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Axel Callís y el bochorno de la oposición: «El PS no puede ejercer el rol articulador porque no tiene la sustancia» PAÍS

Axel Callís y el bochorno de la oposición: «El PS no puede ejercer el rol articulador porque no tiene la sustancia»

Hernán Leighton
Por : Hernán Leighton Periodista de El Mostrador
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El analista político analizó el presente y futuro de la oposición luego de la derrota que significó el rechazo de la acusación constitucional contra la ministra Marcela Cubillos. En sus palabras, el primer responsable es el PS, al que acusa de falta de liderazgo y estrategia. Además, señaló creer que la lógica de bloques a la que intenta apegarse la oposición no es el camino adecuado. Finalmente, Callís, mirando a las elecciones presidenciales, pone a Beatriz Sánchez como la mejor candidata al día de hoy ante Joaquín Lavín y acusó un déficit de rostros frescos de la antigua Nueva Mayoría si pretende competir.


-¿En qué estado se encuentra hoy la oposición, se puede hablar de un bloque?
-Oposición como un tiempo presente, ser oposición tiene que ver con cuándo van a las elecciones, son pactos de la oposición. Oposición es un estado permanente, en el cual se contrasta con lo que hace el Gobierno. En ese sentido, hay que analizarla primero en el tiempo presente. La oposición ha cumplido un rol regular, pero no ha sido inerte en términos de proactividad. En torno a presentar indicaciones, el rol opositor propiamente tal, lo cumple de manera suficiente. Lo que no cumple es el rol de oposición en términos de proyectos políticos y electorales. Tiene que ver con la propuesta y el futuro. Cuando falla una de esas dimensiones, la dimensión presente, como la que se vio reflejada en lo de Marcela Cubillos, falla. Cuesta mucho entender una oposición sin entender su rol presente y su rol futuro desarticulado. Lo que sucede con la oposición actual es que, tanto los proyectos individuales, tanto de las personas como de los grupos y de los partidos, están por sobre los intereses generales, es decir, por sobre la política.

-¿Cuál es la dimensión de la derrota en torno a la acusación constitucional, donde nuevamente se hicieron todos los esfuerzos, se movió la estructura completa buscando un triunfo, y de nuevo este se ve frustrado?
-Ahí el rol de articulador del PS es el que fracasa, porque no solamente es un rol de articular, es decir, de hacer que ciertas piezas converjan en torno a un propósito, sino que diría que la convicción política, en esa acción, es la que fracasa, es decir, el beneficio y el propósito no son compartidos por todos, y eso es esencialmente la falta de liderazgo. El partido, como Partido Socialista, no logró socializar y convencer a toda la oposición respecto a que el beneficio de la destitución de Marcela Cubillos tenía un beneficio más allá de un problema personal de futuro, sino que tenía que ver con contribuir a un propósito político mayor, eso no estaba puesto dentro de los satisfactorios políticos.

-¿Cuáles son las consecuencias políticas de este nuevo fracaso?
-Tiene dos miradas, una desde el Gobierno y otra desde la oposición. Desde el Gobierno es una muy mala noticia, porque implica que le va a costar ponerse de acuerdo, porque hay muchas cabezas dentro de la oposición, para un Gobierno siempre va a ser más complejo poner de acuerdo a muchos toquis, que ponerse de acuerdo con una sola persona. Desde la oposición, como van a prevalecer agendas individuales, puede existir la posibilidad de que el Gobierno tiente con ciertas cosas, a ciertos partidos, o a ciertos grupos en algún acuerdo de exclusividad en torno a ciertos proyectos que le den mayorías relativas de transición, circunstanciales, como la que se produjo con el trabajo en torno de la Reforma Tributaria en primera instancia. De lo que carece en este minuto la oposición, sobre todo en la Cámara de Diputados, es de un liderazgo político, que tenga que ver con el futuro de la oposición, es decir, con el ser oposición, tener una identidad como tal , generar un beneficio mayor, como tener un pacto que genera réditos políticos. Eso no se percibe, no está el paso, dentro de estos grupos o partidos, de percibir lo que es ser oposición hoy con la eventual ganancia política futura, y eso pasa por el hecho de que no hay un proyecto que aglutine.

-Ya constatado el fracaso político que significó el rechazo con votos de los suyos de la acusación constitucional, ¿cuál es hoy el mayor conflicto de la oposición, pensando las elecciones municipales y de Gores del próximo año?
-Hay distintas condiciones dentro de la oposición, lo primero es que no hay un proyecto que aglutine, evidentemente porque hay distintas generaciones que tienen proyectos distintos, que tienen propósitos distintos, es decir, hay un corte generacional. Y uno de los mayores problemas es que hay una rememoranza de la Concertación muy fuerte, es decir, nos tenemos que unir, como dice Fuad Chahin, tenemos diferencias pero el sistema nos obliga a ponernos de acuerdo, y eso no es así, el sistema no te obliga a ponerte de acuerdo, Pinochet te obligaba a ponerte de acuerdo, cuando tienes que restituir la democracia, ahí sí estás obligado a ponerte de acuerdo, cuando se trata de un proyecto mayor que busca cambiarle la vida a las personas. Hoy en día a la obligatoriedad del sistema para ponerse de acuerdo, yo le pongo un punto suspensivo, porque no todos están dispuestos a ponerse de acuerdo, por el mero hecho de ganarle a la derecha.

