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Incorregibles: Frente Amplio y ex Nueva Mayoría arriba del ring Opinión

Incorregibles: Frente Amplio y ex Nueva Mayoría arriba del ring

Germán Silva Cuadra
Por : Germán Silva Cuadra Psicólogo, académico y consultor
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Aunque la provocadora invitación del Presidente Piñera a los parlamentarios para trabajar en febrero es interesante, creo que no es buen momento. Dejemos mejor descansar y despejarse a estos diputados de oposición, en una de esas, 30 días pueden ayudar a Florcita, Gabriel, Pepe, Maite, Marisela y otros a pensar qué van a hacer en 2019 para convertirse en una oposición propositiva, capaz de proyectarse como alternativa de Gobierno, de lo contrario, tendremos derecha para rato en La Moneda.


Esta es la tercera semana seguida en que escribo de la oposición –reconozco que me han dado el tema en bandeja– y las cosas en vez de mejorar están cada día peor. Me imagino que ya cuentan las horas para iniciar un largo mes de vacaciones. Y la ciudadanía también. A ver si este período les sirve de algo.

Cuando comenzamos esta breve saga de tres capítulos, me referí al estado de confusión, desconcierto e inmovilidad de la oposición chilena. Pero creo que, si hiciéramos un diagnóstico –con el riesgo de llevarme una querella, como la doctora Cordero–, podríamos hablar ahora de un estado catatónico, ese que combina largos periodos de pasividad y negativismo con repentinos, pero breves, cuadros de actividad motriz excesiva.

La semana pasada pudimos ver en plenitud la expresión de este cuadro clínico. Partimos por la inadecuada y torpe intervención de la diputada Marisela Santibáñez en la fiesta de los abrazos del PC, quien se despachó una frase que ya compite por el cetro de 2019, estando recién en el primer mes del año. Al parecer, la parlamentara aún no sabe que cualquier acto público es literalmente público, además de seguir creyendo que es protagonista de un programa de farándula y no una diputada. Para su consuelo, Marisela no es la única, ya que se unió al grupo que destaca en el Congreso por sus conductas inmaduras, estrafalarias, poco prudentes y a sus dichos sin filtros. La lista es larga y es transversal a todos los grupos políticos.

[cita tipo=»destaque»]El Frente Amplio no ha logrado cumplir con las expectativas que generó en las elecciones de 2017 y este año tendrá mayor presión además por el hecho de que su ex abanderada, Beatriz Sánchez, volvió a aparecer en la pole position para 2021. Si la periodista figura en primer lugar de mención espontánea en la encuesta Cadem (con 11%) y segunda en el sondeo de Criteria (7%), significa que la ciudadanía aún les puede dar una segunda oportunidad. Pero eso requiere asumir que las cosas no han andado bien y necesitan un cambio profundo. No basta haber realizado un festival de verano llamado “Radicalizar la Democracia” y, menos, que algunos de sus dirigentes hayan viajado a apoyar a Maduro para su nuevo período presidencial.[/cita]

Pero el broche de oro, la guinda de la torta, tendría como protagonistas a Florcita Motuda –una vez más– y Pepe Auth. El ex PPD pronunció una intervención en que trató al artista-diputado de sujeto agresivo, radical, autoritario y estalinista. Lo acusó de no saber lo que votaba y de tener una confusión epistemológica sobre el rol parlamentario. Un tono, un lenguaje, que pareció enfrentar a dos proyectos de sociedad, a dos tipos de partidos opuestos e irreconciliables. Imposible pensar que estos dos parlamentarios podrían estar juntos en una coalición. Ni ahora ni nunca.

