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No estamos para chistes: tomémonos la salud mental en serio Opinión

No estamos para chistes: tomémonos la salud mental en serio

Luis Ibacache, Felipe Flores y Nicolás Zamorano
Por : Luis Ibacache, Felipe Flores y Nicolás Zamorano integrantes de la comisión de salud mental del Colegio Médico de Chile
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Es el momento que los medios de comunicación, periodistas, profesionales de la salud mental y de las ciencias sociales y distintas organizaciones de la sociedad nos sentemos a conversar de las responsabilidades que asumimos para disminuir la trágica cifra de muertes por suicidio en nuestro país. 


Lamentablemente, las noticias sobre suicidios se han vuelto más frecuentes en el último tiempo, visibilizando un problema que se arrastra hace años. El trato que le damos a este problema revela la falta de políticas públicas coherentes y consistentes en el tiempo que lo aborden como un problema de toda la sociedad y no solo como un problema de salud mental.

De acuerdo a cifras oficiales, en Chile ocurren 9,7 suicidios por cada 100 mil habitantes, lo que implica cerca de 1.500 muertes al año, 28 por semana y 4 por día. Según estudios, el 90% de los suicidas presentaba alguna patología de salud mental. A estos datos se suman los entregados recientemente por Metro de Santiago, que informó de un aumento del 83% respecto a 2018 de los casos de suicidio ocurridos el primer trimestre del 2019, y que más de la mitad de quienes lo realizan son personas entre 18 y 30 años.

[cita tipo=»destaque»]El Mercurio publicó un “chiste” referente al suicidio. Como Colegio Médico de Chile manifestamos nuestro profundo rechazo a esta caricatura que banaliza una situación grave. Mostrarlo como un hecho divertido es una falta de respeto hacia quienes han perdido un ser querido o lo han visto como una salida posible a su sufrimiento.[/cita]

Pese a esta realidad, el mismo día que se presentó esta información, El Mercurio publicó un “chiste” referente al suicidio. Como Colegio Médico de Chile manifestamos nuestro profundo rechazo a esta caricatura que banaliza una situación grave. Mostrarlo como un hecho divertido es una falta de respeto hacia quienes han perdido un ser querido o lo han visto como una salida posible a su sufrimiento.

Claramente no estamos para chistes. Entendemos que el problema no es del dibujante, sino de cómo nuestra sociedad no ve ni aborda este problema social; los medios de comunicación no están ajenos a esa ceguera.

Según la OMS, existe clara evidencia en que los medios de comunicación pueden influir en la prevención del suicidio. Por ello, recomienda a la prensa nunca dar a la conducta suicida una connotación positiva, presentándola como normal, resolutiva, valiente o trivial; que toda información entregada debe ser objetiva, ausente de sensacionalismo y morbosidad; que no se le debe dar cobertura prioritaria, mencionar el método utilizado, promover la idealización de la persona suicida ni especular sobre las causas. La recomendación enfatiza el entregar siempre mensajes que orienten a buscar información respecto a canales de ayuda disponibles.

Por eso no se puede simplemente dejar pasar una publicación, sea esta un chiste, una noticia o un titular. La situación actual nos interpela a reflexionar respecto del papel que todos jugamos en la prevención de este fenómeno. Es el momento que los medios de comunicación, periodistas, profesionales de la salud mental y de las ciencias sociales y distintas organizaciones de la sociedad nos sentemos a conversar de las responsabilidades que asumimos para disminuir la trágica cifra de muertes por suicidio en nuestro país.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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