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Productividad en 40 horas semanales: ¡sí es posible! Opinión

Productividad en 40 horas semanales: ¡sí es posible!

Christopher Lathrop
Por : Christopher Lathrop Gerente corporativo de RR.HH. de Nuevo Capital
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Se podría llegar a pensar que las cifras de Irlanda u otros países europeos son una realidad difícil de replicar en Chile, o que responden a otros contextos socioculturales, pero la verdad es que eso no es así.  Detrás de ellas, hay culturas organizacionales lideradas por equipos disruptivos, creativos y centrados 100% en las personas.


Ante una inminente reducción de la jornada laboral y sus posibles efectos en la productividad, vale la pena prestar atención a la experiencia de empresas chilenas que han adoptado, de manera voluntaria, una reducción de jornada y adaptabilidad laboral.

Actualmente, cifras de la Dirección del Trabajo indican que más de 15 empresas en Chile han suscrito pactos de adaptabilidad laboral, además ya hay compañías que han modificado su jornada a un sistema de 40 horas semanales con la finalidad de mejorar la calidad de vida de sus colaboradores y donde la productividad no es un tema para poner en duda. Al igual que algunas grandes empresas, Nuevo Capital –compañía nacional de soluciones financieras– ha implementado este régimen de trabajo, desde sus inicios en 2013, para sus más de 500 colaboradores, de Santiago y regiones, con beneficiosos resultados.

Un aspecto que tienen en común estas empresas, que pese a pertenecer a sectores económicos e industrias diferentes, es que todas ellas son compañías jóvenes, con modelos de negocios disruptivos y altamente productivas.

Así, múltiples estudios de recursos humanos han demostrado que las personas que trabajan más felices y encuentran el bienestar personal dentro del entorno laboral, cuadruplican los resultados de la empresa y son más productivas. Por el contrario, empleados cansados y desmotivados, que solo esperan la hora de salida, no contribuyen a la rentabilidad del negocio.

Nuestro país es el quinto país OCDE donde más se trabaja. Mientras que en el promedio de estas naciones, el PIB por hora trabajada es de US$ 55,9, Chile alcanza solo los US$ 27,7, posicionándonos después de México con los peores números de Latinoamérica. Si seguimos analizando las cifras, Irlanda lidera con una productividad de US$ 99,5 por hora con un promedio de trabajo de 35 a 40 horas semanales. ¿Será posible para nuestro país igualar estos números?

Se podría llegar a pensar que las cifras de Irlanda u otros países europeos son una realidad difícil de replicar en Chile, o que responden a otros contextos socioculturales, pero la verdad es que eso no es así.  Detrás de ellas, hay culturas organizacionales lideradas por equipos disruptivos, creativos y centrados 100% en las personas. Un cambio de paradigma en que el colaborador es su principal activo y donde entienden que el mayor valor que pueden entregar a sus empleados son compañías ganadoras, rentables y cercanas. Por ello, favorecen todo tipo de condiciones laborales, beneficios y compensaciones, que aumenten los grados de bienestar de su personal.

En este sentido, el desafío está en que tanto las compañías como las autoridades, entiendan que el foco de la discusión de la productividad y el bienestar laboral está dado por entender las individualidades que hay dentro de una empresa, y a la vez que los empleados tengan la capacidad de comprender y responsabilizarse de los requerimientos y exigencias organizacionales, comprendiendo la importancia del rol que cumplen en la institución.

Hoy podemos mirar dentro de nuestro país casos de éxito en torno a este tema, para que así sigamos avanzando con evidencia concreta que justifique esta nueva forma de concebir el trabajo y de liderar compañías.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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