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Sin escenarios, ni locutor, ni discursos: el pueblo le dio un mandato a la política EDITORIAL

Sin escenarios, ni locutor, ni discursos: el pueblo le dio un mandato a la política

Fue un No a la impunidad y la corrupción. Mañana Chile todavía será el mismo Estado, pero no el mismo país. La cultura de la paz y la dignidad ha abierto un nuevo proceso político. Septiembre es el mes de la Patria, octubre el mes del pueblo, aunque lo manifieste cada 30 años.


Con una claridad meridiana, el pueblo le dijo al gobierno, al Congreso, y a la política general que viven sordos y de espaldas a la realidad. Que desea cambios importantes en la conducción del país y que las reglas del juego económico no pueden ofender de manera permanente los derechos y la dignidad de la gente. Y que el crecimiento económico que exhibe el país, sin desarrollo ni equidad social, sin paz social ni seguridad, y que tiene a medio país enfermo de estrés es solo música, y que la responsabilidad de lo que ocurre tiñe todas las banderas políticas que han gobernado al país en estas tres décadas de democracia.

Una lección de democracia es lo que el pueblo soberano, licenciado y enviado a sus casas a descansar del agotamiento psicosocial que le provocaron 17 años de dictadura el año 1988, volvió 30 años después, espontáneamente, a reclamarle su dignidad ahora a una democracia, y a dejar sentada su voluntad de cambios de manera pacífica. A enrostrarle a sus representantes que el agotamiento social que hoy tiene es similar al de entonces, y que el país está enfermo si la mayoría de su gente debe endeudarse para tener comida el fin de mes.

Lo de este viernes 25 de octubre fue una lección de democracia para el gobierno que, de manera indiscriminada, los tildó de delincuentes, que ensució el lenguaje político con la palabra guerra y advertir a aquellos que instrumentalizan sus movilizaciones, cada vez que pueden y a veces de manera inexplicable, la voluntad de paz, trabajo y equidad que manifiesta el país.

Es una voz con la potencia de plebiscito, en paz y dentro de la legalidad y el orden, para conmover la oreja sorda de gobernantes y representantes políticos. Para que piensen de manera urgente en la gestión microsocial de esta crisis. Que vayan allí donde están las familias, niños, ancianos y trabajadores, que llenaron las calles de la ciudades del país, experimentando los efectos socialmente perversos de un crecimiento sin rostro humano y lleno y privilegios, y atinen sobre lo que deben hacer.

Fue un No a la impunidad y la corrupción. Mañana Chile todavía será el mismo Estado, pero no el mismo país. La cultura de la paz y la dignidad ha abierto un nuevo proceso político. Septiembre es el mes de la Patria, octubre el mes del pueblo, aunque lo manifieste cada 30 años.

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