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La vergonzosa salida del director del IND Opinión

La vergonzosa salida del director del IND

Tal cual lo han dicho mis colegas Matías Walker y Jaime Pilowsky, ambos integrantes de la comisión de Deportes, el ministerio del ramo está cooptado y se ha transformado en un verdadero rehén de ciertos “personajes” ligados al MAS, que forzaron la salida del ex director, para hacerse del “botín” que significa para ellos el IND, por el millonario manejo de recursos que esta institución tiene.


Ningún país del mundo está al margen de los riesgos de la corrupción y, por ello, el único elemento que puede hacer la diferencia es la manera como se aborda.

En las últimas semanas, hemos sido testigos de la vergonzosa renuncia del director nacional del Instituto Nacional del Deporte (IND), Juan Carlos Cabezas, a solicitud del ministro del ramo, Pablo Squella.

¿Y por qué resulta vergonzoso? Por la sencilla razón de que su salida se produce justo en momentos en que se encontraba realizando investigaciones relativas a posibles irregularidades dentro de la repartición, entre ellas, sumarios administrativos a personas que habían cometido actos atentatorios contra la probidad –pero que tenían ligazones con las asociaciones de funcionarios– y ciertas federaciones deportivas que, acostumbradas por años a hacer lo que querían con los fondos públicos, estaban en la “lupa” de la administración dirigida por Cabezas.

La situación del Ministerio del Deporte y del IND ha hecho crisis durante nuestro Gobierno: no podemos desconocer el desfile por el cargo de siete personeros en estos dos años, y lo extraño que resulta el hecho de que justo cuando Juan Carlos Cabezas logró destrabar los $51 mil millones que permanecían sin posibilidades de ejecutarse, se le terminara exigiendo la salida.

En quince meses, el director saliente del IND logró dejar listos para su inauguración cinco centros deportivos y dos estadios, mientras otros dos están en ejecución. Y no solo eso: fue capaz de acelerar la regularización de siete federaciones deportivas de acuerdo a la Ley de Federaciones Deportivas Nacionales y se querelló contra las federaciones de Karate, Gimnasia y Tenis. Esta última, además, fue intervenida, en un hito histórico, al igual que el Departamento de Alto Rendimiento.

¿Cuál es la señal que se entrega cuando se le pide la renuncia a quien logra avances en la gestión de un servicio que, literalmente, estaba detenido, inicia las acciones para profesionalizar las federaciones y no le tiembla la mano para perseguir irregularidades? Claramente que los poderes fácticos y sus malas prácticas enquistadas en la entidad son más poderosas.

Y justamente, tal cual lo han dicho mis colegas Matías Walker y Jaime Pilowsky, ambos integrantes de la comisión de Deportes, el Ministerio del ramo está cooptado y se ha transformado en un verdadero rehén de ciertos “personajes” ligados al MAS, que forzaron la salida del ex director, para hacerse del “botín” que significa para ellos el IND, por el millonario manejo de recursos que esta institución tiene, no pensando justamente en los deportistas de Chile, sino en los oscuros manejos con que seguramente querrán someter a la institución, de los cuales por supuesto estaremos muy atentos.

Las explicaciones dadas por el ministro del Deporte, Pablo Squella, en la comisión del sector, el pasado jueves 13 de abril, son simplemente lamentables y demuestran de su parte una soberbia inusitada.

Jamás supo responder por qué le solicitó la renuncia al director del IND, si la propia Dirección de Presupuestos del Gobierno valoró el trabajo de Cabezas; omitió toda palabra respecto al vergonzoso viaje de placer de sus ex asesores más cercanos a Isla de Pascua con fondos del Estado, mientras nuestros compatriotas sufrían con los incendios; tampoco dijo nada respecto a que es la propia subsecretaria de la cartera de Deporte la que ha dicho absolutamente todo lo contrario a lo que Squella señaló en la comisión, en el sentido de que la dirección de Cabezas en el IND fue correcta, proactiva y totalmente transparente.

[cita tipo=»destaque»]Las explicaciones dadas por el ministro del Deporte, Pablo Squella, en la comisión del sector, el pasado jueves 13 de abril, son simplemente lamentables y demuestran de su parte una soberbia inusitada. Jamás supo responder por qué le solicitó la renuncia al director del IND, si la propia Dirección de Presupuestos del Gobierno valoró el trabajo de Cabezas; omitió toda palabra respecto al vergonzoso viaje de placer de sus ex asesores más cercanos a Isla de Pascua con fondos del Estado, mientras nuestros compatriotas sufrían con los incendios.[/cita]

En su última entrevista, el ex director señaló: “Hoy triunfan los que siempre han manejado mal el deporte, pero eso tiene límites y en algún minuto se revertirá”. Quiero decirle que en mi rol de presidente de la Cámara de Diputados exigiré la totalidad de las acciones iniciadas por él para regularizar un servicio cooptado por intereses ajenos al deporte y acabar con la corrupción. Pediremos detalles de cómo se gestó el arriendo de un terreno del Estadio Nacional por parte de la Universidad de Las Américas e iniciaremos las acciones correspondientes en caso de ser necesario. Seguiremos atentamente el resultado de los sumarios que comenzaron durante su administración, que nadie crea que ahora todo se volverá a guardar bajo la alfombra.

Le debemos al país la entrega de un IND a la altura de lo que nuestros deportistas merecen.

No permitiremos que el deporte chileno vuelva a ser manchado, como en el pasado, por personajes que buscan intereses particulares, no importando el daño que le ocasionan; que hoy se escudan en la nula experiencia política del ministro para someterlo a sus preceptos y, por qué no decirlo, andan ya tras las puertas del comando de Guillier, para pretender mostrarse como los expertos en deporte, para los fines que ya todos sabemos.

El deporte merece respeto y, por cierto, también quienes le dan vida: nuestros deportistas.

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