Publicidad
Lea bien la etiqueta: lo que hay detrás de la pugna de los sellos negros MERCADOS

Lea bien la etiqueta: lo que hay detrás de la pugna de los sellos negros

Natalia Saavedra Morales
Por : Natalia Saavedra Morales Editora periodística El Mostrador Mercados
Ver Más

El empresario Gonzalo Bofill comenzó una guerra de declaraciones por la Ley de Etiquetado tras calificarla como un fracaso. Su postura, que ha sido la misma por varios años, no les gusta a algunas empresas al interior del gremio que agrupa a las compañías de alimentos, AB Chile. Conflictos de intereses e incomodidad por lo fundamentalista de sus propuestas, son parte de lo que hay tras la pelea que lo ha enfrentado públicamente con el senador Guido Girardi.


Una entrevista destapó una caja de Pandora. Eso es lo que explica en gran parte la verdadera guerra de declaraciones que se ha generado en torno a la Ley de Etiquetado y cuyos protagonistas son el senador PPD Guido Girardi –artífice de la que en un inicio se conoció como la Ley Semáforo– y el empresario viñamarino tras Carozzi, Gonzalo Bofill.

El desacuerdo comenzó cuando el presidente de empresas Carozzi volvió a la carga contra la ley, que se ha implementado por etapas y que contempla ponerles etiquetas negras a los productos advirtiendo que son «altos en» sal, azúcar, sodio u otros nutrientes críticos. El nuevo reglamento contempló agregar sellos considerando el contenido en 100 gramos de cada producto, algo que la compañía de Bofill objetó, señalando que la tendencia es etiquetar por porciones, es decir, por lo que una persona come de cada paquete.

El empresario tenía fichas puestas en que, con la llegada de Sebastián Piñera a La Moneda, el avance de la ley se moderaría. Pero eso no sucedió. Lo había dejado claro en su carta a los inversionistas en la Memoria Anual de Carozzi 2017, donde indicó que «surge la esperanza de poder trabajar en un país en el que sintamos que todos somos respetados y escuchados, donde las reglas del juego sean estables para poder generar más desarrollo para Chile y su gente».

Pero casi al finalizar este año, los cambios propuestos por la empresa no llegaron. Su apuesta era lograr, mediante alguna observación, informar sobre la base de la cantidad de nutrientes en porciones reales de consumo «y el fomento de la actividad física es lo que realmente ayuda a combatir la obesidad». Algo que se sigue peleando.

Un liberal de derecha

Gonzalo Bofill Velarde es el sucesor del holding Carozzi, fundado por su padre, Gonzalo Bofill de Caso, un empresario que hizo fortuna de la mano del auge de las industrias en Valparaíso. Originalmente de Quilpué, el padre creó un conglomerado de empresas de alimentos y varias reconocidas marcas como Costa, Bonafide, Ambrosoli, divisiones  agrícolas y empresas de molinos. Su hijo tomó las riendas de las empresas familiares hace varios años y su perfil mediático está más cerca de la polémica que de la parsimonia, ya que en general, cuando da entrevistas, da muestras de un carácter duro y de decir las cosas sin tapujos.

[cita tipo=»destaque»]El ruido interno en AB Chile y que llegó incluso a oídos a la Sofofa, es que cada empresa debía tener cierta libertad de cátedra. Pero también ha sido parte de los comentarios de pasillo la cercanía que tienen Bofill y el presidente del gremio, Rodrigo Álvarez, ex figura de la UDI, ex ministro del primer Gobierno de Piñera y a quien la cabeza de Carozzi apoyó en su fallido intento por disputar la presidencia de la entidad gremial de la industria.[/cita]

Fue crítico de la gestión de la ex Presidenta de la República Michelle Bachelet, a quien en 2015 le dijo que era impresentable que no fuera a la cena de la Sofofa. Bautizó luego a su gobierno como un camino al «desencanto de la política». No se quedó solo en las palabras y articuló la Fundación Piensa, precisamente para plasmar sus posturas políticas, un think tank que se lanzó en junio de 2016 como una propuesta de pensamiento de un grupo de empresarios de la Quinta Región y que –según su página web– desde junio de 2017 es parte de Atlas Network,  red que agrupa a centros de pensamiento de derecha, aunque a nivel internacional ha sido conocida –en reportajes de otros países– por sus fuertes vínculos con multimillonarios e influyentes conservadores de ultraderecha.

En entrevista con El Mercurio el 18 de noviembre, Bofill abrió los fuegos contra la Ley de Etiquetado y la calificó como un fracaso. Emplazó a que el ministro de Salud, Emilio Santelices, se haga cargo de los baches de la regulación y que reconozca que los resultados de la propuesta no han sido los esperados.

Pero además de trasquilar la ley, en la entrevista Bofill repasó a quienes, precisamente hoy, podrían ser sus principales detractores: los gremios. «Han sido débiles para defender a las empresas con más fuerza», sentenció.

