología, industria, educación y economía.
De hecho, de acuerdo con estimaciones de la Subsecretaría de Turismo, actualmente los ingresos generados por esta experiencia turística son del orden de los US$8 millones y llegarán a los $20 millones en 2025.
Sin duda, nuestro país cuenta con las condiciones e infraestructura para hacer crecer este nicho, sin embargo, debemos estar conscientes que esto implica una serie de desafíos. Uno de ellos es el fortalecimiento del capital humano, dado que la experiencia de viaje es trascendental para el éxito del desarrollo turístico.
Asimismo, generar una mayor articulación entre los distintos proveedores, así como entre las regiones con mejores características para su desarrollo, es parte esencial de poner en valor nuestro potencial en esta área. Adicionalmente, acercar la observación al público general es muy relevante y un ejemplo en esta materia es el Tololo, un observatorio científico que se ha abierto al público con excelentes resultados.
Finalmente, el astroturismo representa una oportunidad para diversificar nuestra oferta turística por lo que debemos poner en valor este potencial excepcional y aprovechar las condiciones de nuestros cielos para convertirlos en el destino ideal para todos los que sueñan con ir un poco más allá y conocer el universo.
