Test Drive
La casa japonesa actualizó su pick-up superventas, con más tecnología, principalmente en la asistencia a la conducción. Ahora sus cualidades dinámicas y off road al alcance de más conductores para máximo provecho, en trabajo y diversión.
Nicho interesante y necesario, las camionetas en el país se llevan el 16% del mercado en vehículo livianos, una torta interesante no solo por la cantidad de vehículos (algo más de 16 mil colocaciones), sino porque las principales marcas convocan volúmenes importantes, sobre todo en el interesante mercado de flotas de faena, que surte de vehículos comerciales a industrias tan claves para nuestra economía como el sector forestal, energía, construcción y claro, la minería.
En este segmento, son claves las ventas para estas grandes flotas y los primeros lugares en ventas, donde se posiciona cómodamente Nissan con su NP300, es clave ser competente tanto para cumplir las condiciones de grandes empresas, como las altas exigencias del usuario particular. la Nissan NP300 Navara, su última versión, apunta a ello. Cumplir en ambos mundos, con una plataforma fiable y probada.
Los cambios apuntan tanto a fortalecer su seguridad -ítem ineludible para las flotas-, como aumentar su batería de sistemas de asistencia en la conducción, que busca que cada conductor -privado o profesional- saque mayor partido a las cualidades inherentes del producto de gran robustez, fiabilidad e incluso confort que este vehículo de trabajo puede ofrecer.
Probamos la variante con transmisión mecánica, que para el conductor no acostumbrado a camionetas puede resultar algo pesada de manejar. Se trata de un vehículo de trabajo y así está pensado, una robusta suspensión que se traduce en un andar algo rígido, acompañado de un motor con alta torsión (la expresión de “fuerza” de un vehículo), lo que no le quita agilidad, pero que en la salida de cada semáforo hace notar su impresionante fuerza.
La ciudad no es el mejor lugar para una pick-up, mediana o grande. Donde realmente esta versión de la NP300 brilla es en el trabajo en terreno difícil. Se diferencia del resto de su gama por sistemas como su vehicle dynamic control, break limited-slip differential, hill start assist y assistant Seat Belt Reminder; la versión 4×4, además, incluye un sistema de hill descent assist. Muchas palabras en inglés, pero ¿cómo se traducen al conducir?
Fácil: en seguridad. Pero no solo de seguridad activa o pasiva, la que evita accidentes o salva vidas después del mismo, sino también en la seguridad que debe sentir el conductor en su vehículo cada vez que enfrenta o una camino nuevo o -principalmente- un desafío todoterreno. Apliquemos los sistemas: el control dinámico, evita accidentes y mejora la tracción; los desafíos son más fáciles de superar con el sofisticado sistema del diferencial que administra la tracción y permite superar obstáculos impensados para un conductor sin experiencia off road; el hill start assist es el sueño para manejar en zonas empinadas como Valparaíso o Puerto Montt: evita que la camioneta se mueva por efecto de la gravedad, y además con la variante all wheel drive, suma control de descenso que permite total control, incluso en pendientes que parecen amenazantes.
En la cadena de poder, la plataforma sigue igual: un bloque motriz diésel de 2,3 litros, con 158 caballos de fuerza y imponentes 403 Nm de torque (la fuerza), que alimenta a variantes 4×2 y 4×4. Para el usuario de flotas, se encontrará con un producto más equipado, seguro y fácil de conducir, probado por años en faenas muy severas; para el usuario personal será un producto de aventura con vocación todoterreno y la capacidad ideal de convertirse en su mejor aliado para deportes outdoor. En cualquier caso un producto solvente, robusto, pero que en la ciudad exigirá algo más a su conductor.