Una frase que, a ojos de algunos dirigentes, dejaba en claro algo que se había comentado entre las empresas agrupadas en la organización que reúne a parte de las firmas de alimentos, AB Chile. No todas las empresas estaban de acuerdo con la postura de Bofill ni tampoco con que AB Chile se cuadre a nivel corporativo con una postura fundamentalista en contra de la ley.

Tras la entrevista, el primero en aclararle algunos puntos fue el senador Girardi y el propio ministro de Salud, pero el empresario no se quedó callado.

«Me llama tanto la atención que el ministro de Salud, Emilio Santelices, a raíz de esa entrevista, me acuse públicamente de falta de seriedad y responsabilidad por entregar una opinión que, como lo he señalado dos párrafos más arriba, está fundada en datos objetivos, fuente FAO, y corresponden efectivamente al período 2016 y 2017, y no a un período previo como aseguró el ministro. No olvidemos que la Ley de Etiquetado se implementó en junio de 2016. Por otra parte, resulta incomprensible que, al mismo tiempo, el senador Girardi anuncie por la prensa acciones legales contra Carozzi y contra el gremio de empresas de alimentos por una supuesta campaña de desprestigio contra la Ley de Etiquetado de Alimentos. De más está decir que tal reacción atenta contra la libertad de expresión, va en contra de la esencia de la democracia y afecta la sana convivencia. Lo que es aún peor, no ayuda en nada a combatir efectivamente la obesidad en Chile. Son muchas las personas que agradecerán una ley que verdaderamente los ayude a educarse en materia nutricional, que les permita comparar y saber exactamente lo que están consumiendo», les contestó Bofill.

El senador manifestaría luego –en su gira internacional para participar del encuentro Informe Global de Nutrición 2018– que las «malas empresas como Carozzi» pretendían destruir la Ley de Etiquetado que era mirada para emularse por India, Pakistán y otros países en Asia. «Nos parece una paradoja que, mientras la ley chilena genera uno de los mayores consensos y es vista como una oportunidad para muchos países para frenar su epidemia de la obesidad, en Chile, lamentablemente, un grupo de empresas no trepida en criticar esta ley, a pesar de ser uno de los instrumentos más potentes que tenemos para defender la salud de los niños y la población», planteó.

Por su parte, el empresario ha sido apoyado por algunas empresas que han expresado que tampoco les gusta la ley, como Watt’s, Nestlé. El CEO de Unilever también manifestó que el reglamento había encarecido considerablemente los costos de producción.

¿Conflicto de intereses?

Lo que vino después fue una lluvia de opiniones en el matutino. La Sociedad Chilena de Pediatría, universidades, Girardi y la misma FAO –que afirmó que había disminuido de un 25% a un 14% el consumo de bebidas con azúcar– salieron a entregar argumentos a favor de la ley.

Precisamente en el campo de las bebidas, Coca-Cola es una de las empresas que ha puesto sus esfuerzos de marketing y productivos en disminuir sus productos con azúcar. «Como esa hay varias que, en vez de ir contra la ley, adecuaron sus estándares», señaló un ejecutivo del sector.

El ruido interno en AB Chile y que llegó incluso a oídos a la Sofofa, es que cada empresa debía tener cierta libertad de cátedra. Pero también ha sido parte de los comentarios de pasillo la cercanía que tienen Bofill y el presidente del gremio, Rodrigo Álvarez, ex figura de la UDI, ex ministro del primer Gobierno de Piñera y a quien la cabeza de Carozzi apoyó en su fallido intento por disputar la presidencia de la entidad gremial de la industria.

«El foco del 100% de las empresas ha estado en cumplir la ley, ya sea reformulando en aquellos productos en que es posible o etiquetando los alimentos que superan los límites establecidos en el reglamento. En la industria de alimentos no hay empresas más o menos fundamentalistas, solo empresas que cumplen la ley cabalmente», respondió Álvarez a El Mostrador Mercados.

«Sobre la ley, en la industria hay un amplio consenso respecto a que el reglamento requiere de modificaciones para que sea eficiente en el cumplimiento de su objetivo. Como gremio hemos buscado contribuir consistentemente al debate público aportando información, propuestas y experiencia a una discusión que muchas veces ha carecido de fundamentos técnicos y se ha basado en ideas políticas», agregó Álvarez.

El líder gremial consideró que «las acusaciones realizadas por el senador Girardi en contra de nuestra industria son injustas y desproporcionadas. Esta es una situación que ha sido reiterativa en los últimos años, por lo que lamentablemente ya no nos sorprende, aunque no nos deja de molestar. Como gremio siempre buscaremos proporcionar nuestra opinión y antecedentes, con el fin de lograr un análisis amplio, objetivo y profundo, con el objetivo de aportar a tomar mejores decisiones para el país y la población en general, para lo que es necesario que toda la información sea adecuadamente considerada».

