Publicidad
¿Es posible que Bachelet sea candidata por tercera vez? Opinión

¿Es posible que Bachelet sea candidata por tercera vez?

Germán Silva Cuadra
Por : Germán Silva Cuadra Psicólogo, académico y consultor
Ver Más

Los números son categóricos a favor de ella. La encuesta CEP de mayo la ubica en el segundo lugar –escoltando a Lavín– en evaluación de los personajes más importantes de la política chilena, ranking que relega a lugares secundarios a José Antonio Kast y deja a Piñera en el puesto 13. Además, en el último sondeo de Criteria, Bachelet ocupa el 6° lugar –en mención espontánea– ante la consulta “¿Quién le gustaría que fuera el próximo Presidente?”. La primera conclusión es que la gente sigue confiando en ella y parece haberle perdonado sus errores por omisión en el caso Caval. La segunda es la incapacidad de la política chilena de renovarse.


No se puede negar que la Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU fue inteligente para planificar su visita a Venezuela. Hizo oídos sordos a los llamados destemplados –que denotaban, por lo demás, un escaso conocimiento de cómo se maneja ese organismo internacional– y algo histéricos de dirigentes políticos chilenos e, incluso, de figuras como Miguel Bosé, quien mostró una faceta que hasta puso en duda su salud mental. Aguantó la presión y escogió un momento en que la tensión ha bajado y la crisis de Venezuela parece haber perdido interés para muchos gobiernos de derecha del continente, como Argentina y Brasil, que atraviesan hoy momentos difíciles.

Nuestro país es el mejor ejemplo de que Venezuela dejó de ser atractivo. Esto, luego de meses en que el excanciller, Roberto Ampuero, logró transformar la agenda de relaciones internacionales en un tema central, arrastrando al Presidente Sebastián Piñera a cometer el error fatal de la visita a Cúcuta. Sin duda, cuando se haga el recuento de este Gobierno, se recordará ese momento como el punto de inflexión en la caída del apoyo ciudadano. Pero el escritor también logró embaucar a La Moneda en Prosur, que terminó por convertir el encuentro de Santiago en una tribuna para que el ultraderechista Jair Bolsonaro se paseara como un rockstar.

Más allá de los resultados, Bachelet mostró oficio y habilidad política en la visita a Caracas. Eligió el momento preciso, se paseó por la capital venezolana como una verdadera jefa de Estado, habló con todos y los ojos del mundo se posaron en ella, algo que no habría logrado hace tres o cuatro meses, cuando la caldera estaba hirviendo. Y para rematar –aunque fortuitamente– en Chile la vergonzosa crisis del Partido Socialista hizo a muchos recordar con nostalgia a la primera mujer Presidenta de la historia de Chile, que llegó representando a un sector –la centroizquierda– que hoy está en el suelo.

El panorama político actual nos muestra a un Gobierno desgastado de manera muy temprana, una carrera presidencial anticipada, paradójicamente, por la propia derecha, y a un grupo de candidatos en franca carrera: los Kast, Ossandón, Lavín, Allamand y Chahuán. ¿La novedad? Por primera vez, no existe ningún representante de la centroizquierda en competencia, con excepción de Beatriz Sánchez que sigue puntera, pese a haber, prácticamente, desparecido de la coyuntura política. Efecto vegetativo le dicen.

Con un panorama desolador en la oposición, las encuestas más serias disponibles comienzan a mostrar que la figura de Michelle Bachelet vuelve a emerger con fuerza, bajo un mismo formato: ella viviendo en el extranjero –nuevamente en la ONU–, lejos de la contingencia del país, con escasez de líderes locales –llega a dar pena– y un país gobernado también por un Piñera en dificultades. Una especie de déjà vu.

