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Romántico viajero y el sendero…. ¿buscar? Opinión

Romántico viajero y el sendero…. ¿buscar?

Pablo Flamm
Por : Pablo Flamm Periodista deportivo
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Como decía muchas veces Eduardo Bonvallet, se requiere una reingeniería profunda y consciente en la Universidad de Chile. No basta ser hincha, no sirve saber algo de fútbol o haberle apuntado a dos o tres jugadores. Lo que se requiere una estructura sólida, una política deportiva que no se cambie cada seis meses y que por lo mismo, no permite establecer ciertas facilidades a representantes o intermediarios.


“Ser un romántico viajero y el sendero continuar”, dice una de las frases más célebres y eufóricas del himno de la Universidad de Chile, que los fanáticos azules corean con sentimiento y convicción en cada estadio donde están. Y lo que hoy todos se preguntan es ¿dónde perdió el sendero la institución y el equipo?.

El tema institucional de los azules tiene para muchas columnas y páginas. Lo último fue la renuncia a la presidencia de Carlos Heller, cansado y hastiado de las críticas, muchas de ellas justificadas, de las amenazas de muerte y ser el foco de un sector de la barra más dura. Dejó la testera, pero no así su paquete accionario y colocó en forma interina a un hombre de toda su confianza, como es José Luis Navarrete, una presidencia sin contrapeso en la mesa.

Si bien nadie puede dudar del cariño de Heller por la camiseta azul, es igual de cierto que una de sus promesas más importantes -y anheladas por todo el pueblo azul- no se cumplió: el estadio propio. Ese sueño que provoca angustia, dolor de cabeza y frustración en los fanáticos del chuncho.

En lo futbolístico, los laicos viven un pasar confuso y complejo. La salida poco diáfana de Frank Kudelka y todo el “show” en torno a la llegada del nuevo DT, Alfredo Arias, solo dejan tal vez una reflexión: que las decisiones al interior de Azul Azul son cada vez más erradas y confusas.

[cita tipo=»destaque»]Las responsabilidades de todo esto son compartidas. Presidencia, Gerencia Deportiva, técnicos y jugadores, entre los cuales muchos de ellos no logran entender y asimilar que colocarse una de las camisetas más potentes de nuestro país, requiere más que un gol, una finta vistosa o algún lujo improductivo.[/cita]

El armado del plantel para este 2019 también tiene reparos. Llegaron 10 nuevos jugadores y de todos ellos, ninguno fue la gran contratación del mercado de pases. Sí, se rejuveneció la plantilla, pero todavía la inversión realizada por Azul Azul no rinde, a tal punto que el equipo quedó fuera de la Copa Libertadores ante un rival modesto en todo sentido y, en el Torneo Nacional no logra despegar en resultados ni mejoras de juego.

Las responsabilidades de todo esto son compartidas. Presidencia, Gerencia Deportiva, técnicos y jugadores, entre los cuales muchos de ellos no logran entender y asimilar que colocarse una de las camisetas más potentes de nuestro país, requiere más que un gol, una finta vistosa o algún lujo improductivo.

Como decía muchas veces Eduardo Bonvallet, se requiere una reingeniería profunda y consciente en la Universidad de Chile. No basta ser hincha, no sirve saber algo de fútbol o haberle apuntado a dos o tres jugadores. Lo que se requiere una estructura sólida, una política deportiva que no se cambie cada seis meses y que por lo mismo, no permite establecer ciertas facilidades a representantes o intermediarios.

Trabajar y trabajar, consolidar la base de cadetes y volver a esas raíces que hicieron de los laicos uno de los equipos formadores más importantes del país.

La U es una institución grande. Representa a la principal casa de estudios de Chile y más allá de esta concesión o nombre de sociedad anónima, es pasión, fuerza, coraje y ese romántico viajero que sueña con un sendero continuar, que va más allá de horizonte…ese que por ahora los sufridos hinchas ven oscuro y sin ese fuego de antaño.

Pero todavía es tiempo para volver al sendero correcto.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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