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Viajero consciente: el crudo aporte de los viajes en avión al cambio climático Viajes

Viajero consciente: el crudo aporte de los viajes en avión al cambio climático

Azarías Flores Monsalve
Por : Azarías Flores Monsalve Estudiante de periodismo U. de Chile
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11 mil aviones están en el aire en promedio en cada momento del día. Y si bien no son de uso cotidiano, la industria aeronáutica aporta un 2% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero, con cerca de 860 millones de toneladas métricas de CO2 al año.


Día a día, los expertos descubren nuevas dimensiones del cambio climático: contaminación por plásticos, consumo de carne e incluso el acceso a internet son algunos de las aristas que hemos ido descubriendo a través de los años. Una de ellas, no tan cotidiana pero sí muy común son los vuelos comerciales.

Según un estudio del Centro para la Diversidad Biológica, de permanecer en su estado actual, la industria aeronáutica produciría un estimado de 43 gigatoneladas de gases de efecto invernadero al 2050. De hecho, si fuéramos a medir las emisiones aeronáuticas de CO2 en comparaciones a las de países enteros, ocuparían un séptimo lugar -detrás de Alemania-, superando a Bélgica, República Checa, Suecia y más de 150 otros países.

Pensando en vuelos completos, un pasajero de avión emite 285 gramos de dióxido de carbono por kilómetro viajado. Cifra aún más inquietantesi pensamos que cada minuto, hay cerca de 11.000 aviones en el aire en todo momento del día. Son más de 100.000 vuelos diarios, que rondan entre los 30 a 40 millones al año.

El país que más aporta con CO2 al cambio climático es Estados Unidos: en el año 2014, sólo la aeronáutica norteamericana emitió 0,2 gigatoneladas de gases de efecto invernadero. Esta industria genera 7 veces más contaminantes que la china, que de por sí ya es el segundo país más contaminador del mundo por prácticas aeronáuticas. Los números son especialmente preocupantes si tomamos en consideración las proyecciones de la Organización de Aviación Civil Internacional que, lejos de prever un descenso en contaminación por parte de la industria augura un aumento anual de 4.9% en tráficos de pasajeros en avión .

Acciones y reacciones

Ante los números, respaldados una y otra vez por investigadores y agrupaciones civiles, existen respuestas a esta situación. En Suecia, cada vez se utiliza más el término flygskam, palabra que significa «vergüenza de volar». Es un movimiento de corte ambientalista, que en conocimiento del impacto de la industria de la aviación al medioambiente promueve el uso de vías alternativas de transporte, como el tren. La tendencia no es solo a nivel civil: cada pasajero de avión que aterrice o despegue en aeropuertos suecos debe pagar un impuesto verde de hasta 47 dólares.

A este movimiento han adherido figuras como Greta Thunberg -la cara visible de Fridays For Future-, quien viajará en barco de vela para llevar a Nueva York y trasladarse a la COP25, a realizarse en nuestro país y que se ha referido en varias oportunidades en contra del método de transporte. Otro de los involucrados con el movimiento es el medallista olímpico sueco Bjorn Ferry, quien ha declinado utilizar aviones para trasladarse a competiciones en varias ocasiones.

En nuestro país, el 2016 el aeropuerto Arturo Merino Benítez inició un proceso de mediciones de CO2 para lograr dimensionar el impacto que genera la industria aeronáutica en nuestro país. Sin embargo, y como reporta La Tercera, el problema de calcular las emisiones de un avión radica en que ese cálculo es por vuelo, pasando por diferentes aeropuertos que se reparten las emisiones. Como ejemplo, un vuelo entre Santiago y Sao Paulo genera 1.919 gCO2/km, que se compensa plantando cuatro árboles.

Pensando en soluciones, el Aeropuerto tiene activa una campaña para reducir la huella de carbono de los viajeros: por menos de $6.000, en la página del aeropuerto se puede donar un árbol nativo chileno -peumos, quillay o pataguas- para plantarlo en los alrededores. Además de lo anterior, en un trabajo conjunto de la gerencia de Nuevo Pudahuel y el Ministerio de Obras Públicas se inició un proceso de instalación de paneles fotovoltaicos para el uso de energía solar en el recinto. La iniciativa permitiría disminuir la huella de carbono del aeropuerto en más de 500 toneladas de CO2 al año.

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