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El turismo que salva al mundo rural que se muere Viajes

El turismo que salva al mundo rural que se muere

El turismo rural nace del agroturismo y en principio se ideó como una actividad económica complementaria al negocio rural, que en la mayoría de los casos sustituyó al sector primario, pero que con los años se ha demostrado que vivir empresarialmente solamente del turismo (en concreto del alojamiento) es casi algo imposible.


Es más que evidente la desaparición de muchos pueblos que llevan una tendencia de éxodo hasta unos límites de desaparición de su población, con muchos sitios de menos de 50 habitantes, y con una media de edad que supera los sesenta años.

La posibilidad de relevo generacional es nula, salvo que se invierta su tendencia y se incorpore poblaciones más jóvenes, que puedan sustentarlos.

Pero las condiciones económicas, financieras, laborales, culturales, de ocio, conectividad, etc. están muy alejadas de las necesidades que requieren y peor si se compara con las existentes en las ciudades, de las que tendrían que salir los neorurales capaces de revertir la situación.

Pero por ahora los ciudadanos de las urbes vienen como turistas y excursionistas, con pernoctaciones de fines de semana y a veces incluso de semanas, con un promedio de entre un 15 y un 30 % anual, es decir algo más de 100 noches al año, totalmente insuficiente como para generar desarrollo local, si no hay más.

Esta estacionalidad implica que es muy difícil mantener y peor aun crear puestos de trabajo con cierta estabilidad, que permita atraer o fijar la población suficiente como para regenerar y reinventar estos pueblos que se mueren, literalmente.

Es curioso también, saber que precisamente estos núcleos rurales sin apenas población o aislados son los que mas atracción producen en el turismo.

Desde los orígenes y sin entrar en la prehistoria, ya que al fin y al cabo el turismo o más bien los alojamientos turísticos y la restauración en el campo, son los orígenes de la actividad en sí misma.

Inversión turística

Pero en el caso europeo, hace unas décadas, la Comisión Europea apostó por las inversiones turísticas en el medio rural, para frenar el abandono y éxodo rural, dotando de diferentes programas de ayudas a fondo perdido, préstamos de bajo interés, programas de formación gratuitos y un largo etcétera con algunos resultados, que no han logrado cambiar la fotografía actual no deseada.

Sería bueno recordar que el turismo rural, nace precisamente del agroturismo y que en principio se ideó como una actividad económica complementaria al negocio rural, que en la mayoría de los casos sustituyó al sector primario, pero que con los años se ha demostrado que vivir empresarialmente solamente del turismo (en concreto del alojamiento) es casi algo imposible, con los datos de pernoctaciones que tenemos.

La demanda cambia y muy rápidamente y más en un entorno social e histórico, completamente disruptivo, que exige más innovación.

La oferta creció mucho y nunca ha habido una estructuración de la misma, apenas la construcción de algún destino (asignatura todavía pendiente) por falta de gobernanza y ya no digamos de coopetencia (coopetition).

En el mundo rural, la cooperación del sector privado turístico es muy difícil, pero posible, y más aun si hablamos de un mix de sectores implicados, como es el alojamiento, la restauración, animación turística, industrias agropecuarias, artesanías, fauna y flora y todo lo que uno pueda producir en base a los recursos locales o importados.

No se trata de copiar el modelo, erróneo para mí, del turismo convencional con una estrategia basada en números, ya que cuantos más turistas no conlleva necesariamente mayores beneficios y en el medio rural peor aún, con ejemplos claros de confusión, cuando algunos regidores/as no entienden que sus fiestas locales logran que el coste total sea mayor que los beneficios. Y son hechos palpables.

La demanda cambia y muy rápidamente y más en un entorno social e histórico, completamente disruptivo, que exige más innovación y mejor respuesta al mercado, paralelamente a la obligación del sector público para apoyar y facilitar los procesos que se generen en pro del desarrollo sostenible y competitivo.

Economía verde, turismo y desarrollo sostenible

El medio rural tiene actividad agraria, ganadería, cantidad de opciones productivas con su flora, cultura, patrimonio social, que tiene demanda y suficiente como para responder a la oferta de productos que se desarrollen, pero las motivaciones y expectativas más fuertes se inclinan hacia un mercado mucho más verde, demandante de agricultura y ganadería orgánica, producción biológica, bienestar animal… que si se cambiase la cadena de valor y producción turística, incorporando estos elementos y factores, se crearían unos productos y experiencias en un entorno bio, mucho más competitivas.

El campo vende si se sabe producir y comercializar, y el turismo es un dinamizador clave en este proceso que debería provocar un cambio en sus proveedores, fomentando la economía verde y así dirigirse a un nicho que puede ser cautivo a dicha nueva oferta.

Déjenme terminar con algunas palabras clave relacionadas: enoturismo, agroturismo, turismo comunitario, ecoturismo, etnoturismo y turismo industrial, turismo de salud, antistress, naturaleza, cultural, bienestar, gastronómico, astroturismo, fluvial, costero y muchas otras.

El saber hacer, innovar y aprovecharse de la época disruptiva juega a nuestro favor.

Que tengan un feliz viaje.

 

Por Arturo Crosby

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