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Vecinos en problemas Opinión

Vecinos en problemas

Gabriel Gaspar
Por : Gabriel Gaspar Cientista político, exembajador de Chile en Cuba y ex subsecretario de Defensa
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Perú y Argentina enfrentan coyunturas problemáticas. De diferente naturaleza, pueden converger –hay que ayudar a que no suceda- en una ralentización de la actividad económica. Amen de los problemas políticos. Veamos.

En Perú la renuncia del presidente Kuscinsky, y su reemplazo por su primer vicepresidente logro conjurar una grave crisis política, condimentada por la inminente celebración en Lima de la 8ª Cumbre de las Américas. PPK se fue, esta siendo investigado por la justicia, al igual que todos los últimos presidentes del 2000 para acá. El Congreso aceptó la renuncia, asumió el presidente Vizcarra, político de origen provinciano, y hasta ahí las instituciones funcionaron.

Pero surgen dos nubarrones: uno es la escasa fuerza política que tiene el nuevo gobierno, que a la fecha, ha logrado cumplir con los primeros ritos republicanos, pero es obvio que hay una tensión respecto a cual es o será su relación con el fujimorismo que controla el Congreso. El mismo fujimorismo se encuentra dividido en una guerra interna que enfrenta a Keiko y Kenji, ambos hijos el ex presidente. Los capítulos de esta contienda no han terminado, y como toda guerra civil, es mas sangrienta que una convencional. Ambos han salido dañados y su capital político ha disminuido sensiblemente. Muchos se preguntan además, cual es el precio político que ha pagado el nuevo gobierno para entenderse con el fujimorismo. PPK en su momento negoció la libertad del jefe del clan, el ex presidente Alberto Fujimori, luego, ¿existe un cogobierno tácito entre la administración Vizcarra y el fujimorismo?. Recordemos además que en su momento, PPK fue electo (con Vizcarra entonces como vicepresidente) para frenar a Keiko Fujimori.

A la administración actual le quedan mas de tres años, y tendrá que poner cartas sobre la mesa, lo que provocará reacciones tanto de la sociedad como de las fuerzas políticas. Aquí asoman problemas, como desde hace meses los partidos, el congreso y la presidencia han estado de los moños, el resultado se ha hecho sentir en la economía. Y el indicador de la pobreza subió. Los economistas dicen que entre otros factores, la inversión publica con todos estos vaivenes sufrió un frenazo, es probable que la privada también no mire con simpatía tanto revuelo. Cualquier empresario necesita saber si el gobierno con el que esta negociando, perdurará en el tiempo.

[cita tipo=»destaque»]La prioridad de Chile es ayudar a estabilizar el barrio, especialmente si la crisis afecta a los vecinos mas cercanos. Ahí debemos estar a la cabeza. Algunos piensan que hay que pelear con los países del ALBA, bueno, ese es otro enfoque, mas ideológico, pero el Interés Nacional pasa por colocar los intereses permanentes de la Nación en primer lugar, y la estabilidad es uno de ellos. Cuando una casa se empieza a incendiar, hay que ayudar a apagar el fuego, si no, se puede irradiar. De paso, ayudaría tener un embajador en Buenos Aires porque ningún buque navega sin capitán.[/cita]

Dato no menor, el Perú, al igual que muchos países de la región, enfrenta una fuerte crisis de legitimidad de sus elites, especialmente por los escándalos de corrupción. En este tema, los sobornos y el cohecho que efectuó la empresa brasileña Odebrecht es algo que no controla el sistema político peruano. Los ejecutivos de esta empresa, todos detenidos en Brasil, están cantando bajo el estimulo de la delación compensada. Juicio abreviado le llaman mas elegantemente en otras partes. Y uno de los tenores de esta ópera, es un señor apellidado Barata, que era el encargado de coimear a los políticos y autoridades peruanas, y lo esta haciendo a pleno pulmón. En su primer aria ya involucró a todos los gobiernos recientes, pero se prepara para un segundo movimiento en el que el mismo ha señalado que indicará a parlamentarios, porque virtualmente, pusieron huevos en todas las canastas. Por tanto, queda por verse que puede suceder en este panorama cuando desde Brasil surjan mas antecedentes, lo que no niega que algunos parlamentarios peruanos se empeñan en aportar sus videos mas artesanales pero igualmente demostrativos de hasta donde llegó la metástasis de la corrupción en el Perú. Y quedan mas de tres años de esta administración. ¿Aguantará? ¿Aguantará el congreso? ¿Aguantarán la economía y la sociedad?

