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La oposición frente a la aspiración fundacional del nuevo gobierno

Eugenio Rivera Urrutia
Por : Eugenio Rivera Urrutia Director ejecutivo de la Fundación La Casa Común.
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Se cumplió recientemente el primer mes del nuevo Gobierno. Naturalmente no es tiempo de balances pero si de debatir respecto del carácter del nuevo Gobierno y como se debe estructurar la oposición, elemento central del sistema democrático.

La apuesta fundacional del segundo gobierno de Sebastián Piñera

Del mismo modo que las autoridades económicas minimizaban el rol que tenía la economía internacional en el desempeño de la economía en la pasada Administración y ahora relevan la importancia de la eventual guerra comercial entre Estados Unidos y otros países, en particular China; también está quedando atrás la reiterada crítica a la presunta aspiración de Bachelet de refundar el país mientras que se perfila con claridad la apuesta del segundo Gobierno de Sebastián Piñera por refundar el país. La idea es expresada por las propias autoridades cuando señalan que se inicia una «Segunda transición” como fue la transición desde la dictadura a la construcción democrática; ahora, con el objetivo de transitar al desarrollo, sobre bases radicalmente distintas. Algo similar expresa la idea de pensar un programa político para, al menos, dos o tres Gobierno sucesivos

La derecha quiere derrotar históricamente a la izquierda y además estructurar un nuevo Chile sobre la base de los postulados más ortodoxos de su pensamiento político. No es extraño la poca relevancia asignada a lo que se denominó la nueva generación de intelectuales de derecha, que traían un pensamiento político más sofisticado y menos dependiente del poder económico y del pensamiento económico – economicista que domina en el sector desde Pinochet. Ello se manifiesta en el rol que juega la Fundación para el Progreso de Axel Kaiser en el Gobierno (financiada directamente por uno de los grupos económicos importantes del país y “adictos” al pensamiento hayekiano.) que tiene dos de sus miembros en cargos de ministros y un tercero encargado del relato en el “Segundo Piso”. Se expresa también en la influencia que tiene Libertad y Desarrollo en la nueva Administración, centro neurálgico del pensamiento ortodoxo radical. Ambas entidades han sido fuertemente criticados por el abogado y filósofo y reconocido columnista de la nueva derecha Hugo Herrera.

Los indicadores claves de esta definición aparecen en los diversos ámbitos. En el campo de la educación, se constata la insistencia del ministro Varela de considerar a la educación un “bien económico” y poner en cuestión por esa vía la idea de una educación gratuita y de calidad estructurada sobre la base de los derechos sociales universales; la crítica del subsecretario de la misma cartera a que “en los últimos tiempos se ha avanzado en una dirección contraria a la calidad al desplazarse la discusión hacia las reformas estructurales y la resolución del Tribunal constitucional de rechazar el artículo 63 de la ley de educación superior que prohibía que los controladores de las universidades tuvieran fines de lucro(La Tercera, 8 de abril, p. 19). En el campo económico lo indicado se expresa en la insistencia de Felipe Larraín en darle prioridad a la  reducción de la carga tributaria de los más ricos incluso por sobre la reducción del déficit fiscal, la designación en Economía de personeros con una visión ortodoxa del crecimiento económico y las señales que se está preparando una reforma previsional que mantendrá intacto el monopolio de las AFPs sobre los ahorros de los chilenos rechazando la iniciativa de que un ente estatal administrara parte de los recursos. Cruciales son también las declaraciones de Hernán Larraín de que “los jueces son mayoritariamente de izquierda” con lo que se busca empatar las críticas de la actual oposición al desempeño del Tribunal Constitucional y neutralizar el rol fundamental que ha tenido el Poder Judicial en general y la Corte Suprema en particular en la defensa de los derechos fundamentales de los trabajadores del sector público, de los usuarios de las ISAPRES y en la lucha por la protección del Medio Ambiente. En lo social se advierte el intento de profundizar y proyectar la privatización de la política social a nuevos campos. Esa parece ser la razón subyacente de la designación de Alfredo Moreno en el ministerios de Desarrollo Social que apuesta a que el empresariado asuma un papel crucial en la lucha contra la pobreza tanto en la provisión privada de los servicios como en la centralidad de la filantropía (financiada por el Estado) como en el desarrollo de nuevas teoría como es la del valor compartido.

