MERCADOS
Argentina está entre los cinco países con la economía más frágil del mundo en 2018, según agencias de calificación de riesgo. Y, después de Venezuela, es el segundo país de América Latina que menos confianza genera para los inversores extranjeros.
La crisis económica actual en Argentina ya tiene números históricos.
Este martes, el Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina (INDEC) divulgó la inflación de diciembre de 2018.
En ese mes, los precios aumentaron en un promedio de 6,5%, con lo que la tasa anual fue de 47,6%.
En un país históricamente propenso a sufrir de inflación, se trata del aumento anual más alto desde 1991, en que se registró una tasa de 84%.
Cuando llegó al poder, el presidente de Argentina, Mauricio Macri, prometió, sobre todo, una cosa: bajar la inflación, que fue del 30% en el 2015.
Terminaba el gobierno de Cristina Kirchner y ganaba una coalición de centro-derecha tecnocrática que se presentaba como una solución eficiente a los problemas económicos que dejó el llamado “populismo peronista”.
Hoy, sin embargo, no solo la inflación, sino el déficit fiscal, el crecimiento y el desempleo están en peor situación que en ese entonces.
Macri asegura que su plan para resolver la economía es de largo plazo e implica un proceso “doloroso”.
“No se acaba una fiesta de 70 años en tres”, dijo recientemente, en referencia a lo que para él fueron años de “derroche” en los que “vivimos por encima de nuestras posibilidades”.
Parte de la causa del aumento de la inflación en el 2018 fue la corrida del peso argentino, que se devaluó en un 50% a lo largo de un solo año.
Macri justificó la misma a partir de la inestabilidad general de la economía global, la cual afectó a todos los mercados emergentes.
Pero sus críticos alegan que, al haber volcado la política económica hacia los mercados internacionales, Argentina aumentó su nivel de vulnerabilidad.
La corrida profundizó la inflación, vapuleando los salarios de los argentinos, quienes, según estimaciones que tienen en cuenta los aumentos y bonos, perdieron entre 10% y 15% de sus ingresos brutos.
En medio de la devaluación, Macri logró negociar un millonario rescate financiero de US $57 mil millones con el Fondo Monetario Internacional, un organismo mal visto en el país tras varias experiencias traumáticas.
Desde el acuerdo con el FMI, que incluyó una reestructuración de la política cambiaria del Gobierno, la moneda argentina se ha mantenido estable y Macri espera llegar a las elecciones presidenciales de octubre en calma y con el crecimiento de vuelta.
Sin embargo, las consecuencias de la devaluación siguen dominando la agenda.
La última gran crisis fue en el 2001, pero fue en 1991, cuando el país salía de la hiperinflación de 1989, que el aumento de precios fue tan alto como ahora.
Aunque las diferencias sociales, políticas y económicas entre ese entonces y ahora son importantes, muchos sienten brotes de las viejas crisis por estos días en el país.
