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Adelanto de las vacaciones presidenciales o el intento de mantener el inédito control total de la agenda PAÍS

Adelanto de las vacaciones presidenciales o el intento de mantener el inédito control total de la agenda

Hernán Leighton
Por : Hernán Leighton Periodista de El Mostrador
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El acierto de la estrategia comunicacional que ha sido respaldada con buenos números en las encuestas, como el 63% a favor de Admisión Justa, y un repunte en la aprobación al Gobierno, según sondeos internos de Palacio, deberían arrojar una nueva alza este lunes en la Cadem. Por eso, con una sonrisa poco común, en La Moneda celebraron haber impuesto en la discusión el «discurso del mérito» para acceder a los liceos de excelencia, con lo que lograron el objetivo inmediato de sacar de la agenda el caso Catrillanca, lo que fue una orden perentoria de la administración piñerista, plasmada en un instructivo tanto a ministerios como parlamentarios del sector. La Línea 3 del metro vino a reforzar ese diseño y no hubo dos lecturas en La Moneda al momento de resolver que lo mejor era que el descanso del Mandatario empezara hoy, para tratar de extender lo más que se pueda esta buena racha.


Como hace tiempo no se veía, en La Moneda hoy respiran tranquilos, los ánimos parecen calmados –al menos por fuera– y eso tiene directa relación con el despliegue de los temas que favorecen al Gobierno, con los que han logrado copar, en las últimas semanas, la agenda comunicacional y política. El haber superpuesto en el debate el proyecto Admisión Justa, la inauguración de la Línea 3 del metro, haber echado pie atrás con el veto aditivo respecto de la jibia y subirse al carro de la situación en Venezuela, lograron que la administración piñerista tenga por estos días el control total del debate y saque buenos dividendos en las encuestas, algo que han celebrado en Palacio. Para extender los más posible este escenario favorable, se resolvió adelantar para hoy las vacaciones del Presidente Sebastián Piñera –las que en primer término comenzarían en la primera semana de febrero– y así evitar que en los próximos días surjan conflictos que terminen con la buena racha.

El 2018 para el Gobierno de Piñera fue más complejo de lo que jamás pensaron, como han reconocido en la interna de La Moneda. Más allá de los problemas y coyunturas que cualquier administración espera que ocurran, entre los conflictos y autogoles cometidos, el control de la agenda y el discurso siempre estuvieron en manos ajenas. Esto se profundizó con el asesinato de Camilo Catrillanca –el 14 de noviembre–, ya que el mal manejo de La Moneda fue tal, que terminó por golpear duramente a figuras que parecían intocables, como el ministro del Interior, Andrés Chadwick, y arrastrar al propio Presidente. Así quedó plasmado en la encuesta Cadem de la última semana de noviembre, donde Chadwick cayó 13 puntos en su aprobación y el Mandatario llegó a su más bajo respaldo (38%). En este complejo escenario, los desaciertos, roces y tensiones en el seno Chile Vamos sumaron, como reconocen.

El acierto de la estrategia comunicacional que ha sido respaldada con buenos números en las encuestas, como el 63% a favor de Admisión Justa, y un repunte en la aprobación al Gobierno, según sondeos internos de Palacio, deberían arrojar una nueva alza este lunes en la Cadem. Por eso, con una sonrisa poco común, en La Moneda celebraron haber impuesto en la discusión el «discurso del mérito» para acceder a los liceos de excelencia, con lo que lograron el objetivo inmediato de sacar de la agenda el caso Catrillanca, lo que fue una orden perentoria de la administración piñerista, plasmada en un instructivo tanto a ministerios como parlamentarios del sector.

Desde Chile Vamos aplaudieron la «astucia» de la jugada palaciega, que pudo incluso sortear las salidas de libreto de Piñera, quien estuvo a punto de abrir un nuevo flanco de conflicto cuando habló de la “industria de la educación”. En ese momento La Moneda estuvo a punto de dejar ir el control, el debate parecía perderse, pero con un despliegue en matinales y el mea culpa del Mandatario sobre lo errático de su expresión, se neutralizó el efecto.

Junto con la orden interna de sacar el caso Catrillanca de la discusión pública, la «guerra de la jibia» era el otro flanco de conflicto que se decidió cerrar a toda costa y, por eso, el Gobierno echó  pie atrás con el anuncio del veto aditivo, lo que desactivó las movilizaciones. El broche de oro fue la inauguración de la Línea 3 del metro, lo que ha sido solo sumar, con un Presidente trasladándose por Santiago, apretado en un vagón junto a ministros, alcaldes y parlamentarios de todos los partidos, a los cuales recogía en distintas estaciones, que logró transmisión en directo, abrir todos los noticieros y mantener el tema los días siguientes.

Todo este diseño ha sido reforzado por el despliegue presidencial en los matinales de Mega, en dos ocasiones, y de Canal 13, un espacio que a diferencia de una entrevista periodística permite una conversación simple, relajada, en la que Piñera puede mostrar un lado más amable y cercano.

