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¿Se puede dejar el automóvil? Opinión

¿Se puede dejar el automóvil?

Aland Tapia San Cristóbal
Por : Aland Tapia San Cristóbal Ingeniero Civil Industrial U. Federico Santa María
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El Consejo de la Infraestructura para una Movilidad Sustentable de la Región de Valparaíso, una cooperación de distintos niveles de servicios públicos, propuso en su informe de diciembre último seis medidas para superar la situación actual de la macro zona urbana regional.

Destaco dos: La primera, que corresponde al segundo lugar en el informe, propone que al año 2040 Metro Valparaíso debe pasar a ser “una red de metro con 6 líneas, que se extenderían hacia Quillota, Concón, Playa Ancha, Placilla y Curauma”. Se advierte en ello un desafío mayor, pero la acción urgente -que aparece como la tercera propuesta del Informe-, postula “la instauración en el Área Metropolitana Ampliada del Gran Valparaíso de un Sistema Integrado de Transporte Público (SITP), basado en una red extendida de Metro Valparaíso, los servicios de buses y, en algunos casos, de taxis colectivos…”. Todo con el objetivo de “llevar los beneficios de la integración –principalmente el tarifario– al grueso de la población que usa el transporte público como principal modo de movilizarse, promoviendo además la intermodalidad, como la bicicleta y el automóvil”.

Hoy tenemos un automóvil cada 4 personas en la Provincia de Valparaíso, y esa tasa crece al 20% anual, según las proyecciones de ventas de las automotoras. Esto hace insostenible, por ejemplo, reducir los tiempos de viaje. Al contrario, cada año una persona tardará 12 minutos más en llegar a su destino, si hoy le ocupa una hora. Este ejercicio matemático básico debe ser entendido como una alerta real.

[cita tipo=»destaque»]Esta es una oportunidad. Si nos atrevemos al diseño planteado, seremos la primera macro ciudad que se baja del automóvil para disfrutar de un sistema de transporte modelo. Los efectos de eso son todos positivos, para la calidad de vida de las personas, el turismo que nos visita y el desarrollo sano de todas las actividades productivas y de servicios. Así, nuestra macro región quedaría en condiciones de ofrecer sustentabilidad y calidad de vida. Mi opinión es que sí se puede. Vamos a ver si también se quiere poder.[/cita]

En Santiago existe una tarifa integrada, cuestión que en Valparaíso está siendo testeada entre Merval y algunos ascensores. Otro tanto está haciendo Biotrén en Concepción. Esto es condición sine qua non para articular un modelo eficiente, y no puede seguir esperando, pero no será posible si todos los sistemas tienen distinto dueño (o sin la voluntad de éstos por coordinarse).

Sin embargo, hay acciones que se pueden adoptar sin que sea obligación legal, como probar el taxi compartido, modalidad que existe en lugares de calles estrechas europeas, como Atenas. Instalar portabicicletas en buses y troles, como en tantas ciudades de Estados Unidos. Los operadores de buses podrían habilitar el pase diario, semanal o mensual. Metroval, troles y ascensores podrían hacer lo mismo. Se pueden hacer proyectos pilotos, involucrando a jóvenes y adultos mayores, para ir corrigiendo y adaptando los modelos a cada necesidad y particularidad de la región, con todos los actores del rubro. El Metro, cada tantos trenes, podría llevar un carro porta bicicletas, como hay en S-Bahn berlinés y no solo parcialmente como el Metro de Santiago (una bicicleta en el primer carro) o Merval, los fines de semana y con pago extra.

Esta es una oportunidad. Si nos atrevemos al diseño planteado, seremos la primera macro ciudad que se baja del automóvil para disfrutar de un sistema de transporte modelo. Los efectos de eso son todos positivos, para la calidad de vida de las personas, el turismo que nos visita y el desarrollo sano de todas las actividades productivas y de servicios. Así, nuestra macro región quedaría en condiciones de ofrecer sustentabilidad y calidad de vida. Mi opinión es que sí se puede. Vamos a ver si también se quiere poder.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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