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En memoria de ella

Por: Sandra Arenas


Señor Director:

En estos días he recordado una lectura alternativa de mis tiempos de estudiante de teología: In memory of her (1982). La autora, de la Escuela de Harvard, hace una re-lectura bíblica y extra-bíblica de los orígenes del cristianismo, de-construyendo la transmisión tradicional que afirma la omnipresencia de varones en el liderazgo de las primeras comunidades. Desplegando sus habilidades exegéticas, literarias y teológicas; se muestra que la mujer también protagonizó el movimiento cristiano de los inicios, y así, parece completar la parcial historia antigua… en memoria de ella.

Independiente de que se acuerde o no con su hermenéutica de los textos, su esfuerzo se inscribe en un difícil camino que ella ha hecho dentro del cristianismo, especial —pero no únicamente— dentro del catolicismo. Ni en la praxis ni en la teología le ha sido fácil. No por falta de empeño ni de compromiso evangélico, o por carencia de ideas y de rigurosidad intelectual, sino por un sistema cultural eclesiástico diseñado por varones y para varones, que metódicamente no la ‘ve’ a ella ni la incluye en su memoria, permaneciendo detrás de las páginas de los manuales de historia. Muy poca literatura teológico-doctrinal contemporánea no refiere al “crucial” rol de la mujer o al llamado “genio femenino”, cuya narrativa tiende a resaltar más la capacidad de servir y amar maternalmente que la igual dignidad con sus derechos correlativos. Y así, señor Director, con más o menos grises, la invisibilización sigue siendo la norma. Este “genio” no puede anular el molesto mansplaining eclesiástico, ni en terreno pastoral ni en el académico… porque ella no sabe, o sabe menos… ella sigue sin ser vista.

La prescindencia de ella en el diseño institucional camina hoy aparejada al clamor de transitar desde las “concesiones” hacia los derechos. Derecho a que su liderazgo se institucionalice, derecho a enseñar, a diseñar modelos comunitarios, a la predicación, a votar siempre. Derecho a re-escribir una historia parcial e incompleta, donde no sólo la memoria de místicas y santas sea registrada; sino también la de la catequista, predicadora, acompañante espiritual, párroca, teóloga… En memoria de ella.

Sandra Arenas,

Académica de la Facultad de Teología UC

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