La agenda le aportó dos empujones a la estrategia de Palacio. La situación de Venezuela dio pie a que Piñera se subiera al carro con su apoyo –reiterado en varias cuñas y redes sociales– al autoproclamado Gobierno de Juan Guaidó, algo que «van a soltar».

[cita tipo=»destaque»]Junto con la orden interna de sacar el caso Catrillanca de la discusión pública, la «guerra de la jibia» era el otro flanco de conflicto que se decidió cerrar a toda costa y, por eso, el Gobierno echó  pie atrás con el anuncio del veto aditivo, lo que desactivó las movilizaciones. El broche de oro fue la inauguración de la Línea 3 del metro, lo que ha sido solo sumar, con un Presidente trasladándose por Santiago, apretado en un vagón junto a ministros, alcaldes y parlamentarios de todos los partidos, a los cuales recogía en distintas estaciones, que logró transmisión en directo, abrir todos los noticieros y mantener el tema los días siguientes.[/cita]

Ante esta buena racha, en La Moneda no hubo dos lecturas y se determinó adelantar las vacaciones presidenciales, para sostener lo más que se pueda el buen momento. Si bien desde Palacio hay quienes han descartado que hubo un adelanto, aludiendo a que los compromisos del Presidente para la próxima semana –viaje a La Araucanía incluido– eran solo “probables”, las palabras de Piñera en el matinal de Mega el 23, desacreditan ese intento de versión: “Iba a hacer una gira la próxima semana, a La Araucanía, Los Ríos, Los lagos y la postergué”.

En Chile Vamos concuerdan en que se tomó una buena decisión en resguardo de la contención de una agenda favorable, pero sobre todo la respaldan porque está bastante extendido en el oficialismo y el Gobierno que desde hace un tiempo a Piñera –a sus 68 años– “se le nota más cansado que de costumbre”, con menos paciencia, agotado del día a día, bastante malhumorado.

Para el decano de la Facultad de Ciencias Políticas y de Administración de la Universidad Central, Marco Moreno, el control de la agenda «solo es posible por el actual contexto de baja de la actividad política y de desorden en la oposición. La Moneda vio en ese escenario la posibilidad de instalar temas, no por la discusión técnica, sino por el clima de opinión”. Fue categórico en que la administración piñerista “no tiene la capacidad de sostener» este control de la agenda y del discurso hasta marzo.

Aires de cambios

El adelanto en las vacaciones de Piñera está estrechamente relacionado con la preparación para una cirugía mayor en el gabinete, la cual habría sido pospuesta para fines de febrero, para evitar “ensuciar el buen momento” que vive el Gobierno.

Un amplio número de parlamentarios oficialistas esperaban para esta semana, o a más tardar la próxima, un ajuste ministerial, el mismo que el sábado 19 de enero, en El Mercurio, el timonel de RN Mario Desbordes situó para una fecha cercana: “Es natural que el Presidente haga un cambio de gabinete para iniciar su segundo año. A quiénes y dónde no lo sé, lo verá el Presidente. Espero que se converse con los partidos en algunos casos».

En Chile Vamos algunos reconocieron que les gustaría que Piñera repitiera lo que hizo en su primer Gobierno, cuando decidió aprovechar la época estival para efectuar un ajuste de gabinete, el 14 de enero del 2011, con el que cambió el tono de su administración, al incorporar a los entonces parlamentarios Andrés Allamand y Evelyn Matthei, como ministros de Defensa y de Trabajo, respectivamente. Una jugada como aquella es bien vista al interior de los partidos oficialistas, ya que en febrero es muy poca la gente que está pendiente de los temas de mayor profundidad política y “pasan más desapercibidos que en el resto del año”, aseguraron.

Algunos nombres que se empiezan a socializar son los del ex ministro de Justicia y Educación en el primer Gobierno, el abogado Felipe Bulnes, quien ya habría sido sondeado para cubrir el Ministerio de Justicia, desde donde el actual jefe de cartera, el UDI Hernán Larraín, sería enrocado a la cartera de Relaciones Exteriores, en reemplazo de Roberto Ampuero. Si no es el ex senador UDI, fuentes gubernamentales señalaron que el ministro de Desarrollo Social, Alfredo Moreno, podría volver a su antigua oficina en la Cancillería.

En el debate, aún se encuentra la intención de meter en la Segpres a la ministra de Educación Marcela Cubillos, a quien no pocos al interior de Palacio ven como una herramienta efectiva para llevar a cabo la compleja agenda legislativa del segundo año de Gobierno, en desmedro de Gonzalo Blumel (Evópoli), de quien reclaman que tiene menor capacidad política que la ex diputada UDI. Si se hace ese enroque, el ministro podría pasar a Desarrollo Social como compensación, para no salir de La Moneda.

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