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Ranking de competitividad: banca sobresale entre los pilares de Chile y llega al top 5 mundial, pero sofisticación empresarial e innovación quedan como la pata coja Nuestro país mantiene su sitial de privilegio en América Latina

Ranking de competitividad: banca sobresale entre los pilares de Chile y llega al top 5 mundial, pero sofisticación empresarial e innovación quedan como la pata coja

Estudio del Foro Económico Mundial, que mantuvo a Chile en el puesto 33 a nivel global, reconoció la solidez del sector bancario local, que se ubicó quinto a nivel global tras avanzar 4 posiciones respecto a la medición anterior, esto pese a que el organismo advirtiera que los indicadores de salud de los bancos aún no se han recuperado hasta sus niveles previos a la crisis subprime, en momentos en que han surgido nuevas fuentes de riesgo, como la fuerte deuda en las economías emergentes y los mercados de capitales no regulados. Por otro lado, Innovación fue la nota más baja entro los pilares de nuestro país y educación muestra el peor ranking (puesto 66). Entre los mayores problemas para hacer negocios el WEF destaca una «regulación laboral restrictiva» y una «burocracia gubernamental ineficiente».


Chile se mantuvo un año más firme en su posición de líder en competitividad en América Latina y el Caribe, al ubicarse en la posición 33 de 137 países, según el informe Competitividad Global elaborado por el Foro Económico Mundial.

Nuestro país estuvo seguido de Costa Rica, que dio un enorme salto al superar a Panamá y México, mientras que Argentina gana doce posiciones y parece pisar el acelerador.

Lo importante del estudio es que nuestro país mantiene el puesto a pesar del bajo crecimiento y haber perdido la nota crediticia. La agenda reformista del gobierno parece no haber afectado la competitividad de la economía. El año pasado ya había mejorado desde el puesto 35.

Sin embargo, el detalle revela dónde están las falencias del país. Por un lado, en sofisticación empresarial, Chile obtuvo una de sus peores notas al alcanzar 4.3 puntos, y se ubicó en le puesto 50, mientras que en innovación obtuvo su nota mas baja con 3.5, llegando al puesto 52. En educación en tanto es donde Chile alcanza su peor ranking, al ubicarse en el puesto 66 con una calificación de 5.8.

Sin embargo, el WEF también destacó las fortalezas en los pilares el país, y en la banca donde Chile alcanza su mejor ubicación, llegando al quinto puesto con un avance de 4 posiciones respecto a la medición anterior, esto pese a que el organismo advirtiera que los indicadores de salud de los bancos aún no se han recuperado hasta sus niveles previos a la crisis subprime de 2008, al tiempo que han surgido nuevas fuentes de riesgo, como la fuerte deuda en las economías emergentes y los mercados de capitales no regulados.

En cuanto a los mayores problemas para hacer negocios, el informe apunta a una «regulación laboral restrictiva» y a la «burocracia gubernamental ineficiente» como los principales lastres.

Todo esto en un escenario donde en los últimos diez años los factores fundamentales de la competitividad y el crecimiento han empeorado en la región, según el WEF.

En opinión de sus economistas, se han «deteriorado requisitos básicos como las instituciones, como se ha visto en la decaída de las instituciones democráticas en Venezuela y los escándalos de corrupción en toda la región».

Los expertos del Foro subrayan además que las amplias diferencias en el ránking entre los distintos países de América Latina y el Caribe «contribuyen a la desigualdad regional».

«La actuación pobre y la falta de progresos en América Latina a la hora de cerrar las brechas con respecto a los líderes mundiales se asocian con una productividad baja, una elevada informalidad, una insuficiente diversificación de las exportaciones y un insuficiente crecimiento para generar empleo y financiar la creciente demanda de más y mejores bienes públicos», sostienen.

Para el Foro Económico Mundial, dirigido por el alemán Klaus Schwab, la región debería reforzar su capacidad de adaptarse a condiciones internacionales cambiantes y redescubrir nuevas fuentes de crecimiento sostenible, basadas en «una agenda de competitividad coherente que fomente el emprendimiento y el surgimiento de nuevas empresas innovadoras»

Según el Informe Global de Competitividad 2017-2018, diez años después de la crisis financiera mundial las economías siguen corriendo el riesgo de sufrir nuevos impactos y no están preparadas para la próxima oleada de innovación y automatización.

Según datos de los últimos diez años, el informe destaca tres áreas concretas de mayor preocupación. Entre ellas se encuentra el sistema financiero, en el que los niveles de «robustez» aún tienen que recuperarse del impacto de 2007,y que incluso están bajando en ciertas partes del mundo.

Esto resulta especialmente preocupante dado el importante papel que el sistema financiero deberá desempeñar para facilitar la inversión en innovación relacionada con la Cuarta Revolución Industrial.

Otra de las principales conclusiones es que la competitividad se ve reforzada si se combina cierto grado de flexibilidad en el mercado de trabajo con una protección adecuada de los derechos de los trabajadores.

Ahora que un gran número de puestos de trabajo podría verse amenazado por la automatización y la robotización, será fundamental crear las condiciones para poder resistir el impacto económico y apoyar a los trabajadores durante los periodos de transición.

«Los países que mejor se preparen para la Cuarta Revolución Industrial y, simultáneamente, refuercen sus sistemas políticos, económicos y sociales serán los que triunfen en la carrera de la competitividad del futuro», declaró Schwab.

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