Un 11 de junio de 1998 en Francia se vivió en el debut de la selección chilena en el mundial de ese año cuando enfrentó a la Italia de Fabio Cannavaro y Paolo Maldini entre otros. El partido iba 1 a 1, cuando al inicio del segundo tiempo, tras un centro desde la derecha, Marcelo Salas se eleva con un espectacular salto y decreta con golpe de cabeza el 2 a 1 parcial, desatando la algarabía en el país, ya que no solo se le estaba ganando a una potencia europea, sino que también por la factura técnica de un gol inolvidable. Finalmente el partido terminaría 2 a 2 con el polémico penal cobrado en los últimos minutos de juego por el árbitro Lucien Bouchardeau.