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Corbyn, Brexit y el nuevo sentido común británico

Héctor Ríos Jara
Por : Héctor Ríos Jara Becario CONICYT, University College of London, Londres, Reino Unido. Estudiante patrocinado COES.
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El 26 de Febrero, en la ciudad de Coventry, el líder del partido laborista, Jeremy Corbyn, realizó un significativo discurso sobre el posicionamiento del Partido Laborista respecto a las negociaciones para el acuerdo de transición con la Unión Europea (UE) y las futuras negociaciones para un potencial acuerdo post-brexit. El discurso contiene lineamientos claros y atingentes frente a las continuas ambigüedades e inconsistencias mostradas por el gobierno de Theresa May, el cual tras perder su mayoría parlamentaria el año pasado, se ha quedado sin legitimidad política, ni respaldo parlamentario para avanzar en su estrategia de Brexit a cualquier costo. Tal como deja en evidencia el discurso de May realizado recientemente, el gobierno no sólo ha sido incapaz de construir consensos al interior de su propio partido y entre los sectores mayoritarios que originalmente apoyaron la salida de la EU, sino además no ha podido definir una línea clara de negociación con la UE a un mes de complementarse los plazos para negociar un acuerdo de transición que defina la relación entre ambas partes hasta el 2021.

En este contexto, el reciente discurso de Corbyn no sólo aporta lineamientos de unidad para las negociaciones del Reino Unido, también constituye una respuesta a las continuas críticas del ambigüedad del Labour y el Corbynismo, que debatido entre brexiters y reminers  y pan-europeístas y euro-escépticos, mantuvo una posición poco clara respecto a la negociaciones y los potenciales acuerdos con Europa. En su intervención, Corbyn pone parcialmente fin a la guerra intestina de la izquierda británica y la izquierda europea, estableciendo un punto de equilibrio entre el ejercicio legítimo de la soberanía nacional, el carácter democrático que representa el referéndum, la evidente dependencia económica del Reino Unido con Europa y el criticismo a la política de ajuste estructural forzada por la Unión Europea. En este contexto, el discurso constituye una respuesta contundente, sensata y no menos ambiciosa a los dilemas instalados por el Brexit, que además establece una base de unidad para lo que se ha lo que se denominada el “nuevo sentido común”, con el que Corbyn y la izquierda Británica pretender arribar al gobierno en los años próximos.

Para comprender la relevancia de este discurso cabe considerar dos puntos fundamentales. El primero refiere a los lineamientos propuestos por el laborismo para avanzar en las negociaciones con el UE. Si el gobierno de Theresa May pretendía presionar las condiciones del período de transición propuesta por la UE amenazando con redefinir la política arancelaria de importaciones y exportaciones y supervisando la presencia e ingreso de nuevos ciudadanos europeos al Reino Unido; Corbyn sugiere mantener un trato cercano, colaborativo y prioritario con Europa. Esto implica mantener la política arancelaria con cero costos para flujo de productos, mantener los derechos de los ciudadanos europeos en el Reino Unido y mantener al país bajo los estándares y supervisión de las agencias de calidad europeas. Si bien esto no garantizar acceso al mercado común europeo, principal objetivo del Labour en las futuras negociaciones, posiciona al mercado británico como un anexo correlativo y complementario al mercado europeo durante el periodo de transición. Posición desde la cual es posible buscar un nuevo modelo de colaboración, siguiendo el modelo Noruego o Suizo que implica acceso al mercado común pero no membresía plenipotenciaria en la UE. La única condición exigida en esta propuesta, es que el Reino Unido mantenga cierta participación y potestad en las negociaciones de acuerdos económicos que afectan sus intereses como nación. Principal punto de controversia actual entre Theresa May y la UE para zanjar el acuerdo sobre el periodo de transición.