Fuentes de mercado agregaron que Álvarez y Carozzi no operan en bloque, pero que las medidas propuestas por la empresa de medir por porción afectaría a algunas compañías asociadas a AB Chile y que eso ha tensionado las relaciones. Las bebidas azucaradas que lograron con ajustes en sus patrones, por ejemplo, venderse en colegios, podrían ser parte de las compañías en contra de esta propuesta y que podrían verse afectadas con una modificación como la que propone Carozzi.

Algunas medidas para reducir conflictos de intereses ya habían tomado. Desde su fundación –en 2014, cuando se modificó la estructura de Anber Chile y se dividió Chile Alimentos–, AB Chile es asesorada por la agencia de comunicaciones Nexos, la misma que ve las relaciones públicas de Carozzi. Así, se decidió de común acuerdo que cualquier tema de etiquetado relativo a la empresa sería asesorado por la agencia B20, ligada a Fernanda Otero, quien cumplió funciones en La Moneda también en la primera administración piñerista.

«Efectivamente, llevamos la cuenta de Carozzi desde hace más de 20 años, pero en el caso específico de la discusión sobre el etiquetado de alimentos la decisión conjunta fue no trabajar este tema específico con ellos, como una forma de evitar conflictos de interés que puedan afectar al gremio AB Chile, cliente al que Nexos asesora desde su creación», explicaron desde Nexos a El Mostrador Mercados.

La petición de algunas empresas fue calmar el tono de la pelea. Algo que incluso Carozzi intentó hacer a través de un inserto en que buscó hablar de propuesta y no de una pelea. Pero el sábado 1 de diciembre, AB Chile apoyó la visión de Carozzi mediante una columna en Pulso, de La Tercera, en la que Álvarez plasmó argumentos parecidos a los que originalmente dio Bofill: «Cuando se quiere evaluar el nivel de éxito o fracaso de una política pública, se debe hacer respecto al objetivo original que motivó su creación. En este caso, la Ley de Etiquetado de Alimentos y su publicidad fue diseñada con un mandato claro y explícito: ayudar a reducir los índices de obesidad y sobrepeso que presenta nuestro país. Ese es un objetivo absolutamente común y transversal. Pese a ello, sería ingenuo suponer que basta con etiquetar los alimentos para resolver un problema de salud tan profundo. En esto también existe pleno consenso entre la industria, la autoridad y el mundo académico. No se le puede atribuir una responsabilidad tan compleja a una única herramienta».

En dicha columna, Álvarez agregó que «argumentar que la ley ha sido exitosa porque las encuestas de percepción arrojan que los chilenos valoran la normativa, es conocida, las empresas obviamente la cumplieron, porque las ventas de una determinada categoría se contrajeron en un período específico (sin saber, siquiera, como se comporta actualmente), o porque las compañías han mostrado la disposición –desde mucho antes de la ley– de reformular alimentos, me parece que es simplificar la evaluación, con la única idea de querer validar un reglamento, más allá de la evidencia científica con la que se disponga».

La columna molestó a las empresas que no quieren que se siga remando para el otro lado.

La postura de Carozzi

Desde Carozzi conversaron con El Mostrador Mercados y explicaron que lo que proponen es perfeccionar el reglamento, no rebatir los fundamentos de la ley. Así, la propuesta de la empresa se basa en entregar información adicional en las etiquetas. «En ella incluimos la cantidad total de calorías o del ingrediente que destaca el sello, de manera de ayudar a las personas a comparar entre distintos alimentos de forma más fácil y rápida. Los expertos sostienen que la mayoría de las personas no leen la tabla nutricional en el reverso de los empaques, por lo que trasladar esta información al etiquetado frontal sería un aporte para el consumidor. Así, de forma muy simple, el mismo etiquetado que ya está arraigado en la población chilena nos permitiría comparar entre productos y nos informaría lo que realmente vamos a comer, de manera de tomar mejores decisiones», planteó la firma.

Carozzi argumentó que el reglamento con el que se aplicó la Ley de Etiquetado castigó a los formatos más chicos. Su propuesta es que se deben reducir las porciones de consumo para mejorar los indicadores de obesidad y sobrepeso, sobre todo en el caso de los niños. La OMS ha establecido que “limitar el tamaño de las raciones puede ser una intervención eficaz para evitar comer en exceso y posiblemente reducir el riesgo de sobrepeso y obesidad entre los niños. Por otra parte, un estudio elaborado por McKinsey en 2014 sobre la eficiencia de 74 medidas para combatir la obesidad en el Reino Unido concluyó que el control de porciones es la mejor medida en términos de costo eficiencia para reducir la obesidad», explicaron.

Respecto a eventuales conflictos de intereses, la firma controlada por la familia Bofill manifestó que «estamos todas las empresas en AB Chile trabajando para lograr esta meta y proponiendo iniciativas para que las personas tengan acceso a más y mejor información para que tomen mejores decisiones de consumo. Seguiremos trabajando para contribuir a la educación y la promoción de hábitos saludables».

Publicidad

Tendencias