MERCADOS|BLOOMBERG
La aparente voltereta de Bolsonaro surge tras las críticas a su propuesta de reforma a las pensiones de parte de potenciales aliados que argumentan que es demasiado dura con los más vulnerables en un país con altos niveles de pobreza.
Luego de que su reforma clave al sistema de pensiones tuviera una fría recepción en el Congreso, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, replantea su estrategia negociadora.
En su campaña electoral, Bolsonaro insistió en que en el poder negociaría con todos los partidos, en lugar de participar en la política tradicional brasileña de usar fondos públicos para conseguir votos de un determinado sector. Sin embargo, ante el limitado entusiasmo legislativo con la propuesta de su gobierno de modificar la ley de seguridad social, Bolsonaro se ha acercado a líderes de partidos.
El presidente cenó con los timoneles de 19 de los 30 partidos con presencia en el Congreso el martes por la noche. De acuerdo con los parlamentarios presentes, Bolsonaro escuchó atentamente, habló poco y discutió la posibilidad de poner a disposición cargos para aliados. Las partes presentes expresaron su insatisfacción con el hecho de que el gobierno no negocia y por su insistencia en retratar al Congreso como un obstáculo para sus objetivos.
«El presidente demostró algo de humildad», comentó Augusto Coutinho, líder del partido Solidariedade. «Demostró que entiende que necesita gobernar con el Parlamento».
La aparente voltereta de Bolsonaro surge tras las críticas a su propuesta de reforma a las pensiones de parte de potenciales aliados que argumentan que es demasiado dura con los más vulnerables en un país con altos niveles de pobreza.
El gobierno espera que las negociaciones sobre la reforma se reanuden después del carnaval, que finaliza el 6 de marzo.
