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La ciudadanía: el factor clave en el cambio climático (a propósito de la marcha de 15 de marzo) Opinión

La ciudadanía: el factor clave en el cambio climático (a propósito de la marcha de 15 de marzo)


Este viernes 15 de marzo se realizará, en diferentes centros del mundo, una marcha por el medio ambiente impulsada por los diversos estudiantes secundarios de cada país. En ella quedará en manifiesto nuestro interés por la preservación de nuestro ecosistema, la naturaleza y por el cuidado al medio ambiente.

Actualmente, como sociedad nos vemos inmersos en una organización política y económica que se mueve entorno a lo superfluo, esto es, que en materia de políticas públicas el estado suele olvidar, o hacer caso omiso, de aquellas cuestiones de fondo que mueven a los problemas como tal. Por otra parte, las legislaciones vigentes parecieran estar abocadas a la solución de los problemas más inmediatos desde una perspectiva mediática, política y también superflua que, en vez de otorgar a la ciudadanía soluciones reales para los problemas que la aquejan, le entrega “soluciones parche” que, lo único que logran es su mimetización.

Lo que en esta marcha se pretende hacer, es encarar a los gobiernos y sus administraciones, exigiendo legislaciones que realmente se hagan cargo de hacerle frente al cambio climático y la contaminación. Al respecto, un artículo de la ONU publicado el 13 de marzo del presente año ha revelado que “nuestra salud estará cada vez más amenazada si el mundo no toma medidas urgentes para frenar y reparar los graves daños causados al medio ambiente. La contaminación del agua, del aire y los desechos químicos amenazan la integridad de los seres humanos y hasta su capacidad para reproducirse”. En este mismo artículo, la comisión medioambiental de la ONU afirma que si bien “el mundo tiene a su disposición la ciencia, la tecnología y las finanzas necesarias para encaminarse hacia el desarrollo sostenible, (…) aún falta un mayor esfuerzo de líderes públicos, empresariales y políticos que se «aferran a modelos obsoletos de producción y desarrollo»”(Noticias ONU-Salud) sin considerar los impactos ambientales que eso significa.

Si bien las demandas por las que este contingente se moviliza son del todo pertinentes para la correcta preservación de nuestro medio ambiente, éstas no son suficientes y en consecuencia el movimiento no debiera limitarse a ellas. Lo que en este escrito me gustaría hacer es dejar abierta la invitación al lector a que se cuestione honestamente su quehacer cotidiano y el de los otros; ¿qué tanto hace a diario para disminuir su huella de carbono?, ¿cómo ha fomentado la práctica del reciclaje y del uso de energías renovables entre sus compañeros/as?, y por último, ¿de qué manera va a provocar un cambio en el mundo, antes de que éste cambie para siempre?

Todos tenemos algo que aportar para hacerle frente al cambio climático, y aunque si bien es cierto que gran parte de los cambios más importantes deben comenzar desde el poder ejecutivo y legislativo, también es verdad que otra gran parte de los cambios que deben hacerse parten por nosotros mismos como ciudadanos, estudiantes, trabajadores y miembros del planeta tierra. Al respecto, no sólo el poder legislativo y el ejecutivo deben actuar para disminuir el impacto ambiental de las empresas, sino también debe ser el municipio quien se encargue de facilitar los contenedores y basureros diferenciados para que la ciudadanía pueda reciclar en su cotidianidad. A su vez, los municipios debieran de comprometerse a someter a estudio aquellas políticas tradicionales que afectan a los ecosistemas de sus comunas; me refiero puntualmente a la poda anual indiscriminada e injustificada de los árboles urbanos a lo largo de todo el territorio nacional. Del mismo modo, es igual de importante el trabajo que realicen las empresas públicas y privadas para hacerse cargo del reciclaje de todos los materiales de embalaje que venden con sus producto, sustituyendo así el actual modelo económico “lineal”, por uno de “economía circular y sustentable”.

No deben quedar fuera de esto los movimientos escolares -actores protagónicos del movimiento en cuestión- mas, en vez de una invitación a marchar, quisiera invitarlos también a ir más allá. No basta con manifestarse todos los viernes esperando únicamente una respuesta política a los problemas presentes y futuros respecto el medio ambiente, sino que debemos también comenzar las transformaciones desde nuestros puestos como verdaderos “jóvenes factores del cambio” y dar énfasis en, por ejemplo, la confección o instalación de papeleros de reciclaje en todas las salas de clases, en la instalación de basureros diferenciados en los patios de nuestros colegios, institutos y universidades, además de avanzar en una educación ambiental desde el inicio hasta el término de nuestra formación escolar. Por último, como ciudadanos de nuestros países pero, por sobre todo, como ciudadanos del planeta tierra, debemos colaborar de la mejor manera posible con el presente movimiento; ya sea a través de la concientización entre nuestros pares o la creación de proyectos sustentables en los hogares y en las pequeñas y grandes empresas, en la actividad diaria de lavar y reciclar lo que consumimos y en la insistencia a la manifestación de las autoridades respecto a sus políticas de acción para combatir el cambio climático.

Este movimiento, como cualquier otro, debe ser entendido como una invitación a la ciudadanía a replantearse aquellos aspectos más elementales de su quehacer cotidiano para así, luego de una reflexión consigo mismo y con los otros, lograr transformar y transformarse como persona en pos de un “nosotros” por sobre un “sí mismo”. De modo que, más allá de la mera participación en una manifestación, lo que realmente debemos hacer es generar un cambio en el estilo de vida que llevamos cada uno de nosotros y, frente a la incertidumbre,  lo mejor que podemos hacer es comenzar el cambio desde nosotros mismos y en nuestros espacios de lucha. En esta lucha por el cuidado y la preservación del medio ambiente, el factor clave para producir el cambio es la ciudadanía.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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