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La trenza política de Rodrigo Álvarez que apunta a instalarse en la Sofofa Clave ha sido el apoyo de Álvaro Saieh y el poderoso grupo Copesa

La trenza política de Rodrigo Álvarez que apunta a instalarse en la Sofofa

Luisa Navea
Por : Luisa Navea Periodista El Mostrador Mercados
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En su carrera política como jefe de bancada de la UDI, presidente de la Cámara de Diputados y tras su paso por la administración de Piñera, en calidad de subsecretario de Hacienda y ministro de Energía, el puntarenense se peleó con muchos, pero logró establecer importantes nexos políticos que lo catapultan hoy a bregar por la presidencia del gremio de la industria. Para algunos, su cercanía al ala más conservadora de la derecha es un pasivo para un presidente de una entidad gremial que dice querer recuperar la legitimidad de las empresas y conectarse con el nuevo Chile, pero los que lo apoyan destacan su carácter conciliador, sus redes transversales y su sintonía política. Estos son los contactos conquistados por uno de los apadrinados de Jaime Guzmán.


Su duda era ser médico o abogado. Pero finalmente se decidió por estudiar Leyes en la Católica. Allí conoció a Jaime Guzmán, quien sería determinante en marcar su vocación y trazaría su camino, coronándose como diputado por la UDI por 12 años.

Rodrigo Álvarez Zenteno, hoy candidato a la presidencia de la Sociedad Fomento Fabril (Sofofa), cuenta con una extensa y transversal red política, por la que fue llamado desde el mundo privado apenas dejó la cartera de Energía, en la administración de Piñera.

Debido a esta red de contactos y su experiencia en políticas públicas, hoy se encumbra a ocupar la presidencia del gremio industrial.

Pero esos mismos contactos y sintonía política también fueron valorados desde un primer momento por el sector privado. El primero en reclutarlo, tras dejar el mundo político, fue el empresario Andrónico Luksic, quien lo llamó a integrar el directorio de Canal 13. De allí se catapultó hasta la presidencia de la Asociación de Concesionarios de Obras de Infraestructura Pública (Copsa) y luego a la testera del gremio de Alimentos y Bebidas (AB Chile), desde donde participa activamente en seis comités de la Sofofa.

¿Pero quiénes integran la red política de este abogado de la Universidad Católica, de 50 años, que, si bien no reniega de la UDI, rechazó reficharse por el que fuera su partido?

El magallánico

Hay dos factores que hicieron que Álvarez, nacido y criado en Punta Arenas, siguiera el camino del gremialismo: haber sido presidente del centro de alumnos de la Escuela de Derecho de la Universidad Católica, donde conoció a Jaime Guzmán, y el haber sido compañero y amigo del ex militante UDI José Antonio Kast.

Sus contemporáneos en la UDI fueron Felipe Salaberry (ingeniero comercial), Gonzalo Uriarte (abogado), Marcelo Forni (abogado), Marcela Cubillos (abogada) y Darío Paya (abogado). Este último fue el primero de los miembros de esa generación en llegar al Parlamento y convocó a Álvarez para ser candidato, cuenta una fuente conocedora de ese proceso.

Y es que, a diferencia de sus coetáneos, Álvarez ingresó por la vía rápida; no participó mucho de las tertulias y encuentros de aquella camada del gremialismo. “Es un tipo brillante, pero cero partido y bien magallánico para sus cosas”, recalcan.

No obstante, consiguió ganarse un lugar al interior de la UDI y durante 12 años fue su diputado. En esa tienda política se hizo de varios amigos del grupo que lo secundó en dicha colectividad, los que aún conserva, como los diputados Javier Macaya, Ernesto Silva, María José Hoffman y Jaime Bellolio.