[cita tipo=»destaque»]Es muy probable que Bachelet no solo se mantenga en la pole position, sino que además logre subir algunos puntos producto de su rol internacional, después de todo, a los chilenos nos encandila sobre manera que uno de los nuestros brille afuera. También es probable que la antigua Nueva Mayoría siga sin levantar vuelo y el Frente Amplio continúe farreándose la oportunidad que tuvo de irrumpir con nueva fuerza y nuevos rostros. Por ahora, la derecha tiene todas las de ganar en 2021, salvo que Kast termine por arruinar todo. ¿Estará dispuesta Bachelet a volver como heroína al salvataje y por la tercera es la vencida?[/cita]

Aunque Bachelet afirmó que, después de terminar su período en marzo de 2018, abandonaría la política, al parecer la ciudadanía no la ha abandonado a ella, ya que los últimos sondeos la ubican de nuevo en una posición expectante, pese a todas las dificultades que vivió durante su mandato –desde Caval en adelante y a las críticas sistemáticas que ha recibido de este Gobierno, el cual la convirtió en parte central de su relato.

Claro que lo que La Moneda no consideró en ese diseño –culpar de todo a Bachelet es que las personas votaron por que se cumpliera la promesa de “tiempos mejores” y no por buscar las responsabilidades de los problemas anteriores, a lo que se suma un dato importante: la ex-Presidenta terminó su mandato con 45% de aprobación, pese a que la sensación instalada fue que su respaldo había caído al mínimo y, sin ir más lejos, Piñera tiene hoy 25% de respaldo, apenas 15 meses después de iniciar su segundo período.

Los números son categóricos a favor de ella. La encuesta CEP de mayo la ubica en el segundo lugar escoltando a Lavín en evaluación de los personajes más importantes de la política chilena, ranking que relega a lugares secundarios a José Antonio Kast y deja a Piñera en el puesto 13. Además, en el último sondeo de Criteria, Bachelet ocupa el 6° lugar –en mención espontánea– ante la consulta “¿Quién le gustaría que fuera el próximo Presidente?”. La primera conclusión es que la gente sigue confiando en ella y parece haberle perdonado sus errores por omisión en el caso Caval. La segunda es la incapacidad de la política chilena de renovarse.

Asumamos que, si Bachelet estuviera evaluando revisar su decisión de “abandonar la política”, compitiera y ganara en 2021, en ese caso podríamos llegar a batir un récord mundial Guinness: ser gobernados por la dupla Bachelet- Piñera por 20 años, 3 años más que la dictadura de Augusto Pinochet.

Por supuesto que, en ese caso hipotético, tendríamos a Piñera diseñando también cómo volver a La Moneda o, bien, saltar a la ONU. Da la impresión de que si hay algo que irrita al Mandatario es el respaldo ciudadano que tuvo en su momento la ex-Presidenta y el rol de liderazgo mundial que ha asumido posteriormente. Una especie de sana envidia.

¿Es entonces posible que Michelle Bachelet se presente a candidata a La Moneda? Definitivamente sí. La oposición no ha sido capaz de preparar nuevos liderazgos y, hoy, está hundida por la falta de ideas y rostros que pudieran encabezar un nuevo proyecto. Hasta ahora, el caso de Bachelet se repite casi calcado al de 2014. Solo falta el peregrinaje de dirigentes de la otrora Nueva Mayoría para rogarle que asuma su “deber patriótico” y, por supuesto, que la ex-Mandataria diga que por ningún motivo –como hace 5 años–, para luego asumir que es la única carta que le queda a la centroizquierda.

Es muy probable que Bachelet no solo se mantenga en la pole position, sino que además logre subir algunos puntos producto de su rol internacional, después de todo, a los chilenos nos encandila sobre manera que uno de los nuestros brille afuera. También es probable que la antigua Nueva Mayoría siga sin levantar vuelo y el Frente Amplio continúe farreándose la oportunidad que tuvo de irrumpir con nueva fuerza y nuevos rostros. Por ahora, la derecha tiene todas las de ganar en 2021, salvo que Kast termine por arruinar todo. ¿Estará dispuesta Bachelet a volver como heroína al salvataje y por la tercera es la vencida?

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias