Publicidad
Quiénes son los peces gordos de la cuestionada industria salmonera: flujo de capitales renueva la propiedad del sector MERCADOS

Quiénes son los peces gordos de la cuestionada industria salmonera: flujo de capitales renueva la propiedad del sector

El año pasado se negociaron más de US$ 2.200 millones en operaciones de compra y venta en la industria salmonera, dejando a varios actores, acostumbrados al segundo plano, en una posición protagónica. Un sector que se fue a pique en 2007 con la crisis del ISA, pero que ve un futuro promisorio para sus inversiones. Influyentes familias chilenas, poderosas firmas japonesas y empresarios de la vieja guardia -que han incluso bautizado al Gobierno de populista- son parte de quienes dominan la industria. Nuevos actores se han sumado al mapa en millonarias operaciones. ¿Quién es quién en esta industria cuestionada varias veces por su tratamiento ambiental? Este es el nuevo mapa.


La industria salmonera ha sido una de las más cambiantes del país en el último tiempo. No solo porque se encuentra en medio de varios cambios regulatorios -que apuntan a modificar aspectos sanitarios y de producción-, sino por el flujo de capitales que ha modificado el panorama en la propiedad de varias compañías del sector.

Luego de la crisis sanitaria más severa de su historia en 2007, con lo sucedido con el virus ISA, el repunte ha sido paulatino. Con la intención de reposicionarse, el sector -predominado por grandes capitales- también está en la mira de los ambientalistas, que observan cómo se comportan, en medio de cuestionamientos por el uso de antibióticos en la industria y los manejos de las políticas de cuidado ambiental.

En julio del año pasado, por ejemplo, Greenpeace calificó como un «desastre medioambiental de graves e insospechadas consecuencias”, la fuga de más de 800 mil salmones desde las jaulas del centro de cultivo Punta Redonda de la empresa Marine Harvest, el cual está ubicado en las cercanías de Isla Huar, a unos 20 kilómetros al sur de Puerto Montt.

A inicios de mes, la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente publicó un informe que advierte que si no se toman las medidas adecuadas para fiscalizar la expansión de la industria salmonera a Magallanes, los «desastres» ambientales ocurridos en otras zonas del país podrían repetirse.

Las empresas saben que esta es una deuda pendiente en sus agendas. Una de las principales operadoras del mercado local, Multiexport, anunció que está tomando una serie de medidas para hacerse responsable de los efectos que la industria del salmón tenga en el cambio climático. Entre ellas, medir su huella de carbono.

En paralelo, un grupo de influyentes chefs argentinos ha dado inicio a #noalasalmonicultura. “El costo ambiental, social y económico de la producción salmonera tiene consecuencias devastadores e irreversible”, reza el mensaje puesto en la cuenta de varios de los chefs en Instagram. “Lamentablemente tenemos el ejemplo de nuestros hermanos chilenos. Las consecuencias de la introducción de la industria y de la especie en aguas chilenas son y han sido tantas que no sabemos por dónde empezar a transmitirlas”, afirman.

Los empresarios no la tendrán fácil.

El nuevo mapa

En 2019, esta industria aparece con un rostro muy distinto al de temporadas anteriores, con nuevos actores en un contexto que promete elevar el estándar regulatorio para una actividad económica cuya reputación, cada cierto tiempo, es cuestionada.

Por estos días se discute en el Congreso la llamada «ley corta» para la pesca, iniciativa que busca retrotraer los términos de la impopular «Ley Longueira», para terminar con la renovación automática y a perpetuidad de los permisos industriales, una vez que termine el actual período de 20 años. Si bien esta modificación legal pesa principalmente sobre la pesca extractiva y no la de cultivo como la salmonera, igualmente involucra a compañías que tienen un pie en el mercado del salmón, como Camanchaca, Invertec (dueña de Invermar) y Blumar.

Pero la industria salmonera está a la espera de otros cambios regulatorios, como por ejemplo transparentar el uso de antibióticos y biomasa en sus cultivos. En esta materia, el Consejo para la Transparencia marcó un precedente al instruir a las empresas del sector a dar esta información, llevando a algunos actores a acudir en rechazo al Tribunal Constitucional. En paralelo, la industria se enfrenta a sí misma, luego de una cuestionada resolución de la Subpesca que le puso límites a las producciones de salmón y trucha, por razones sanitarias, pero que para algunas compañías supone una regulación que beneficia a determinadas empresas, razón por la cual llevaron el caso hasta la Fiscalía Nacional Económica.

Así, con este panorama, la cara de esta industria cambió de manera importante durante 2018, con flujos de compras y ventas que dejaron fuera a empresarios que por años se desenvolvieron en el sector y otros que entraron de lleno en busca de ganancias, independientemente del escenario regulatorio. El año pasado se negociaron más de US$ 2.200 millones en operaciones de este tipo, transacciones que dejaron, por un lado, en una posición dominante a actores acostumbrados al segundo plano y, por otro, capitales extranjeros que no participaban de este mercado, como China.

Los peces gordos

El conglomerado de empresas del rubro alimenticio Agrosuper es uno de los actores más relevantes de esta industria. Controlado por el empresario Gonzalo Vial, hasta hace unos años la única participación que tenía el holding en el sector salmonero era a través de Los Fiordos.

Si bien durante 2017 tal compañía fue la quinta mayor exportadora de salmones y truchas del país, hoy es parte del grupo de empresas más grande en lo que respecta a la producción del salmón. Agrosuper dio un primer salto al adquirir en junio del año pasado Friosur a la familia Del Río -quienes poseen cerca del 17% de Falabella- por US$230 millones. Al poco tiempo hizo una apuesta de proporciones, pagando US$ 851 millones por la propiedad de Aquachile -cuyos dueños eran Víctor Hugo Puchi y los hermanos Claudio y Humberto Fischer (ligados a la operación de casinos de juego)-, firma que a su vez había comprado Salmones Magallanes en US$ 260 millones, también en agosto de 2018.

