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Ffrench-Davis sobre la Reforma Tributaria y el sistema integrado: «Es contrario al combate contra la desigualdad» MERCADOS

Ffrench-Davis sobre la Reforma Tributaria y el sistema integrado: «Es contrario al combate contra la desigualdad»

Natalia Saavedra Morales
Por : Natalia Saavedra Morales Editora periodística El Mostrador Mercados
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«Chile es un país que tiene mucha desigualdad y está concentrada más fuerte en la propiedad del capital que en el capital trabajo. Necesitamos que se invierta mucho más, no debemos hacerles la tarea difícil a las empresas, pero el 27% con el sistema semiintegrado o, incluso, más desintegrado, sigue siendo razonable», asegura.


Ricardo Ffrench-Davis, es un observador riguroso de la coyuntura económica. En los últimos años fue defensor de la Reforma Tributaria que implementó el Gobierno de Michelle Bachelet, tema que ha seguido atentamente, no por nada en marzo lanzó su libro Reformas económicas en Chile, 1973-2017.

Para el reconocido economista y académico de la Universidad de Chile, la discusión en torno a los ajustes económicos tiende a centrarse en algunos mensajes, sin analizar realmente el contenido y los efectos de estas modificaciones en aspectos como la desigualdad o el incentivo al crecimiento de la economía de Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes). Por eso, le pareció acertada la crítica que hizo el ex ministro de Hacienda Nicolás Eyzaguirre, el fin de semana pasado, al proyecto de reforma que presentó el Gobierno de Sebastián Piñera: «Es un subsidio al consumo de los empresarios».

-Se dice que este es un incentivo a la inversión, ¿pero qué es lo que significa reintegrar?
-Significa que Impuestos Internos (el SII) les devuelve a los accionistas que reciben dividendos o utilidades, los impuestos pagados por la empresa por esas utilidades distribuidas. Es la plata que salió de la empresa, la que no se está invirtiendo en la empresa. Este es un incentivo a la distribución de utilidades, no a la reinversión de utilidades, lo reitero por la intensa desinformación oficial al respecto. Ahora, qué hace el accionista con esa distribución de utilidades: los datos indican que una proporción mayoritaria va al consumo, esa es mucha plata que no se invierte. El consumo es lo opuesto al ahorro y el ahorro es lo que financia la inversión. Es una contradicción flagrante, brutal.

-¿Cuál es la situación actual?
-Con la reforma del 2014, solo se les devuelve el 65%, reduciendo el 100% establecido en una de las reformas de la  dictadura, cuando establecieron un sistema “integrado”, para evitar gravar más al capital que al trabajo. Como la tasa de impuesto de la empresa es ahora de 27%, les devuelve el 27% en vez de 18%. El Gobierno dice que, en parte, lo hace para simplificar. Esto no simplifica nada, pues no era tan difícil multiplicar por 0,65 es vez de por 1. Me parece evidente que es bueno simplificar, pero este no es el mejor ejemplo.

-¿Cómo funciona la devolución?
-Cuando los accionistas han recibido dividendos o utilidades durante el año, hacen su declaración en abril siguiente. En ese momento, Impuestos Internos, en un sistema integrado, le devuelve el 27% de impuestos que la empresa pagó sobre esos dividendos. Y ese 27% le sirve para compensar su impuesto global complementario. Se calcula el impuesto que le corresponde por el total de sus ingresos y se le resta esa devolución de impuestos por parte del SII. Esta devolución se llama crédito tributario.

-Se señala que la integración es un beneficio para los más ricos, ¿comparte esa crítica que ha hecho la oposición?
-Es muy evidente. La propiedad del capital está muy concentrada, mucho más que los ingresos del trabajo. Por eso las economías desarrolladas, en general, cobran impuestos a las empresas y luego no lo devuelven.

-Se ha argumentado que muchas personas, no ricas, viven de pagos de dividendos de acciones. Personas mayores, herencias…
-Es efectivo que la propiedad de las empresas está muy diversificada, sí, pero no está distribuido proporcionalmente en todos los chilenos, los grandes dueños de acciones son una minoría. El Banco Mundial muestra que la propiedad del capital está mucho más concentrada que la propiedad del trabajo, mucho más concentrada y, por lo tanto, una proporción muy grande de esa plata está llegando a personas de altos ingresos. Ahora, es cierto que hay viudas o adultos mayores que viven de las rentas de sus dividendos, pero son minoría. El Gobierno afirma que los críticos, al rechazar el proyecto para no darles a los grandes, les estarían quitando a los pequeños. Eso se resuelve muy sencillamente: se les puede devolver solo a los pequeños, fijando un límite al monto devuelto a cada contribuyente.

-Se demoniza al sistema integrado. ¿Es negativo o positivo?
-Es contrario al combate a la desigualdad. Los estadounidenses, los alemanes, los franceses, hacen un impuesto especial al capital. En Estados Unidos no se reintegra, los dividendos pagan un impuesto y, después, el contribuyente va a pagar su declaración personal anual sin descuentos. Lo mismo en Alemania y Francia y muchos otros países con sistemas desintegrados, por razones de equidad. Chile tiene mucha mayor desigualdad, con razón mayor para no integrar. Más aún para no favorecer el consumo de altos ingresos.

-¿Qué le parece que una fracción de los empresarios insista en la baja de la tasa corporativa de impuestos? Argumentan que los países OCDE tienen tasas más bajas que Chile.
-En Chile el sistema actual, antes del proyecto en discusión, por las utilidades que se distribuyen, se le están devolviendo casi dos tercios (65%) del impuesto pagado en la empresa. Como en promedio las empresas distribuyen cerca de un tercio, el impuesto total pagado no es 27% sino, en términos simples, 21% efectivo en promedio, porque a las utilidades que se distribuyen se le devuelven 2/3 del impuesto pagado en la empresa. Es cierto que algunas tasas han estado bajando en el mundo desarrollado, pero eso en un contexto de sistemas desintegrados o semidesintegrados, y con cálculos de las utilidades a veces más estrictos que en Chile. Y, repito, con menor desigualdad y con cargas tributarias muy superiores a las de Chile y mucho más progresivas, como lo ha enfatizado el Banco Mundial. Chile está atrasado.

-¿Qué relación hay entre la reforma y la desigualdad económica? El Gobierno dice que toda la renta debe tratarse igual, sin discriminación.
-Chile es un país que tiene mucha desigualdad y está concentrada más fuerte en la propiedad del capital que en el capital trabajo. Necesitamos que se invierta mucho más, no debemos hacerles la tarea difícil a las empresas, pero el 27% con el sistema semiintegrado o, incluso, más desintegrado, sigue siendo razonable. Además, si seguimos creciendo con reinversión de las grandes empresas y no nos preocupamos que haya inversión más vigorosa de las Pymes, vamos a seguir teniendo un país concentrado. Tenemos que diseñar políticas económicas, para que la inversión de las Pymes crezca mucho más rápido que la de las grandes.

-¿Pero no es ese el espíritu de la reforma, apoyar a las Pymes?
-No la reintegración, sí otros aspectos  del proyecto, no clarificados aún algunos de ellos. Más allá de lo tributario, es preciso reformar el mercado de capitales. El mercado de capitales chileno no es profundo para el desarrollo, es profundo en desigualdad con el maltrato que les dan a las Pymes con tasas de interés excesivas. Eso requiere una reforma profunda para el desarrollo productivo.

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