Era una generación 10 años más joven que la suya y todos, con excepción de Hoffmann, pasaron por los pasillos de Derecho en la Universidad Católica. Además, con la mayoría de ellos volvió a encontrarse en el Parlamento como jefe de bancada y, años más tarde, en la Fundación Jaime Guzmán, donde en particular Macaya, Pablo Terrazas y Arturo Squella, formaron parte de su programa “Jóvenes al Servicio de Chile”, trabajando en municipios a lo largo del país.

Durante su carrera política, Álvarez continuó ampliando sus redes y forjando amistad en la Alianza con el RN Nicolás Monckeberg y, en la que es hoy la Nueva Mayoría, con el diputado Pablo Lorenzini (DC), así como con el senador Carlos Montes (PS) y la actual candidata presidencial Carolina Goic (DC).

En calidad de jefe de bancada de la UDI y presidente de la Cámara de Diputados, fue reconocido por sus pares y coincidía con Montes para las diversas premiaciones, hasta que decidió competir con Marcela Sabat por Providencia, perdiendo estrepitosamente.

Así, su carrera en el Congreso quedó truncada, pero no su carrera política: al poco tiempo fue invitado a ser parte del equipo de Sebastián Piñera como subsecretario de Hacienda, donde trabajó con Felipe Larraín, el entonces ministro de la cartera.

Fuentes cercanas a la UDI dicen que el ex diputado no salió en muy buenos términos de dicho ministerio.

No obstante, en el círculo cercano a Álvarez rechazan aquello y, si bien reconocen que hubo algunas diferencias, porque “el ex diputado sabía más de impuestos y mercados de valores”, el propio “Sebastián Piñera les decía que constituían una de las duplas que mejor se llevaban de su gabinete”, comentan. En ese relato indican asimismo que “Felipe se sintió con Rodrigo, porque quería que lo siguiera acompañando en Hacienda”, pero añaden que “siempre mantuvieron una excelente relación”.

Además, en calidad de subsecretario de Hacienda, Álvarez se transformó en el puente entre los ministros, al encargarse de la organización de las diversas reuniones que sostenían con el entonces titular del Interior, Rodrigo Hinzpeter; el ministro Secretario General de la Presidencia, Cristián Larroulet, y el ministro Secretario General de Gobierno, Andrés Chadwick. Así, el ex diputado UDI logró tender puentes que lo llevaron a liderar la cartera de Energía.

Pero eso no impidió que eventualmente se viera obligado a salir del gabinete. El puntarenense tomaría su trago más amargo y se distanciaría irreconciliablemente con Hinzpeter por su manejo político de la crisis de Aysén, luego que La Moneda –con Piñera fuera del país– cerrara un pacto con el ahora diputado DC Iván Fuentes y los movimientos sociales de la zona sin estar él presente y en el momento en que los dirigentes lo cuestionaban como interlocutor válido.

Aquel episodio obligó a Álvarez a cerrar su capítulo en la política con un sabor acre: salió peleado con Hinzpeter y tuvo diferencias de análisis con Chadwick y Larroulet, aunque con el primero mantiene “una amistad” y con el segundo “colabora en la Universidad del Desarrollo”, según cercanos.

Pese a las relaciones dañadas que quedaron en el camino, Álvarez mantiene buenas relaciones con varios miembros de ex gabinete y con el propio Piñera, de acuerdo a sus cercanos. A esta “cartera” de amigos se sumarían el director ejecutivo de la fundación Avanza Chile, Gonzalo Blumel; la ex ministra de Obras Públicas, Loreto Silva; el ex subsecretario Lucas Palacios; el ex ministro y actual coordinador económico de Piñera, Juan Andrés Fontaine, y el ex biministro Laurence Golborne.

En la vereda de la Nueva Mayoría tiene muy buena relación con el ex ministro Máximo Pacheco; con el actual ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés (PPD), y el titular de Obras Públicas, Alberto Undurraga (DC).

Fundación Jaime Guzmán y los choques con Marco Antonio González

El haber trabajado codo a codo con la Fundación Jaime Guzmán, en calidad de jefe de bancada de la UDI, le ayudó a expandir sus redes, pero no le salió gratis.

