Publicidad
Biblioteca Escolar Futuro Opinión

Biblioteca Escolar Futuro

Ignacio Sánchez
Por : Ignacio Sánchez Rector Pontificia Universidad Católica de Chile
Ver Más


Con gran alegría hemos celebrado los cinco años de vida de la Biblioteca Escolar Futuro (BEF), proyecto que responde a nuestra vocación pública, lo que nos ha llevado a ocuparnos del entorno en el que estamos insertos. Hace cinco años, y hoy lo seguimos sosteniendo, creímos que era necesario generar un acercamiento con las familias más vulnerables que trabajan o estudian en las áreas cercanas a nuestros campus universitarios y territorios de investigación en las regiones de Chile.

A través de la BEF quisimos participar activamente en el proceso de aprendizaje de niños y jóvenes de todo el país -de norte a sur-, generando espacios donde se pudieran desarrollar actividades culturales y académicas, dirigidas a los estudiantes y a su entorno, es decir sus familias y profesores. La implementación de bibliotecas escolares en las comunidades aledañas a nuestra Universidad, -sean estos al interior de sus campus o cercanas a sus centros de investigación-, nos ha permitido contribuir a la labor educativa de los establecimientos educacionales que presentan un alto índice de vulnerabilidad escolar.

Hoy, podemos decir que estos cinco años han sido muy fructíferos, ya que podemos servir a una población de hasta noventa mil estudiantes y dos mil profesores. Actualmente, estamos presente desde la región de Tarapacá hasta la región de Magallanes y de la Antártica Chilena. Junto a las bibliotecas que existen en los cinco campus de la UC, distribuidos en Santiago y Villarrica, hay en otros 16 recintos, por medio de diferentes formatos, tales como bibliotecas escolares, bibliotecas móviles y puntos de lectura. En Santiago, hay unidades de la BEF en dos centros de internación del Sename, en el Liceo Santa María Eufrasia del Centro Penitenciario Femenino de San Joaquín, y en dos aulas hospitalarias, – en el Servicio de Pediatría del Hospital Clínico de la Universidad Católica, y en el Hospital de Niños Josefina Martínez en la comuna de Puente Alto. En todas estas bibliotecas quisimos dar respuesta a las inquietudes de los niños, jóvenes y mujeres relacionadas con sus sueños, sus motivaciones, gustos, y pasatiempos.

[cita tipo=»destaque»]Junto con desarrollar estos espacios físicos con miras a propiciar la lectura y la cultura, el proyecto BEF considera acciones que permiten la vinculación de las comunidades escolares con la UC. En este contexto, hemos desarrollado programas de formación de estudiantes de educación media, programas de formación de docentes, de encargados de biblioteca y de otros actores de la educación y la cultura.[/cita]

En regiones, contamos con espacios en la Escuela Agrícola en Valle de Elqui; en el Colegio Marista de Alto Hospicio; en la Estación Costera de Investigaciones Marinas de Las Cruces, – la que sirve a estudiantes de toda esa zona costera-, en Puerto Tranquilo, Bahía Murta y Puerto Sánchez en la región de Aysén y también en Puerto Williams, donde a través de un inédito proyecto – las canoas lectoras-, pudimos llegar incluso a las islas del distrito Naval Beagle. En cada una de las bibliotecas, el equipo de la BEF realizó un trabajo previo orientado a detectar las reales necesidades de apoyo a la formación de los alumnos, para así dar el servicio más adecuado a sus propios requerimientos. Es así como recogimos la identidad cultural del lugar donde se encuentran ubicadas, la historia de sus pueblos originarios, el cuidado de la sustentabilidad, la literatura referida al desarrollo comercial de cada zona, además de los textos propios correspondientes al programa de estudio de enseñanza básica y media. Próximamente, nuestro proyecto estará presente también en la Casona Isla de Pirque, donde la universidad desarrolla un Centro de Extensión.

Junto con desarrollar estos espacios físicos con miras a propiciar la lectura y la cultura, el proyecto BEF considera acciones que permiten la vinculación de las comunidades escolares con la UC. En este contexto, hemos desarrollado programas de formación de estudiantes de educación media, programas de formación de docentes, de encargados de biblioteca y de otros actores de la educación y la cultura. Esto ha significado que un mayor número de estudiantes de estos establecimientos hayan ingresado a estudiar a la UC. La BEF ha permitido la edición y publicación de libros que recogen la memoria colectiva de comunidades como el Sename, el Centro Penitenciario Femenino, y la comunidad Yagan. Una de las ediciones destacadas año a año es el libro Talentos de Chile, fruto del Concurso Literario -ya en su cuarta versión-, por medio del cual hemos conocido la creatividad de niños, niñas, y jóvenes de nuestro país. Así también se han publicado guías de selección de lecturas con recomendaciones para encargados de biblioteca, docentes y mediadores del libro.

Estos logros se deben a la motivación de quienes creyeron en este proyecto y corrieron los límites de lo posible. Un motivo de gran alegría es que esta iniciativa no se quedó solo en la UC y traspasó nuestras fronteras, despertando el interés de otras universidades que quisieron replicar el programa. Hoy, la incorporación de la BEF al Sistema de Bibliotecas UC ha significado un soporte importante para proyectarse en el tiempo. Se ha incorporado su quehacer como una actividad relevante de vinculación con el medio, con sus comunidades y jóvenes usuarios. Gracias al trabajo y compromiso de esta iniciativa que hoy cuenta con alas propias y que ha emprendido su vuelo, se puede hacer realidad nuestro sueño de conectar a niños y jóvenes de Chile a través de la cultura y los libros. El aporte de la universidad con su entorno es un mandato y un proyecto a seguir desarrollando.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias