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Endeudamiento fiscal: el debate sobre cómo financiar el gasto social a largo plazo en medio de la tormenta económica MERCADOS

Endeudamiento fiscal: el debate sobre cómo financiar el gasto social a largo plazo en medio de la tormenta económica

Natalia Saavedra Morales
Por : Natalia Saavedra Morales Editora periodística El Mostrador Mercados
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US$ 5.000 millones de gasto público para evitar uno de los bajones económicos más severos desde hace una década y el primero, desde 1982, gatillado por razones netamente internas. El plan de Hacienda trata de paliar los efectos que tendrá esta situación en el empleo y propuso una mayor deuda. Así, las dudas y el debate al respecto, giran en hasta cuánto es posible hacerlo realmente. En este tenso panorama económico, el presidente del Banco Central, Mario Marcel, advirtió ayer que «la reducción de la incertidumbre se logra con acuerdos transversales de distintos actores sociales. De lo contrario, el panorama económico será más sombrío y tendremos recesión técnica y alza del desempleo».


Chile cambió. Eso resuena en las marchas, se lee en los eslóganes, se viraliza en los hashtags. Y mientras eso sucede, el panorama de las cuentas fiscales del país también varió radicalmente, lo que quedó claro esta semana. El lunes el ministro de Hacienda, Ignacio Briones, anunció un plan de medidas económicas, con el que La Moneda tiró toda la carne a la parrilla en materia de adelantar el gasto público:  US$ 5.000 millones para tratar de sortear uno de los momentos económicos más complejos desde la crisis subprime del 2008/2009 y el primero, desde 1982, que se gatilla netamente por razones internas.

El plan de Hacienda apunta a tratar de paliar los efectos que la situación económica tendrá en el empleo y propone una mayor deuda pública (38%), con lo cual abrió la incógnita sobre si ese es el límite, si hay capacidad para un mayor endeudamiento para dar respuesta a las demandas sociales. ¿Cómo un Estado más grande financiará a largo plazo el mayor gasto social? ¿De dónde va a provenir la plata?

Desde el fin de semana pasado que las palabras déficit fiscal y deuda han acaparado todos los debates. Desde el otrora Presidente Ricardo Lagos, hasta el extimonel del Banco Central, Roberto Zhaler, pusieron el foco en ese punto: que Chile se endeude más parece ser indispensable en un bajón económico que es mucho más profundo que el experimentado posterremoto del 2010. El debate es cuánto puede hipotecar el país y quién se hará cargo de ese endeudamiento, después que el Presidente Sebastián Piñera ya no esté en La Moneda.

En redes sociales abundan las comparaciones con la deuda sobre el PIB de otros países. Todo el plan social y económico del Gobierno llevará la de Chile a una relación 38% por sobre el Producto Interno Bruto. En España alcanza el 100% en la misma relación.

La lluvia de números llega en un momento en que las noticias para la economía han sido del todo negativas. Y en cadena. El Imacec cayó 3,4% y el Banco Central entregó un Informe de Política Monetario (IPoM) lapidario: la economía crecerá este año solo en un 1%, mientras que la estimación para el 2010 –como mucho– llegará al 1,5%.

[cita tipo=»destaque»]Magendzo explicó que en el fondo lo que se debe plantear a nivel de planificación es cómo se financia el gasto público de manera permanente y, para eso, elevar el pago de impuestos resulta absolutamente necesario. «Es un riesgo que hay que tomar. La alternativa, no endeudarse, podría llegar a ser peor que no tomar ese riesgo. Y en materia tributaria, para sostener la agenda de mayor gasto social y no elevar la deuda, tenemos que subir los impuestos significativamente», precisó, apuntando a los niveles que registran países OCDE, donde el ingreso per cápita es similar al chileno. «Esto es una emergencia», subrayó, para graficar la profundidad de la crisis y la urgencia de las medidas.[/cita]

Además, se generará un desempleo del orden de 10%, que se traduce en una pérdida de más de 200 mil puestos de trabajo. Y la inflación, durante seis meses del 2020, rondaría el 4%, advirtió el Central.

Las reacciones

La negatividad inundó el mercado.

«Para 2020, se construye un escenario con una fuerte caída de la demanda interna, compensada por un mayor aporte del sector externo que nos dejaría con un crecimiento en torno a 1% en el año. La caída en demanda interna se daría por una contracción significativa de la inversión (-4%) y por una fuerte desacumulación de inventarios. También se proyecta una caída del consumo privado, compensada solo parcialmente por el mayor impulso fiscal (gasto público crecería 9,8% real). Esto dejaría al consumo total creciendo en torno a 1,1% el próximo año. El sector externo es entonces el que aportaría al crecimiento del PIB en 2020, debido a una caída profunda en las importaciones y un crecimiento acotado de las exportaciones. Se reconoce, entonces, el efecto contractivo sobre la actividad de la depreciación real del peso, la que no es suficiente para impulsar al sector exportador en el corto/mediano plazo», apuntó Scotiabank.

El banco canadiense aportó algo de optimismo, señalando que cree que el congelamiento de algunas tarifas debería contribuir a una inflación más baja que la calculada por el Central.

