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Migración e infancia en Chile: lo urgente y lo importante Opinión

Migración e infancia en Chile: lo urgente y lo importante

Iskra Pávez Soto
Por : Iskra Pávez Soto Investigadora del Centro de Investigación en Educación (CIE) de la Universidad Bernardo O'Higgins
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Por estos días hemos visto una verdadera crisis humanitaria en la frontera norte de Chile, a raíz de la llegada de personas migrantes venezolanas que buscan una oportunidad; mientras se debaten posibles soluciones, hay familias durmiendo en la intemperie ¡con niñas, niños e incluso bebés! Esta situación vuelve a instalar en el debate público el tema de la migración en Chile, pero esta vez desde sus aspectos urgentes, lo que hay que solucionar en el corto plazo, quiero analizar esto, pero sin olvidar aquellos aspectos importantes, que requieren medidas de largo plazo. 

Como es sabido, en Venezuela hay un conflicto geopolítico de gran complejidad, donde ninguna de las partes quiere ceder, por miedo a perder sus intereses. Así, por un lado tenemos el gobierno de Nicolás Maduro y algunos sectores de izquierdas que culpan de esta crisis al bloqueo económico sufrido por parte de las potencias mundiales; por otro lado, sus opositores -apoyados por grupos de derechas- sostienen que el modelo socialista fracasó y que ahora solo opera una dictadura que vulnera los derechos humanos, esta última cuestión ha ido recientemente ratificada por Michelle Bachelet, Alta Comisionada de la ONU en esta materia. Mientras esto sucede en el debate político global, hace meses que las familias más pobres han comenzado a emigrar del país -primero lo hicieron los grupos altos y medios-, hacia países vecinos e incluso han llegado a Chile.

Ahora, en los medios de comunicación y en las redes sociales vemos este que este drama humano está pasando en nuestras propias fronteras, ante una actitud del gobierno chileno que podríamos denominar contradictoria, porque primero ofreció ayuda al pueblo venezolano -lo que se puede interpretar como un efecto llamada- , pero luego, puso trabas al aumentar los requisitos para obtener un visado. ¿Por qué se apela a criterios legalistas y burocráticos (legítimos, por cierto) para solucionar una crisis humanitaria, que requiere respuestas urgentes y excepcionales? ¿Cómo podría aplicarse la frase “los niños primero” -todos los niños y las niñas, sin importar su nacionalidad o el nivel económico de sus familias- en esta crisis humanitaria? ¿La sociedad chilena ha sido indolente frente a este drama humano? 

Una solución a esta tragedia requiere voluntad política de todos los actores sociales nacionales y regionales, en cuanto a lo urgente, pero no debemos olvidar lo importante. Porque, además de las familias venezolanas, en Chile ya hay familias migrantes y de origen migrante que están instaladas aquí y forman parte de nuestra sociedad, diversa y cosmopolita. Hoy en día a nivel global, la migración desafía a las democracias avanzadas -o a aquellas que pretenden serlo, como Chile-, porque pone a prueba los límites de la inclusión y la cohesión social y el respeto de los derechos humanos que pregonan. Pero, el Estado de Chile aún tiene varios pendientes en estos temas. Por ejemplo, todavía no tenemos una ley migratoria actualizada y garantista (esta semana se le puso suma urgencia al proyecto de ley que aún se tramita en el congreso) y el tema de la infancia en general sigue siendo un asunto considerado “menor” en el debate político, que no es asumido con la trascendencia que amerita. 

Así, la infancia migrante queda situada en una posición de vulnerabilidad doble o múltiple, que por sus características particulares merece soluciones urgentes e importantes. Si bien, existen programas gubernamentales que facilitan el acceso de la niñez migrante a prestaciones básicas (como el ingreso escolar o la atención sanitaria), aún estamos en una fase incipiente y precaria, lo que se requiere es avanzar en el diseño de políticas públicas migratorias en los diversos ámbitos o sectores que involucra este complejo fenómeno, que estén articuladas, con financiamiento y sostenibles en el tiempo. Se requieren medidas que consideren sus derechos y garanticen su integración, aquí y ahora (presente), pero también necesitamos pensar y diseñar acciones en cuanto al modelo de sociedad que estamos construyendo, donde las niñas y los niños migrantes serán protagonistas (futuro).

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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