Gonzalo Vial viene a ser uno de los empresarios con mayor peso dentro de la industria salmonera y uno que cobra protagonismo en el escenario internacional. A la espera de los resultados de 2018, la suma de toneladas producidas por el grupo de empresas que controla fue poco menos de 140 mil. Agrosuper es aún controlada por Vial y es secundado en la firma por importantes hombres de la esfera de negocios de Chile, tales como representantes de diferentes ramas de la familia: el abogado Fernando Barros, Antonio Tuset, Canio Corbo y Juan Claro, son parte del directorio de Agrosuper.

Por debajo se encuentran las firmas de mayor producción del mundo y que, en Chile, igualmente tienen una posición relevante. Hasta antes de la compra de Aquachile, Cermaq era el principal exportador del país.

Con participaciones en Canadá y Noruega, en Chile exportó más de 58 mil toneladas netas de trucha y salmón en 2017. Es controlada por la japonesa Mitsubishi y frente a las distintas operaciones que se dieron el año pasado, en particular la de Vial con Puchi y los Fischer, afirmó que «la consolidación siempre es positiva», en una entrevista a Pulso que dio Francisco Miranda, director de operaciones en el país.

El poder de los japoneses en el mercado es evidente. Mitsui, que participa en la propiedad de Multiexport junto a José Ramón Gutiérrez, Martín Borda y Alberto del Pedregal, en septiembre de este año registró ventas de 53.500 toneladas. Después de Aquachile es la tercera mayor exportadora del país, según datos de 2017. Su propiedad se ha mantenido sin cambios desde la entrada de los asiáticos en 2015.

Las apuestas por el futuro de la industria vienen de la mano de megaoperaciones de negocios. La más reciente fue la venta de Australis por su otrora controlador, Isidoro Quiroga, al grupo Joyvio por US$ 880 millones. La operación ocurrió poco después de la transacción por Aquachile y generó sorpresas, considerando que fue por un monto mayor en circunstancias de que su producción era menor a la firma que hoy controla Agrosuper. Los nuevos dueños son Legend Holdings Corporation, propietarios de la gigante tecnológica Lenovo.

Dicha operación supuso la primera entrada de capitales chinos como controladores de una empresa salmonera, pero no son los principales capitales internacionales. Marine Harvest es en el mundo la mayor productora de salmones y en Chile participa con el mismo nombre.

Camanchaca es otro actor relevante, con un pie en el sector salmonero y otro en la pesca extractiva, cuyos dueños son Jorge Fernández con cerca del 53% y Francisco Cifuentes, minoritario con poco más del 13%, pero que igualmente es parte de un pacto controlador conjunto con Fernández.

Entre estas empresas hay dispersión de opiniones respecto de la resolución de la Subpesca que busca ponerle techo al límite de producción del salmón. Mientras Aquachile y las firmas que controla Agrosuper, Cermaq y Marine Harvest estarían en contra; Multiexport, Australis y Camanchaca estarían a favor.

Caras conocidas

Los cambios en la propiedad de las principales empresas salmoneras del país son para varios referentes de la industria una muestra de «consolidación» en un mercado de propiedad atomizada, marcado por varios actores participantes que se reparten el resto del mercado.

Tras las compañías del sector hay varios empresarios duros que no han temido sacar sus garras cuando las decisiones del Gobierno han ido en contra de sus intereses empresariales.

Entre estos están Blumar, controlado por las familias Sarquis y Santa Cruz. En 2012, un reportaje de Ciper relató la influencia que esta última firma tiene en la industria de la pesca chilena. Titulado «Los nueve dueños del mar chileno», en él se explica cómo se habría articulado una red de movimientos para no perder su hegemonía sobre la pesca industrial.

Otra firma es Invermar, del empresario Roberto Izquierdo. Este, participante de la propiedad del Diario Financiero, cercano al fallecido Ricardo Claro, sacó ronchas hace poco cuando acusó al Gobierno de ser populista y débil, en medio de la rabia que le generó que no existiera, a su juicio, un debate técnico sobre la ley corta de pesca. 

Ambas empresas ven con atención los cambios a la ley de pesca, ya que participan en la industria extractiva. Izquierdo se refirió al Gobierno hace unas semanas como «populista» y «débil», afirmando haber sido engañados por Pablo Longueira en el marco de la promulgación de la polémica ley.

Otro actor conocido es el grupo Hurtado Vicuña, con participaciones en Entel, Consorcio Financiero, Pucobre, entre otros, y que en la industria salmonera tiene Salmones Austral. Felipe Briones, miembro del grupo del mismo nombre y que controla Cementos Biobío, posee la pesquera Yadrán. Mientras que el grupo Errázuriz, liderado por Francisco Javier Errázuriz hijo, es dueño de Salmones de Chile. Su relación con el actual Gobierno también ha sido ácida cuando no le han parecido las decisiones que han tomado.

Aunque fue por otra de sus empresas, Entel, Juan Hurtado, un empresario de muy bajo perfil, también salió a enfrentarse con la administración de Piñera a mediados del año pasado, cuando realizó una dura crítica a la resolución de la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel) que apuntaba a congelar el uso de la banda 3.500 MHz. “Nos encontramos con una autoridad que, de la noche a la mañana y sin dar ninguna explicación, decidió desconocer la institucionalidad chilena en materia de telecomunicaciones y expropiarnos de facto el derecho a seguir usando el espectro sobre el cual tenemos concesión vigente”.

Publicidad

Tendencias