-Ya constatada la dificultad que enfrenta la oposición para salir del pozo en que se encuentra, ¿a dónde tiene que apuntar, cuál es su mayor déficit?
-Le falta mejores liderazgos que logren transmitir un diseño político para construir esa oposición, o sea, una metodología. Aquí Fuad Chahin, y otros del PS, dicen ‘nos tenemos que unir todos’, como si fuera esto un acto mecánico en el cual tú te unes para evitar que el otro gane. Eso ya no genera necesariamente cohesión. Lo que se necesita de la metodología es para entender que, para lograr ese fin, tiene que haber etapas, o módulos, y esos módulos pasan primero, a mi entender, por que se junte o se una la izquierda, y luego hagan un pacto o una negociación con el centro político. Eso no lo entendió ni el PS, ni el PPD, ni la ex Nueva Mayoría. La ex Nueva Mayoría ha tratado de mantener un equilibrio precario y completamente paupérrimo entre la DC y el Frente Amplio, eso no puede seguir así. El PS tiene que tomar una decisión: o es parte de la izquierda o es parte del centro político con la DC, pero no se puede estar en los dos mundos al mismo tiempo, porque no tiene el staff de gente para articular.

-¿Se puede seguir pensando a sí mismo el PS como el partido llamado a articular la totalidad de la oposición?
-El PS no puede ejercer ese rol , porque el PS actual no tiene la sustancia que le permita moverse hacia los dos lados, la oposición no necesita mediadores, porque se pueden entender en forma directa. Lo que se requiere son ideas, y entender bien la teoría de conjuntos. El primer conjunto que tiene que armar, es el conjunto de la izquierda para entenderse con la DC, en ese sentido tienen que tomar definiciones los partidos que están justo en medio, y uno de esos es el Partido Socialista, y no tiene sustancia en términos de propuesta, porque todo lo entiende mecánicamente. El PS dice ‘somos un partido feminista, somos un partido antiisapres’, tiene un listado, pero en el fondo no hace nada para que esas declaraciones se transformen en realidad.

-¿Es identificable hoy el rol del PS en la política chilena?
-No. Primero, es una marca tremendamente dañada, por lo tanto, los partidos que podrían ser los aliados, todavía están en duda, o sea, el Frente Amplio tiene profundas dudas de saber si al meter al PS está metiendo un problema o algo que le contribuya, porque no es menor, el PS todavía no ha hecho el trabajo de comenzar a limpiar su imagen de manera evidente ante la opinión pública, no ofrece ninguna sustancia como partido en términos de proyecto, no hay un diseño atrás, solamente decir ‘juntémonos, juntémonos’, casi como un mantra, pero sin contenido ni diseño, es decir, no han estudiado la teoría de conjunto.

-¿Cuál es la dimensión del daño y las consecuencias, y si existe o no una salida, cuando a las siglas de un partido las asocian al narcotráfico?
-Eso va a ir disminuyendo en la medida que el PS proponga y haga acciones concretas para limpiar eso, y aquello no ha ocurrido, es decir, hasta el día de hoy no se sabe si el partido va a presentar candidato o no en San Ramón, no hay ninguna acción que diga que esto va en beneficio de mejorar la reputación que se tiene. La señal es, primero, tener un marco ético que sea feroz , terminar con el clientelismo y las formas de tratar de tener los militantes fichas. Hasta el minuto no hay nada, han pasado cuatro meses desde lo de San Ramón y no hay nada, ni siquiera está la declaración respecto de si se va a presentar un candidato en la comuna en cuestión, o si se van a hacer primarias abiertas y ciudadanas en todas las comunas para elegir nuestros candidatos, es decir, hay silencio, se está esperando que el tiempo vaya borrando y eso no va a ocurrir, porque lo de San Ramón fue demasiado fuerte para la opinión pública.

-¿Se podría decir que la actual mesa del PS entendió y le tomó el peso de lo que significa esta relación de su nombre con el narcotráfico?
-Hay un temor a que eso se transforme en una baja votación, pero también está esa esperanza de que se zafe, zafar y pasar, porque es posible que en el próximo ciclo electoral, si va con con otros partidos aliados, pase piola. Pero en ese sentido, en términos de futuro, la aparición de Plataforma Socialista, como una alternativa que se mueve afuera del partido, va a obligarlos a reaccionar en términos programáticos, y en términos de hacer política, puede ser un estímulo para que se saquen la modorra y comiencen a proponer cosas. Plataforma tiene gente con muchas ideas y sin ningún problema en acercarse al Frente Amplio y empezar a articular, con esa aparte de la oposición, el diseño de establecer un módulo desde la izquierda, para entenderse con el centro.

