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Paleontólogo Rodrigo Otero en Puerto de Ideas: “Atacama representa una fuente de información única en el mundo” CULTURA|CIENCIA

Paleontólogo Rodrigo Otero en Puerto de Ideas: “Atacama representa una fuente de información única en el mundo”

Marco Fajardo
Por : Marco Fajardo Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
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Hace 200 millones de años, cerca de San Pedro de Atacama, hubo protodinosaurios, anfibios y peces de agua dulce, mientras que cerca de Calama un vasto mar jurásico albergó una diversidad de reptiles marinos y peces de hasta 10 metros. «Hoy, la conciencia sobre esta herencia paleontológica se ha ido recuperando y sin duda sigue creciendo, posiblemente apoyada en los espectaculares hallazgos paleontológicos que se han sucedido en los últimos años en el país», comenta Otero.


Una expedición al pasado del desierto de Atacama, que en su momento fue un lugar lleno de lagos y una frondosa vegetación, podrá disfrutar el público del festival Puerto de Ideas de Antofagasta, el encuentro de científicos e intelectuales que comienza el próximo lunes.

Los guías serán el paleontólogo Rodrigo Otero, junto a su colega Alexander Vargas, en la charla «La paleontología chilena de norte a sur», que se llevará a cabo el sábado 23 de abril a las 18:30 horas.

Hace 200 millones de años, cerca de San Pedro de Atacama, hubo protodinosaurios, anfibios y peces de agua dulce, mientras que cerca de Calama un vasto mar jurásico albergó una diversidad de reptiles marinos y peces de hasta 10 metros.

Los restos de un pterosaurio fueron hallados cerca de Copiapó. Crédito: Universidad de Chile.

Lugar único

Frente a la pregunta sobre la importancia paleontológica de la zona, Otero señala que «para algunos lapsos de tiempo geológico, el desierto de Atacama representa una fuente de información única en el mundo».

«Puntualmente, en el hemisferio sur hay una carencia de rocas marinas de ciertos momentos dentro del Jurásico, las que sí están presentes en el norte de Chile. Entonces, los fósiles hallados en dichas rocas son los únicos que permiten hacer comparaciones con faunas similares de otros lugares del mundo».

La investigación de los fósiles es fundamental, ya que mediante ellos «completamos la historia de la vida, aportando una creciente comprensión sobre cómo evolucionaron los diferentes organismos».

«En el desierto de Atacama se encuentran rocas sedimentarias –que pueden contener fósiles– que van desde el Paleozoico (hace unos 500 millones de años) hasta tiempos recientes, representando un importante potencial para el hallazgo de fósiles de diferentes edades».

Los restos del Arackar licanantay fueron hallados en la Región de Atacama.

Serie de paisajes

Para los científicos está claro que en el pasado el desierto del norte del país lució de forma muy diferente a lo que es hoy. La «época de los dinosaurios» fue un periodo muy extenso, aproximadamente entre 200 y 66 millones de años atrás.

«Durante ese lapso, en el desierto de Atacama se sucedieron una serie de paisajes, pasando de zonas lacustres con ancestros de dinosaurios, otros reptiles, anfibios y peces durante el Triásico (hace 200 millones de años), a ingresiones marinas durante el Jurásico (hasta hace 145 millones de años), en donde habitó una diversidad de reptiles marinos y peces óseos».

Luego, a inicios del Cretácico (hace unos cien millones de años), el alzamiento continental causó un retroceso del mar, dando paso a tierra firme, en donde se han hallado tanto huellas de diversos dinosaurios como restos óseos.

Crédito: Rodrigo Otero.

Principales yacimientos

La zona de Atacama es muy rica en cuanto a fósiles. Otero destaca yacimientos conocidos de vertebrados lacustres triásicos cerca de San Pedro; vertebrados marinos jurásicos y también huellas de dinosaurios en Calama; yacimientos con restos de dinosaurios en El Abra; y yacimientos con peces jurásicos en Quebrada El Profeta, al interior de Taltal.

