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Un reporte del Departamento de Análisis Económico del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) viene a respaldar el proyecto que tiene de cabeza al Ejecutivo y refutó los datos negativos lanzados por las autoridades contra la iniciativa. De este modo, sostiene que “la pérdida de empleo (250 mil empleos) que calcula el Gobierno por la reforma de 40 horas es irreal y tendenciosa”. Es más, sostiene que la medida supondría la creación de 37 mil puestos de trabajo.
Uno de los grandes reclamos de los empresarios y el Gobierno para oponerse al proyecto de 40 horas que impulsan las diputadas comunistas Camila Vallejo y Karol Cariola es la supuesta falta de estudios que sustenten la iniciativa parlamentaria ya aprobada en la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados.
Pero un reporte del Departamento de Análisis Económico del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) viene a respaldar el proyecto que tiene de cabeza al Ejecutivo y refutó los datos negativos lanzados por el Gobierno contra la iniciativa.
De acuerdo al reporte de esta entidad de estudios latinoamericana, la rebaja a 40 horas laborales semanales generaría un crecimiento del Producto Interno Bruto hasta de un 2,1%, lo que supondría un incremento de 5 mil millones de dólares en la producción de bienes y servicios. De paso, supondría la creación de 37 mil puestos de trabajo.
Los datos de este estudio se conocen luego de las cifras de la encuesta Cadem, que revelan que el proyecto mantiene estable su nivel de apoyo con 65% de aprobación. Mientras, desde el Congreso se ha notificado que la iniciativa seguirá su trámite legislativo, luego de las declaraciones del presidente de la Cámara de Diputados, el DC Iván Flores, anunciando que lo pondrá en tabla para que sea debatido sí o sí en octubre.
El informe de Análisis Económico del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica refuta de plano las predicciones del Gobierno chileno, que pronosticaba una “destrucción” de 250 mil empleos (un descenso del 4,3% en la tasa de ocupación) con la implantación de las 40 horas semanales.
De acuerdo al centro de estudios, el Gobierno chileno “minimiza el efecto de la redistribución de las rentas a los salarios sobre la demanda agregada, por lo cual sus cálculos no se ajustan a la realidad”.
“En los últimos 20 años, la participación de los salarios en el PIB de Chile se ha ido reduciendo drásticamente, lastrando de esta forma el propio crecimiento de la economía. Si el peso de la masa salarial fuera el mismo que en 1997, la economía sería hoy un 5% más grande y se habrían creado 290.000 puestos de trabajo más”, añade.
Luego, precisa que “de esta forma, en estas dos décadas de contracción salarial se han perdido 250.000 millones de dólares (160.000 miles de millones de pesos), lo que supone unas pérdidas acumuladas de hasta 1,04 veces el PIB. Es decir, en veinte años, la disminución de la participación salarial ha supuesto la pérdida de la producción equivalente a un año”.
De este modo, insiste en que “la pérdida de empleo (250 mil empleos) que calcula el Gobierno por la reforma de 40 horas es irreal y tendenciosa: una pérdida de esa magnitud no se ha visto nunca en los últimos 20 años. La única caída tan fuerte fue en el segundo y tercer trimestre de 1999, fruto de una contracción igual de importante en el Producto Interno Bruto”.
El estudio de Celag Análisis Económico aclara que “se basa en un modelo postkaleckiano que considera el efecto dual de los salarios. Por una parte, las retribuciones a los trabajadores son un costo para las empresas, pero, a la vez, supone consumo de los trabajadores y demanda agregada. Los modelos postkaleckianos calculan el efecto neto de los salarios en el consumo, las exportaciones, los precios domésticos y las importaciones”.
El informe fue elaborado por Nicolás Oliva, Máster en Economía del Desarrollo (FLACSO) y en Economía Aplicada (UAB, Ecuador); Lucía Converti, Licenciada en Economía (UBA, Argentina); Guillermo Oglietti, Dr. en Economía Aplicada (UAB), Sub Director de CELAG (Argentina) y Alfredo Serrano Mancilla, Dr. en Economía Aplicada (UAB) y director de CELAG (España).
