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El rescate de Villa San Luis Opinión

El rescate de Villa San Luis

Erwin Brevis
Por : Erwin Brevis Secretario técnico del Consejo de Monumentos Nacionales
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Hemos escuchado con atención a los antiguos vecinos. Hemos conocido sus historias de despojo, sabemos del dolor que sufrieron y que muchos siguen sintiendo. Nadie merece ser desalojado de sus viviendas en medio de la noche, para ser trasladados en camiones de basura a la periferia, abandonados en canchas de fútbol. Y queremos que esa historia se conozca. Por eso, el Consejo decidió aprobar la propuesta del propietario del predio, la Inmobiliaria Presidente Riesco, de construir un espacio de memoria, lo que ya había sido visto de manera favorable en sesión de enero de 2018. Pero una cosa debe quedar clara: el Consejo no está entregando en bandeja de plata los terrenos a una inmobiliaria. Lo que está haciendo es poner condiciones sumamente estrictas para que ese memorial se lleve a cabo, esperamos con la participación de los ex residentes de la Villa. 


El principal rol del Consejo de Monumentos Nacionales es el resguardo de nuestro patrimonio. De aquello que como chilenos reconocemos como nuestra herencia. La Villa Carlos Cortés –conocida también como Villa San Luis- es parte de esa pertenencia y de esa memoria. Es un Monumento Histórico. Sin embargo, se ha dicho, erróneamente, que ha sido desafectado en su condición. Villa San Luis es, y seguirá siendo, un monumento nacional.

Puede parecer un contrasentido decir que el Consejo de Monumentos Nacionales está por el rescate de la Villa San Luis, en circunstancias que en su última sesión aprobó la demolición de la última estructura en pie. Pero es así. Los consejeros que mayoritariamente aprobaron esta medida -para muchos dolorosa-, lo hicieron con el propósito último de rescatar la historia y la memoria de este monumento, para que las siguientes generaciones conozcan lo que fue una de las medidas más innovadoras de su tiempo: la integración social.

El block 14, el que a duras penas se mantiene sobre sus cimientos, con los pisos tres y cuatro quebrados y presionando a las plantas inferiores, está al borde del colapso. Nadie puede decir con certeza cuándo o cómo caerá, si será por una lluvia o un temblor, o por el simple paso de un camión de alto tonelaje. Pero lo que aseguran los expertos es que la estructura se derrumbará, poniendo en riesgo la vida de quienes circulen por allí.

Fueron meses de análisis. Un trabajo serio y concienzudo de consejeros y profesionales de la Secretaría Técnica. El último dato, el que terminó con toda esperanza de una eventual recuperación de la estructura, fue el informe técnico de revisión de ingeniería estructural de la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas. Esto, basado en el documento elaborado por la empresa VMB Ingeniería Estructural, la misma que levantó los blocks. La única que cuenta con los planos originales.

Los ingenieros del MOP advirtieron: “Esa estructura reviste un alto riesgo (…) no es posible requerir que se recupere o rescate alguno de los pisos inferiores, porque la demolición debe lograr echar abajo todo el edificio para liberar todos los mecanismos en equilibrio inestable presentes”. Tampoco, dijeron, era posible hacer un nuevo estudio, que pondría en riesgo la integridad física de los técnicos encargados de realizarlo. El diagnóstico era lapidario.

Hemos escuchado con atención a los antiguos vecinos. Hemos conocido sus historias de despojo, sabemos del dolor que sufrieron y que muchos siguen sintiendo. Nadie merece ser desalojado de sus viviendas en medio de la noche, para ser trasladados en camiones de basura a la periferia, abandonados en canchas de fútbol. Y queremos que esa historia se conozca. Por eso, el Consejo decidió aprobar la propuesta del propietario del predio, la Inmobiliaria Presidente Riesco, de construir un espacio de memoria, lo que ya había sido visto de manera favorable en sesión de enero de 2018. Pero una cosa debe quedar clara: el Consejo no está entregando en bandeja de plata los terrenos a una inmobiliaria. Lo que está haciendo es poner condiciones sumamente estrictas para que ese memorial se lleve a cabo, esperamos con la participación de los ex residentes de la Villa. 

La empresa debe determinar un modelo de administración del espacio de memoria con el que se garantice la concreción del proyecto a todo evento, así como su gestión, la que, a su vez, deberá garantizar la conservación y continuidad del Espacio de Memoria y la estabilidad del guión museológico.

Además, firmar un convenio que deberá especificar las obligaciones de la constructora, estableciendo plazos. También, llamar a un concurso público de arquitectura para la construcción del espacio de memoria, con bases en la que tomarán parte también los integrantes de la Fundación Villa San Luis. Después de la selección del proyecto ganador, emitir una boleta de garantía que asegure un monto permita al Estado de Chile construir el Espacio de Memoria en caso de incumplimiento total o parcial. 

Entonces, sólo entonces, el Consejo de Monumentos Nacionales permitirá la reducción de límites del Monumento Histórico, entendiendo que los valores de éste se concentrarán en el Espacio de Memoria. La Villa San Luis no ha perdido su condición de Monumento Histórico. Y la mantendrá en el espacio de memoria. Esa memoria que no queremos que nadie olvide.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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