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La Unión Europea y Chile, cada vez más cerca Opinión

La Unión Europea y Chile, cada vez más cerca

Josep Borrell Fontelles
Por : Josep Borrell Fontelles Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. Vicepresidente de la Comisión Europea.
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Desde la Unión Europea valoramos el compromiso del Presidente Boric con el fortalecimiento de las relaciones regionales y continentales en América Latina. Ese es también nuestro ADN, porque el proyecto de integración europeo construye unidad a partir de las diferencias y nos ha permitido superar nuestras guerras fratricidas. Por eso, ahora que la guerra asoma de nuevo en nuestras fronteras, es más importante que nunca resaltar el papel de la UE como un instrumento al servicio de la paz. Sin olvidar que, si bien hacen falta dos para hacer la paz, basta con uno para provocar una guerra. Y para evitarla necesitamos un orden internacional en el que la fuerza no engendre la ley.


Chile está abriendo una nueva etapa cargada de esperanza. En Europa seguimos muy de cerca su proceso constituyente, fuente de inspiración de nuevos espacios de participación, igualitarios e inclusivos.

Acercar el poder político a una ciudadanía que ve cómo el crecimiento económico no reduce las desigualdades sociales, es un desafío común. Los europeos lanzamos este año la “Conferencia sobre el Futuro de Europa”, con paridad de género y un tercio de los asientos reservados para jóvenes. No se trata, como en Chile, de redactar una Constitución porque la Unión Europea no es un Estado. Ya lo intentamos sin éxito. Pero necesitamos orientar nuestra integración supranacional asegurando que responde a las necesidades y anhelos de nuestros ciudadanos.

La cada vez más brutal agresión de Rusia contra Ucrania me impidió asistir a la ceremonia de Cambio de Mando Presidencial el pasado 11 de marzo. Pero espero poder visitar pronto Chile y transmitir personalmente un mensaje de felicitaciones y también nuestro agradecimiento por el liderazgo del Presidente Boric en la condena sin ambages de la agresión rusa.

Chile se ha sumado a la gran mayoría de países que condenan la violación de la Carta de Naciones Unidas, del Derecho Internacional y de los Derechos Humanos. Esta guerra injustificada, la guerra decidida por Putin, nos acerca todavía más en nuestra visión compartida de una comunidad internacional asentada en normas, diálogo, cooperación y resolución pacífica de las disputas.

Para los europeos, Chile es un socio privilegiado. Compartimos la convicción de que la acción colectiva, cooperativa y multilateral, es central para la resolución de los desafíos más urgentes, tanto en materia de seguridad como para la recuperación de la pandemia, la lucha contra el cambio climático o la transición hacia una sociedad más sostenible y justa. Estos desafíos nos obligan a acelerar nuestras respuestas políticas y hacerlo a escala global porque la mayoría de los problemas de nuestro tiempo no tienen soluciones nacionales.

Por ello, la modernización del Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea y Chile será un hito para ampliar nuestra ya muy importante relación. La Unión Europea, primer inversor en Chile, ha sido un actor importante para el desarrollo, la internacionalización y la diversificación de su economía. Pero además de la economía y el comercio, hay que abrir capítulos nuevos sobre desarrollo sostenible, comercio justo, participación ciudadana, pequeñas y medianas empresas, cooperación en salud o modernización del Estado.

Ya he tenido la oportunidad de conversar con el Presidente Boric y la Canciller Urrejola sobre todo esto. Su apuesta por una agenda de transformación social y política abre nuevas posibilidades para el diálogo y cooperación con la UE, desde la cohesión social y la igualdad de género hasta el desarrollo de energías renovables.

El potencial para nuestra cooperación es inmenso. Escrutamos juntos el espacio desde el observatorio astronómico Paranal, escudriñamos la tierra desde el sistema satelital Copernicus, que tiene un centro de referencia en la Universidad de Chile, y recientemente inauguramos el cable Bella, una autopista digital con innumerables aplicaciones para la educación, la ciencia, la empresa privada o las administraciones públicas. Quiero destacar la cooperación para el desarrollo del hidrógeno verde que nos permitirá avanzar en el cumplimento del objetivo de la carbono-neutralidad. La demanda europea para el hidrógeno verde se multiplicará por cuatro antes de 2030. Y Chile se prepara para producir y exportar el hidrógeno más competitivo del mundo a partir de energía renovable.

Desde la Unión Europea valoramos el compromiso del Presidente Boric con el fortalecimiento de las relaciones regionales y continentales en América Latina. Ese es también nuestro ADN, porque el proyecto de integración europeo construye unidad a partir de las diferencias y nos ha permitido superar nuestras guerras fratricidas. Por eso, ahora que la guerra asoma de nuevo en nuestras fronteras, es más importante que nunca resaltar el papel de la UE como un instrumento al servicio de la paz. Sin olvidar que, si bien hacen falta dos para hacer la paz, basta con uno para provocar una guerra. Y para evitarla necesitamos un orden internacional en el que la fuerza no engendre la ley.

Espero poder visitar pronto Chile, pieza esencial en la relación transatlántica-sur y volcado hacia el Pacífico, que será escenario principal de la historia en este siglo. El Presidente Boric sería el cuarto Presidente de Chile que me hiciera el honor de recibirme en La Moneda. Desde que, a mediados de los 90, Ricardo Lagos, entonces ministro de Obras Publicas como yo, me invitó a visitar Chile, he aprendido a conocer y a querer este maravilloso país, desde los salares del norte a las erguidas torres patagónicas, pasando por sus lagos profundos al sur del Biobío, que nunca llegaron a cruzar los conquistadores. De la mano de los libros de Isabel Allende he conocido su historia, entrelazada por los que de un lado al otro del océano huyeron de sus respectivas dictaduras y fueron acogidos fraternalmente.

Ahora, la UE quiere reforzar su cooperación con Chile para el objetivo común de construir una sociedad más justa y democrática. Sabiendo que la amistad entre los pueblos, como dijo la Premio Nobel de Literatura, poeta, cónsul y pedagoga chilena Gabriela Mistral, está hecha de entendimiento cabal, confianza rápida y larga memoria. Para ser más fuertes juntos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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