Si las dificultades peruanas radican en la legitimidad de sus actores políticos, en Argentina el nerviosismo se origina en la economía. Tomemos solo el tipo de cambio. En mayo 2017, un año atrás, el dólar se transaba a 15 pesos, en diciembre ya estaba a 18, hoy en día a 25, y el alza fue en especial en estos últimos días. Por cierto, las causas tienen diversos orígenes, y los movimientos proteccionistas de la administración Trump algo tienen que ver, pero igual, en un año calendario virtualmente la devaluación supera el 80%.

Las medidas adoptadas por la administración Macri, han frenado parcialmente la estampida, a un alto costo. El Banco Central ha gastado miles de millones dólares para contener la devaluación, pero sobre todo, en cortísimos tres minutos, el propio presidente Macri informó a la ciudadanía que iba a solicitar la ayuda del FMI. Y aquí opera algo mas allá de economía, FMI trae el recuerdo del corralito, de los aciagos momentos de requisa de los ahorros y la devaluación descontrolada. Disminución del gasto fiscal, desempleo y ollas comunes. Para buena parte de la sociedad argentina, mencionar al FMI es como anunciar una final a penales con Chile.

El gobierno de Macri había logrado importantes triunfos políticos en los últimos tiempos, en las pasadas elecciones parlamentarias había logrado consolidarse y a la vez la oposición no estaba en su mejor momento. Junto al oficialista PRO, el gobierno lograba consolidar su alianza, entre otros con los radicales, partido experimentado y con un local en cada pueblo, mas las fuerzas de la connotada dirigente chaqueña Lili Carrió. En estos días de zozobra, no han faltado los corcoveos dentro de la alianza oficialista. El próximo año son las elecciones presidenciales y todos afilan sus espadas. Que el FMI proporcione recursos es una cosa, pero la pregunta de muchos es a costa de qué. Qué condiciones para restablecer el control de la economía impondrán los altos funcionarios de este organismos, que todos sabemos, no opera con criterios de ONG. A lo mejor la economía se estabiliza, pero ¿cual será el costo político?

La estabilidad en el vecindario es el mejor escenario para cualquier país, y por ello, en la medida de nuestras fuerzas, hay que ayudar. Chile debe estar disponible para concurrir en todas aquellas medidas, ya sean colectivas o bilaterales que contribuyan a la estabilidad. Así lo hicimos en los días del corralito.

La buena relación descansa entre otras cosas, en tender mano solidaria en los momentos difíciles. Además, va en nuestro propio interés, cuando un país entra en dificultades económicas, o convulsiones sociales, el desempleo crece, la inflación arrasa, y ello traspasa las fronteras. De partida, a dólar mas caro, menos turismo, menos argentinos dinamizando nuestro comercio. Por nombrar uno de muchos efectos inmediatos.

Así, en Perú asistimos a una crisis de legitimidad de las elites aun no superada del todo, que puede terminar golpeando a la economía. En Argentina tenemos una situación económica difícil que puede terminar repercutiendo en la política.

La prioridad de Chile es ayudar a estabilizar el barrio, especialmente si la crisis afecta a los vecinos mas cercanos. Ahí debemos estar a la cabeza. Algunos piensan que hay que pelear con los países del ALBA, bueno, ese es otro enfoque, mas ideológico, pero el Interés Nacional pasa por colocar los intereses permanentes de la Nación en primer lugar, y la estabilidad es uno de ellos. Cuando una casa se empieza a incendiar, hay que ayudar a apagar el fuego, si no, se puede irradiar. De paso, ayudaría tener un embajador en Buenos Aires porque ningún buque navega sin capitán.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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