El Santander trató de tener también una mirada con algo de optimismo: «El Banco Central prevé más inflación y menos crecimiento, pero sin recesión», tituló su comentario al mercado, en el que añadió que «las proyecciones de crecimiento para 2020, tienen implícita una variación trimestral positiva en la primera parte del próximo año, lo que implica que no se concretaría una recesión técnica. Sin embargo, sí se observarán caídas de la actividad en términos interanuales durante los primeros meses de 2020».

Igal Magendzo –socio fundador de Pacifico Research y exasesor de Hacienda– señaló que no hay tiempo que perder y la reacción debe ser inmediata, más aún con las noticias que llegan del IPoM. El economista lo dice en el contexto que hoy no se puede escatimar, incluso en lo que más preocupa al mercado: endeudarse. «Si llegamos hasta 38% o 40% no es tan terrible. Pero, obviamente, en eso tenemos que estabilizarla y mantenerla y que así nos mantengan con una calificación de investment grade, que es muy importante, pero todo va depender mucho de la situación política al mediano plazo, si es estable o no», sostuvo.

Magendzo explicó que en el fondo lo que se debe plantear a nivel de planificación es cómo se financia el gasto público de manera permanente y, para eso, elevar el pago de impuestos es absolutamente necesario. «Es un riesgo que hay que tomar. La alternativa, no endeudarse, podría llegar a ser peor que no tomar ese riesgo. Y en materia tributaria, para sostener la agenda de mayor gasto social y no elevar la deuda, tenemos que subir los impuestos significativamente», precisó, apuntando a los niveles que registran países OCDE, donde el ingreso per cápita es similar al chileno. «Esto es una emergencia», subrayó, para graficar la profundidad de la crisis y la urgencia de las medidas.

El economista de Gemines, Alejandro Fernández, coincidió en que se debe proyectar al mediano plazo un plan que establezca que, si el Estado será dos o tres puntos más grande, la recaudación sea mayor, pero eso «requiere de la buena voluntad de todas las partes. Si la gente que está en el 1% y 5% más rico del país, que han dicho que quieren hacer un esfuerzo, se ponen la mano en el bolsillo y que la reacción no sea que ‘si me ponen más impuestos, me voy'».

Añadió que el alza de impuestos debe ser bien pensada en la ecuación y que la inquietud solo podría profundizarse con propuestas poco contundentes.

El gerente de estudios de Renta 4, Guillermo Araya, puntualizó que «el endeudamiento de 38% es muy alto si se compara con el nivel de años anteriores. Sin embargo, dado el nivel de la explosión social que acabamos de vivir, se ve como algo necesario. El punto es que, en las actuales circunstancias, alcanzar un nivel de endeudamiento relativamente alto no es malo, siempre y cuando posteriormente nos acordemos que los gastos permanentes deben ser financiados con ingresos permanentes y, por lo tanto, si vamos a financiar mejores condiciones sociales no por un año sino para siempre, se debe afrontar ese mayor gasto con una mayor recaudación fiscal y, por tanto, habrá que revisar nuestra estructura tributaria o revisar las fuentes de financiamiento de la políticas sociales».

Dicho eso, Araya destacó que en el corto plazo no es problema endeudarse a un nivel muy superior al de años anteriores, pero advirtió que no es beneficioso en el largo plazo.

El ministro Briones ya explicó en lunes que todas las metas fiscales se iban a modificar y este jueves señaló que “las perspectivas que plantea el Banco Central también para el próximo año están alineadas con nuestras perspectivas de crecimiento, algo más pesimistas que las nuestras” y que “destacan además la caída en la inversión (…), por lo tanto, todos tenemos que trabajar para que esta crisis sea transitoria y la actividad económica se recupere, tal cual lo plantea el IPoM para el 2021, superado este trance”.

Sobre la crisis, Bloomberg apuntó a lo que el Gobierno no debe perder de vista en medio de la intención de reparar la marcha económica. «En Chile –la economía de más éxito y favorable a los mercados de la región de la última generación– las multitudes enojadas han venido de la izquierda. El denominador común ha sido la sensación que el statu quo es una fuente de traición», aseguró.

El titular de Hacienda ayer también quiso hacerse cargo de los cuestionamientos.“La agenda social debe enfrentarse con una óptica reformista, que cambie el statu quo, pero es muy importante que se haga con gradualidad. Es fundamental que el financiamiento sea sostenible en el tiempo”, planteó Briones.

La pelota, ahora, está del lado de la política y de las certezas que puedan llegar desde esa cancha. Tal como lo aseguró el presidente del Banco Central, Mario Marcel: «La reducción de la incertidumbre se logra con acuerdos transversales de distintos actores sociales. De lo contrario, el panorama económico será más sombrío y tendremos recesión técnica y alza del desempleo».

Punto en el que desde Gemines coincidieron. Fernández aseguró que hoy debe entenderse que el acuerdo económico va en la línea correcta y que las incertidumbres están más bien situadas en la arena política y, particularmente, en la constitucional: la inversión se pone a la espera de en qué cancha vas a jugar».

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