A eso se suman yacimientos con pterosaurios (reptiles voladores) al interior de Copiapó, y el yacimiento de Caldera-Bahía Inglesa, rico en vertebrados marinos y costeros del Mioceno superior-Plioceno, con formas más cercanas a la fauna existente hoy en día.

En Chile todos los fósiles y los lugares donde ocurren son Monumento Nacional y están protegidos por la Ley N° 17.288. Su extracción no regulada está prohibida y conlleva multas y/o cárcel.

«Cada vez que alguien decide llevarse un fósil como souvenir, en el fondo está secuestrando parte de nuestra historia natural colectiva, ya que no podremos conocer la importancia científica y cultural de dicho material, ni el contexto en que él ocurre», alerta.

El científico admite que en Chile –como en muchas partes del mundo–, la capacidad de resguardo de las instituciones es limitada.

«En ese sentido, sí, faltarían más instituciones como museos, que puedan dar debido resguardo al creciente registro fósil nacional. En cuanto a la exposición de los fósiles hallados, también existen limitaciones de espacio y presupuesto, y en general hay una carencia de exhibiciones paleontológicas permanentes en todo el país. Esto dificulta el que la comunidad pueda acceder a estos materiales y maravillarse con la naturaleza de estos descubrimientos», lamenta.

Investigadores en terreno. Crédito: Universidad de Chile.

Importancia de los hallazgos

Aún así, para Otero, históricamente ha habido conciencia de la importancia de los hallazgos.

«Increíblemente la ha habido desde mediados del siglo XIX. Investigadores de la talla de Claude Gay, Rudolph Philippi e Ignaz Domeyko, comenzaron a destacar la rica herencia paleontológica que existía en Chile. La falta de continuidad tanto en la investigación como en la academia, causaron importantes brechas en donde los hallazgos eran meramente accidentes y las publicaciones solo eran ocasionales», explica.

«Hoy, la conciencia sobre esta herencia paleontológica se ha ido recuperando y sin duda sigue creciendo, posiblemente apoyada en los espectaculares hallazgos paleontológicos que se han sucedido en los últimos años en el país».

Para él, sin duda falta camino por recorrer en este sentido, ya que hace unos 15 años el componente paleontológico era virtualmente ignorado en toda gestión ambiental de proyectos de inversión, pese a que había un marco legal al respecto, pero, en ausencia de especialistas, simplemente no era atendido.

Crédito: Universidad de Chile.

«Hoy tal cosa es casi imposible, siendo uno de los elementos ambientales estándar a considerar dentro de cada nuevo proyecto presentado al Servicio de Evaluación Ambiental», comenta.

Por otro lado, los crecientes e importantes hallazgos ocurridos en Chile, están mostrando que el territorio tiene mucho que contar respecto a la historia natural, con consecuencias importantes a nivel mundial.

Todos estos cambios, sin duda recientes, están confiriéndole a la paleontología local un cambio de paradigma, sacándola de su postergación histórica y administrativa gracias a un creciente número de profesionales académicamente formados en Chile y trabajando en el país, acota.

«Aún estamos lejos del manejo paleontológico que se hace en Norteamérica, en algunos lugares de Europa o, más localmente, en Argentina o Brasil. Nos falta como sociedad el visualizar esta disciplina. Faltan más y mejores exhibiciones, más financiamientos –estatales y/o privados– que permitan a los investigadores hallar nuevos especímenes, más infraestructura que permita preparar fósiles –muchas veces contenidos en bloques de roca durísimos– y que, finalmente, estos esfuerzos terminen plasmados en publicaciones científicas y su debida difusión a la comunidad».

«No tengo dudas que nuestro territorio tiene mucho que contarnos aún, pero necesitamos esfuerzos sostenidos en el tiempo», concluye.

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