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Cómo estamos evaluando a nuestros estudiantes

Por: Armando Rojas Jara


Señor Director:
Dada la actual discusión en torno al proyecto de ley que modifica la Ley General de Educación con el objeto de complementar el sistema de evaluación del nivel de educación básica, especialmente a los cursos primero a cuarto básico (boletín nº 11992-04), identificado en la discusión pública como el proyecto que busca eliminar las notas de primero a cuarto básico, quisiera hacer algunas reflexiones.
La política de fortalecimiento de la evaluación de aula implementada por el MINEDUC a través del Decreto Nº 67 de 2018, hace un fuerte énfasis en avanzar hacia un uso más pedagógico de la evaluación y relevar los procesos de evaluación formativa. Expresado en otras palabras, esto significa que –desde la política educativa- se busca impulsar en los colegios prácticas tendientes a reflexionar más profundamente en cómo los docentes están evaluando a sus estudiantes. Asimismo, el Decreto 67 promueve que los equipos docentes instalen sistemas efectivos de monitoreo, levantando con ello información que permita alertar a tiempo sobre qué estudiantes no están logrando oportunamente los objetivos de aprendizaje, dispuestos en las bases curriculares. Por otro lado, los resultados nacionales del portafolio (uno de los instrumentos que evalúa el desempeño de los docentes de acuerdo a los artículos 19 y 70 del Estatuto Docente) se observa que tanto la reflexión como la evaluación son las áreas que alcanzan los porcentajes de logro más bajos.
Con estos antecedentes, la discusión en torno a si es recomendable o no eliminar las notas de primero a cuarto básico, debiera centrarse en potenciar tres aspectos. En primer lugar, seguir apoyando la certera labora que hasta ahora ha llevado a cabo el CPEIP (organismo responsable del desarrollo profesional docente) que -a través del área de formación docente- está haciendo esfuerzos para apoyar la formación continua de los maestros. En segundo lugar, generando mecanismos efectivos para instalar los principios del Decreto 67, respecto principalmente y como ya se dijo, a avanzar hacia un uso más pedagógico de la evaluación y relevar los procesos de evaluación formativa. Y por último, más en el mediano plazo, fortaleciendo en la formación inicial la enseñanza de la evaluación, entendida como una capacidad clave en la labor docente.
A la luz de lo planteado, poner atención en cómo estamos evaluando a nuestros estudiantes, debe constituirse en uno de los principales focos de quienes con profesionalismo trabajamos por mejorar la educación.

Armando Rojas Jara
Profesor de política educativa de la Universidad del Desarrollo

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