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Nuevos tiempos para Conicyt y el futuro Ministerio

Por: Enzo Cortés


Señor Director:

La reciente renuncia del director ejecutivo de Conicyt, Christian Nicolai, puede y debiese ser un punto de inflexión para el desarrollo de la ciencia y tecnología en Chile. Por un lado, da más margen de acción a las nuevas autoridades para diseñar el futuro Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (en estricto rigor aún no existe el ministerio, aunque ya haya ministro) y la futura Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo. Por otro lado, la renuncia de Nicolai debiese permitir una transición institucional más adecuada de Conicyt hacia la futura Agencia. En esto Nicolai tiene razón, al señalar que su renuncia “no producirá un retraso en la formación del ministerio” en una reciente entrevista. Al contrario.

Muchos de quienes han trabajado con Nicolai, dentro y fuera de Conicyt, coinciden en que es una persona que retrasa la toma de todo tipo de decisiones, y que en general evita hacer cambios significativos, aunque fuesen totalmente necesarios. Como ejemplo, para la reunión del ministro Couve con la plana directiva de Conicyt en La Moneda, Nicolai llegó acompañado de más de 15 directores de programa. Dos de esos directores manejan casi el 70% del presupuesto de la institución pero están al mismo nivel de los otros. Ese era el estilo de gestión de Nicolai. Otro ejemplo es lo que él considera uno de sus logros: haber modificado decretos para mejorar la entrega de beneficios a becarios. Esto se logró casi exclusivamente por la presión de los afectados a través de los medios de comunicación luego de no encontrar respuesta en la institución. En este sentido, las modificaciones se lograron a pesar de Nicolai.

Otra característica relacionada es su falta de liderazgo, especialmente cuando la institucionalidad estaba en juego. Era previsible que Nicolai programara viajes o vacaciones para la discusión presupuestaria de cada año para evitar tener que ir al Congreso a “pelear” el presupuesto de Conicyt. Algo parecido ha sucedido para las cuentas públicas de la institución, las que más de una vez han sido realizadas por la subrogancia. En ese sentido, Nicolai nuevamente tiene la razón al señalar en una entrevista luego de su renuncia que “la gente que queda está totalmente capacitada”.

La persona que asuma como director ejecutivo de Conicyt y luego como director de la Agencia debe representar un cambio en el estilo de gestión y además considerar que tiene un gran desafío por delante. Debe no solo ser capaz de entender la complejidad administrativa de la institución sino también tener la visión para proyectarla a la nueva institucionalidad. Actualmente los programas de Conicyt aún operan mayoritariamente como islas independientes, con sus propias bases de datos y sistemas de postulación, lo que genera una pobre coordinación y esfuerzos innecesarios de gestión. Tampoco existe una adecuada jerarquización o agrupación de los programas y sus recursos. No resulta lógico tener tantos directores al mismo nivel si tienen responsabilidades tan disimiles, ni tampoco es muy eficiente tener programas parecidos operando de manera paralela.

El futuro director de la Agencia debe ser una persona que tenga buena experiencia en gestión y que al mismo tiempo entienda la complejidad de una institución gobernada mayoritariamente por científicos (Consejos de Conicyt y Fondecyt) y que se relaciona estrechamente con el mundo de la educación superior. Conicyt une a los mundos de la burocracia y de la ciencia bajo un mismo techo, lo que no es fácil de entender ni manejar. Por un lado, los científicos tienen poco o nulo conocimiento sobre gestión o administración del Estado. Sin ir más lejos, en 2012 durante el paso de José Miguel Aguilera por la presidencia de Conicyt, se decidió aumentar la cantidad de proyectos Fondecyt Regular lo que implicaba contar con más presupuesto en el futuro para financiar los años 2, 3 y 4 de dichos proyectos (lo que se denomina “el arrastre” de los proyectos). Pero lejos de recibir más aumento el resultado fue que no hubo recursos adicionales y, por el contrario, “se dejó caer” la Contraloría encontrando una serie de irregularidades como resultado del aumento de proyectos e imponiendo una serie de restricciones al uso del presupuesto, ralentizando aún más la gestión de la institución.

Por otro lado, los burócratas desconocen las dinámicas del mundo científico. Un punto clave es que los burócratas generalmente no son capaces de comprender cómo y hasta qué punto las decisiones administrativas tienen efectos en las maneras en que los investigadores hacen ciencia. Cambios en los instrumentos de financiamiento pueden hacer que las universidades cambien sus estrategias de contratación o incluso que los investigadores cambien sus maneras de postular a fondos. Otra dinámica importante es la tensión actual que existe entre los investigadores “senior” y los jóvenes. Mientras los primeros defienden el status quo, los segundos buscan cambios que se adapten al nuevo contexto en que se desarrolla la investigación. Conicyt ha sido históricamente “capturada” por los “seniors”, lo que ha llevado a algunos directores ejecutivos a alinearse ingenuamente o no con sus intereses.

Por último, Conicyt es una rareza institucional al tener una presidencia y una dirección ejecutiva que no están claramente jerarquizadas entre sí. La dirección y la presidencia debiesen trabajar alineados, pero generalmente ha sido una relación tensa, con luchas por la figuración y el poder. En la práctica, Conicyt actualmente no tiene ninguna de las dos autoridades, y es de esperar que, de ser nombradas antes del paso de Conicyt al ministerio, se busque una buena combinación entre los dos nombres. Deben complementarse y tener objetivos comunes más que agendas propias, con liderazgo y capacidad de entendimiento de una realidad institucional compleja, que lleva años sobreviviendo con lo mínimo y que ahora se encuentra en una situación de gran incertidumbre, pero también con grandes expectativas respecto al futuro próximo.

Enzo Cortés.
Investigador independiente, ex funcionario público.
PhD en Estudios Sociales de Ciencia y Tecnología, Universidad de California – San Diego

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