[cita tipo=»destaque»]Para comprender la relevancia de este discurso cabe considerar dos puntos fundamentales. El primero refiere a los lineamientos propuestos por el laborismo para avanzar en las negociaciones con el UE. Si el gobierno de Theresa May pretendía presionar las condiciones del período de transición propuesta por la UE amenazando con redefinir la política arancelaria de importaciones y exportaciones y supervisando la presencia e ingreso de nuevos ciudadanos europeos al Reino Unido; Corbyn sugiere mantener un trato cercano, colaborativo y prioritario con Europa.[/cita]

La consistencia y efecto integrador que los lineamentos de Corbyn tienen en el contexto político británico, derivan de la capacidad de conciliar las prioridades políticas que el programa de gobierno “For the many not for the few”, base de unión del Corbynismo, tienen con el carácter de legitimidad democrática que los partidos políticos británicos le han atribuido al referéndum. Si esta contradicción previamente dividió el campo político de manera transversal, el Corbynismo logró conciliar un lineamiento político que integra el rol soberano y democrático del referéndum, con el proyecto de una sociedad moderna y equitativa. Es decir “un Brexit que funcione para la mayoría y no para la minoría” (Corbyn, 2018). Esta conciliación permite que el laborismo busque liderar un proceso de salida de la UE que privilegie el desarrollo económico, los derechos de los ciudadanos británicos y europeos y sus estándares de vida, punto fundamental de encuentro y consenso entre brexiters y reminders.

El segundo elemento a considerar es la crítica política y económica a la Unión Europea. Como el mismo Corbyn señala “la EU no es la Fuente de todas iluminaciones […] dentro o fuera de ella tendremos que lidiar con el fracaso de la economía de mercado y las políticas de austeridad”. Si bien la postura pro-brexit que el Corbynismo asumió tras el referéndum fue criticado por la generaciones jóvenes y particularmente por los sectores blairistas del laborismo (mayoría parlamentaria del partido). El uso soberano y democrático con el cual el referéndum es presentado en el discurso, abre espacio político para confrontar e incluir las críticas de la izquierda a las políticas de austeridad implementadas por la UE y a la falta de democracia interna en la toma de decisiones. Como el discurso clarifica, cualquier acceso al  mercado común europeo se realizará mediante aclaraciones y refutaciones de las cláusulas que impidan la aplicación del programa corbynista. Esto implica refutar las condiciones anti-democráticas de la política económica europea, particularmente en el ámbito de prohibiciones a la nacionalización de servicios sociales, el establecimiento de monopolios estatales en áreas de servicio, la implementación forzada políticas de flexibilización laboral y el reajuste presupuestario al gasto social o austeridad.

La inclusión de esta crítica a la UE posiciona el Brexit como un ejerció soberano, cuya salida democráticamente consensuada, puede ofrecer libertades políticas y económicas que mejoren las condiciones de vida del país y a la vez revela las debilidades y contradicciones sociales y económicas que atraviesa Europa y su proceso de integración. Esto ubica al proyecto europeo y sus condiciones de vida como un punto de partida y un límite a no transgredir, pero no como el único punto de llegada posible para las sociedades europeas. Como bien lo enfatiza el propio discurso “La prioridad del Laborismo es obtener el mejor acuerdo para garantizar trabajos, estándares de calidad de vida, derechos y fundamentar nuestros planes para mejorar nuestra economía y crear un país que funcione para la mayoría y no para la minoría” (Corbyn, 2018). Con esta afirmación Corbyn logra suturar algunas de las tensiones entre pan-europeístas y euro-escépticos, proyectando un horizonte de desarrollo alternativo y potencialmente superior al que actualmente viven las sociedades europeas. Este horizonte se presenta como posible y viable, si se adquieren las libertades económicas y políticas para implementar un nuevo plan de desarrollo nacional capaz de restaurar la productividad y equidad del país.

Si bien aún no es claro el impacto inmediato que estos lineamientos tengan en el proceso de negociación, ni en los remanentes del fuerte y estable gobierno de May, esta nueva propuesta de negociaciones sientan las bases para el desarrollo de un nuevo sentido común, capaz de suturar divisiones y generar consensos políticos a nivel nacional y regional, que eventualmente podrían ubicar a la nueva izquierda Británica en el poder más temprano que tarde.  

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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