-¿Alcanza para el PS solo con el cambio de los representantes de la mesa, como lo propone un sector de la disidencia?
-Diría que los nombres ya llevan varios años y no fueron capaces de hacer, con el primer reportaje de San Ramón, cambios o acción. Lo pusieron como un problema puntual, pero eso no tuvo ninguna repercusión. Y luego, con el segundo reportaje, lo que ha habido son iniciativas tendientes a ver cómo se hace, pero en la interna propiamente tal no ha cambiado absolutamente nada , es decir, no se ha revisado el padrón, no se ha puesto candidato en la comuna y, por sobre todo, no hay una idea en términos programáticos que te haga pensar ‘bueno, el PS está compensando su daño a la marca con propuestas’. Para nada.

-Se vienen meses turbulentos en el Parlamento, se va a debatir la Reforma Laboral, la Tributaria y la de Pensiones, entre otras. ¿Qué es lo que se juega la oposición, pensando que entramos a los dos últimos años y electorales?
-De aquí a fin de año termina el primer tiempo de Gobierno, con un balance nulo para ambas coaliciones. O sea, tanto para la oposición como para el Ejecutivo, creo que es muy bajo el balance. El gobierno no ha logrado avanzar en prácticamente ningún proyecto sustancial, es decir, ha logrado avances, pero no tiene nada entre las manos, no tiene nada para mostrar. La oposición, lo que exuda es desorden, caos, solamente algunas personas sobresalen, pero no transmite ni unidad, ni proyecto, ni ideas suficientes. Está haciendo su rol de oposición en tiempo presente, fiscalizando, estando encima, presentando indicaciones , haciendo el juego, pero eso es distinto a ser una alternativa.

Los primeros seis meses del próximo año van a ser claves en el ámbito de la oposición, porque van a tener que demostrar, primero, formas de entendimiento, no tanto en el tema de sobrevivir, como lo es la lógica de Fuad Chahin, unidos porque se puede perder gobernadores regionales, aquello no te obliga a ponerte de acuerdo, y tampoco el sistema de alcaldes y concejales, eso es un mito, y también que la derecha va a ganar todas las elecciones. Entonces, en ese sentido, va a haber distintos tipos de combinaciones, pero esencialmente esos primeros seis meses deben ser de entendimiento. Si la izquierda no se pone de acuerdo, es decir, el Frente Amplio, el Partido Comunista y los sectores más progresistas de la ex-Concertación… Desde ahí es la única parte donde puede surgir, en esta tarea de conjuntos, la posibilidad de luego poder entenderse con el centro. La unidad opositora no parte de la DC entrando todos al mismo tiempo, acá tienen que entrar por bloques, dentro del proyecto y el diseño, es decir, el orden de los factores sí altera el producto, no pueden entrar todos al mismo tiempo, porque ahí no va a haber oposición, va a haber montonera.

-Si uno suma los números de todos los liderazgos del oficialismo, duplican a los de la oposición, ¿existen actualmente candidatos con las características que se necesitan para competir hoy por hoy a un disparado Joaquín Lavín?
-Está el nombre de Beatriz Sánchez, como alguien que ya tiene un nivel de conocimiento suficiente, ella es una carta, puede llegar perfectamente a segunda vuelta, y diría que la antigua Concertación, o ex Nueva Mayoría, tiene que construir un liderazgo, y para construir un liderazgo tiene que pasar por los rituales que te ofrece el sistema. Primero, contiendas muy abiertas dentro de los partidos, hacia la ciudadanía. Segundo, organizar una primaria que sea lo suficientemente potente en ideas, y que transmita renovación. Y ahí tienen un problema, porque José Miguel Insulza no transmite renovación; Heraldo Muñoz no tanto tampoco. Así se construye, y así se pude formar adhesión, pero no estamos hablando de una explosión de votos ni adhesión ciudadana, porque también hay marcas dañadas, y aquí no podemos separar el nombre y desde dónde viene, eso tarde o temprano se va a tener que responder en los foros públicos. Por ejemplo, cuál es el vínculo de José Miguel Insulza con (alcalde de San Ramón) Aguilera, le van a sacar en cara también la vuelta a Chile de Pinochet, son historias que tienen muchos cuestionamientos. Acá hay un problema de renovación en el centro político, y en el Frente Amplio hay un problema territorial. Para construir un liderazgo se necesita no solamente tener una buena candidata, sino también musculatura territorial y ahí el FA está al debe.

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