Esta disputa sería la antesala de un conflicto que podría terminar con el matrimonio antes de llegar a la iglesia y/o dar luces de cómo se ordenará el naipe para enfrentar este segundo año de Gobierno de Chile Vamos. En términos simples, esto es más o menos así: el Frente Amplio les anunció, a sus pares de la ex Nueva Mayoría, que peligra el acuerdo tomado en marzo pasado para definir los nombres que estarán en la testera de la Cámara Baja, así como de quienes presidirán las distintas comisiones parlamentarias. Y, claro, este es un pacto simplemente administrativo, instrumental, vacío de contenidos, vulgarmente una repartición de cuotas de poder e influencia. Pragmatismo puro. Nada más que eso.

La queja de los frenteamplistas es que tanto la DC como el PR han votado alineados con el Gobierno en más de una ocasión. Curioso el argumento porque este nunca fue un acuerdo político. ¿Por qué entonces podrían exigir consecuencia política si apenas les dio para darse la mano, tomarse una selfie y así evitar que la derecha asumiera ese protagonismo? De fondo, ninguno de estos protagonistas ha tenido –durante un año completo– la voluntad de acercar posiciones, debatir proyectos, y evaluar si tienen posibilidades de llegar a un pacto programático –no pragmático– a partir de los puntos que los unen. Por el contrario, los dirigentes opositores se han esforzado en ahondar en las diferencias.

Está por verse si el emplazamiento del Frente Amplio no pasa de ser una bravata y termina imponiéndose el pragmatismo. Lo más probable es que la decisión la posterguen para los primeros días de marzo, esa sería una señal de la disposición de, incluso, negociar mejores condiciones. Pero la incógnita está en si este impasse se convierte en un estímulo para buscar acercamientos con el bloque Convergencia Progresista, integrado por el PPD, PS y PR y, al mismo tiempo, marcar diferencias definitivas con la Democracia Cristiana, partido que sigue dando pasos contradictorios y que parece cada vez más tener ganas de integrarse al Gobierno. Y, de paso, por más que el diputado Mirosevic diga que el FA no está empujando a la falange hacia la derecha, por supuesto que le está dando argumentos a Fuad Chahin, quien parece estar buscando seguir esa ruta.

Pero, así como el Frente Amplio ha exigido coherencia a sus socios instrumentales, también debería dar muestras de mayor madurez este año. No basta con pedir alineamiento en las votaciones de otros, ya sería hora de ordenar a varios de sus díscolos parlamentarios, que más parecen buscar las cámaras y el espectáculo político que aportar ideas. No es posible que, a la hora de las evaluaciones de la temporada legislativa 2018, el FA haya quedado marcado por los arrebatos y actuaciones algo desconcertantes de un Flor Motuda –o el diputado Alarcón, como dijo Auth que lo llamaría desde ahora–, que parece estar asistiendo a una fiesta divertida de los años 80. Y, claro, sin contar los episodios de los Boric, Jiles y Orsini.

El Frente Amplio no ha logrado cumplir con las expectativas que generó en las elecciones de 2017 y este año tendrá mayor presión además por el hecho de que su ex abanderada, Beatriz Sánchez, volvió a aparecer en la pole position para 2021. Si la periodista figura en primer lugar de mención espontánea en la encuesta Cadem (con 11%) y segunda en el sondeo de Criteria (7%), significa que la ciudadanía aún les puede dar una segunda oportunidad. Pero eso requiere asumir que las cosas no han andado bien y necesitan un cambio profundo. No basta haber realizado un festival de verano llamado “Radicalizar la Democracia” y, menos, que algunos de sus dirigentes hayan viajado a apoyar a Maduro para su nuevo período presidencial.

Aunque la provocadora invitación del Presidente Piñera a los parlamentarios para trabajar en febrero es interesante, creo que no es buen momento. Dejemos mejor descansar y despejarse a estos diputados de oposición, en una de esas, 30 días pueden ayudar a Florcita, Gabriel, Pepe, Maite, Marisela y otros a pensar qué van a hacer en 2019 para convertirse en una oposición propositiva, capaz de proyectarse como alternativa de Gobierno, de lo contrario, tendremos derecha para rato en La Moneda.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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