Publicidad

Voces desde el mundo científico claman por renombrar el “Cambio Climático” a “Emergencia Climática”

Por: Rodrigo Ramos-Jiliberto y Carla Olmo


Señor Director:

Voces desde el mundo científico claman por renombrar el “Cambio Climático” a “Emergencia Climática” y es posible que este término se discuta en la próxima COP25 a celebrar en Chile en diciembre. Más allá de la cuestión semántica, revela un giro en el conocimiento de los efectos del deterioro ambiental en el planeta. La Emergencia Climática es el mayor reto que enfrenta hoy la humanidad, más allá de guerras, impuestos y pensiones. Uno de los temas más agudos que genera la Emergencia Climática es la falta de agua dulce. La dependencia de nuestra sociedad respecto de este recurso se recuerda cada vez que sufrimos un “percance”, como el recién ocurrido en Osorno. Chile es un país eminentemente acuático. Las actividades económicas que sustentan al país dependen integralmente del agua oceánica y dulce, esta última cada vez más escasa. Extracción minera, agricultura, ganadería, pesca, turismo y consumo humano directo demandan grandes cantidades de agua. Asimismo, las aguas naturales proveen otros beneficios menos tangibles pero vitales. Protección contra catástrofes, regulación climática, recreación, cultura y espiritualidad son algunos de los Servicios Ecosistémicos que el agua natural ha ofrecido a los chilenos durante siglos y que debe proveer a las generaciones futuras. Sin embargo, no solo necesitamos agua sino agua limpia. De otro modo NO sirve. Los cuerpos de agua tienen una tendencia espontánea a desarrollar microorganismos y acumular deshechos provenientes de ellos. A esto se suma la contaminación que, proveniente de la agricultura, ganadería, industria y los hogares, deteriora severamente el estado del agua. Para contar con agua pura en cantidad suficiente, requerimos promover los mecanismos naturales de depuración. Estos están a cargo de variadas formas de vida. Pequeños animales que viven en el agua de lagos y en los fondos de los ríos, filtran microorganismos y reciclan materia orgánica. Lo mismo con las plantas acuáticas que absorben materia orgánica. Esta biodiversidad constituye un efectivo filtro purificador del que depende el suministro del agua, dado que la depuración artificial es insuficiente. La Emergencia Climática pone en riesgo el suministro de agua, tanto por su creciente escasez como por la amenaza que sufre la biodiversidad encargada de su pureza. Es vital tomar decisiones oportunas y acertadas para proteger nuestras aguas naturales. El Plan Nacional de Protección de Humedales y las Normas Secundarias de Calidad Ambiental son instrumentos idóneos pero insuficientes para la protección integral de las aguas en las más de cien cuencas hidrográficas de Chile. Lo que necesitamos hoy es diseñar e implementar una red de Reservas Hidrológicas protegidas por ley, que abarque el conjunto de cuencas del país. Esta figura de protección, que ya se implementa en algunos países europeos, permite la restauración natural de ecosistemas acuáticos degradados, junto a la protección de fuentes de biodiversidad acuática que aseguren la depuración natural de las aguas y la protección de zonas de servicios culturales para la ciudadanía. Este es un gran desafío país y misión que debería asumir el Ministerio de Medio Ambiente apoyado por el nuevo Ministerio de Ciencia. Chile, su población y su administración, deberían tomar ventaja de la próxima cumbre climática COP25 y apostar intensamente por ser un referente en la protección de los valiosos recursos acuáticos amenazados críticamente por la Emergencia Climática.

Dr. Rodrigo Ramos-Jiliberto, Profesor Titular
Dra. Carla Olmo, Investigadora

Centro GEMA – Genómica, Ecología y Medio Ambiente
Universidad Mayor

Publicidad

Tendencias