[cita tipo=»destaque»]La ciudadanía no sabe lo que quiere la ex NM, tampoco los partidos que la constituyeron y los grupos al interior de los partidos logran establecer las diferencias políticas y de proyectos que se desarrollan en los distintos procesos electorales en marcha. Al contrario, la lucha por el poder interno contribuye a desdibujar los conflictos político – ideológicos que es necesario resolver.[/cita]

Es el contexto indicado, el útil para entender el llamado de Piñera para buscar 5 acuerdos nacionales (quién ha expresado más claramente esta visión ha sido Gonzalo Cordero al hablar de los acuerdos a que ha convocado el Presidente de la República.

Sin duda que el debate valórico seguirá tensionando a la derecha. La determinación de sectores de ella de aceptar los signos de los tiempos y ponerse al día en el respecto a las decisiones y a la libertad de las personas va a seguir chocando con el conservadurismo religioso que ejerce gran influencia en JA Kast y su grupo, en la UDI y RN. Menos diferencias existen en los campos económico y social donde parece existir bastan consenso en torno al proyecto descrito más arriba.

La Oposición

No es hoy posible contar con una oposición homogénea y menos con un proyecto político alternativo. Esa no es la dificultad que nos debe preocupar ahora. Si es un  problema, la inexistencia de oposición como efecto de la política del Gobierno de dividirla (cuestión que sin duda no resulta muy difícil) de tal forma que siempre pueda contar con los votos necesarios (ya sea que provengan de la DC, los partidos tradicionales de izquierda o el Frente Amplio) para imponer su mirada.

La oposición enfrenta varios problemas principales. Las dificultades que impidieron definiciones programáticas fundamentales a la candidatura de Guillier siguen vigentes. No hay visiones comunes respecto al tema de pensiones, la articulación entre el sistema público y privado de salud, los temas pendientes en educación etc.

El schock de una derrota que trasciende lo electoral que alcanza características de crisis de proyecto. La ciudadanía no sabe lo que quiere la ex NM, tampoco los partidos que la constituyeron y los grupos al interior de los partidos logran establecer las diferencias políticas y de proyectos que se desarrollan en los distintos procesos electorales en marcha. Al contrario, la lucha por el poder interno contribuye a desdibujar los conflictos político – ideológicos que es necesario resolver.

El FA, por su parte, escuda tras su reciente conformación, una falta de definición profunda. Un ejemplo de ello es el análisis del caso venezolano que no se limita a ser  una diferencia en política exterior; tiene que ver con su visión y concepción de la democracia y con el proyecto político para el país.

La respuesta de las izquierdas y de las oposiciones al llamado a 5 acuerdos nacionales constituyó el fracaso que borra el éxito logrado en las elecciones de mesa de la Cámara y el Senado. No se fue capaz de definir el problema a que el Gobierno sometía a la oposición, ni menos definir frente a la ciudadanía un curso inteligente de acción. La defensa de Gabriel Boric de su incorporación a la comisión de infancia denota o la ingenuidad del antisistema cuando se involucra en los laberintos de la política institucional y práctica que no integra en su análisis los fines fundamentales que cualquiera iniciativa política incorpora (lo que no significa descalificar o poner en duda la preocupación del Gobierno por solucionar los problemas del SENAME) o revela el uso de cualquier estratagema para perfilarse y incomodar el esfuerzo de la otra oposición (incluidos sectores del FA) por estructurar una respuesta política al planteamiento gubernamental.

Es equivocado pensar que el proyecto descrito de la derecha es compartido sin diferencias y que la propuesta constituye simplemente un paso atrás. Hay una apuesta genuina de ese sector político de que desde su visión del mundo es posible relanzar el país. No cabe en consecuencia la política de negar “la sal y el agua”, pues hay numerosos ámbitos en los que como izquierda y progresismo no tenemos posiciones claras. Pero tampoco hay espacio para actitudes ingenuas que quieren ignorar el carácter político de cualquier iniciativa gubernamental por muy inocua que parezca ni tampoco hay tiempo político para acciones tendientes a perfilamientos individuales que pretenden ganar migajas en las luchas partidarias internas. Como ha señalado Íñigo Errejón de Podemos de España: “Si las fuerzas progresistas no asumen la necesidad de cooperar y siguen haciendo cálculos electorales de cortísimo plazo por separado, es posible que paguen juntas el precio. Pobre del que confíe en recoger más migajas que el otro”.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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