Allí tuvo fuertes disputas. En particular con el entonces director de la fundación: el abogado Marco Antonio González, quien era un año mayor que él en la Universidad Católica y con quien se volvió a encontrar en la Sofofa. Álvarez, en calidad de presidente del gremio de Alimentos y Bebidas (AB Chile) y González, como gerente de Políticas Públicas y Desarrollo de la entidad gremial.

Ambos han tenido una relación complicada. “Chocaron mucho”, precisan cercanos. Aunque compartían un poderoso en común, el empresario Álvaro Saieh. Álvarez fue por un tiempo parte del consejo editorial de La Tercera, rol que ahora cumple en diario Pulso, también parte de Copesa. El empresario, a través del CorpBanca, ha sido un importante mecenas del gremialismo. González fue hasta el año pasado director editorial de Copesa.

Al interior de la Sofofa, algunos incluso creían que Marco Antonio González, junto al vicepresidente de la Sofofa, José Juan LLugany, apoyaban la candidatura de Álvarez por sobre la de Bernardo Larraín Matte, por el vínculo de González con el ex diputado UDI y la cercanía de Álvarez con el grupo Saieh y Copesa.

Sin embargo, fuentes que conocen bien la trenza afirman que no existiría tal relación de amistad entre ambos y ya no compartirían la misma relación con el poderoso empresario.

El ex director editorial de Copesa habría llegado al gremio de la industria como segunda opción, luego de su fallida operación para ocupar el cargo de gerente de Asuntos Corporativos de CMPC, puesto que al final quedó en las manos de Guillermo Turner, ex director de La Tercera.

A la Sofofa habría arribado de la mano de Llugany, después de haber salido de Copesa peleado con varias personas.

Por su parte, Álvarez sigue cercano a Saieh y fuentes que conocen la relación la describen como “buena” y de “muchísimo afecto”.

Y por eso es que no es sorpresa que tanto La Tercera como Pulso, los dos principales diarios del grupo Saieh, se la hayan jugado en sus editoriales por apoyar a Álvarez y desestimar la candidatura de Bernardo Larraín Matte.

El editorial del 15 de abril de La Tercera trajo a colación los malos resultados de la Encuesta Cadem en términos de desconfianza hacia el empresariado y apuntó contra Moreno y Larraín Matte. “Más allá de las capacidades de Alfredo Moreno, su vinculación con las empresas Penta representa una evidente carga a su gestión», señala el texto.

Y añade: «Y vuelve a suceder en el caso de la futura elección de la Sofofa, donde si bien aún no hay candidatos confirmados, uno de los nombres disponibles para ocupar el cargo está ligado a una empresa como CMPC, que ha estado en el centro de un caso que pone en cuestión la ética empresarial y debilita la confianza en el correcto funcionamiento del mercado (…). En caso de ser elegido (Bernardo Larraín Matte), el hecho representa evidentemente un obstáculo para su labor (…) y podría conspirar contra la necesaria recuperación de las confianzas en el sector”.

Dos días después, un segundo cañonazo contra el ex presidente de Colbún provino del editorial de Pulso, en el que se recalca que “un punto que debe ser considerado es que precisamente en un momento en que el empresariado necesita mejorar su imagen, no resulta conveniente que un gremio empresarial aparezca liderado por un miembro del Grupo Matte, controlador de CMPC, firma que reconoció que se había coludido en el mercado del papel confort (…) sería mantener permanentemente un flanco abierto de manera innecesaria”.

Aunque más de algunos opinan que lo que está haciendo Saieh, a través de sus medios, es un ajuste de cuentas. No hay que olvidar que durante la crisis de SMU fue el banco de los Matte, BICE, el más duro en las negociaciones y no aceptó la reprogramación de los pagos. En un momento habría amenazado incluso con pedir la quiebra del holding supermercadista.

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