Publicidad
Historiador alemán Yascha Mounk y caso chileno: «Muchas protestas no son señales de crisis de la democracia, sino de un mayor deseo de ella» CULTURA

Historiador alemán Yascha Mounk y caso chileno: «Muchas protestas no son señales de crisis de la democracia, sino de un mayor deseo de ella»

Licenciado en Historia del Trinity College de Cambridge, con un doctorado en Gobierno de la Universidad de Harvard, Mounk actualmente es profesor asociado de práctica de asuntos internacionales en la Universidad de Johns Hopkins y asesor principal del Protect Democracy. De visita en Chile, el académico sostiene que es una posibilidad cierta el fortalecimiento en el país de líderes populistas. «Creo que lo que la gente quiere escuchar es un relato claro de lo que está pasando en el país y de cómo mejorarlo. Si fuerzas no populistas mejoran contando ese relato, mostrando valores, mejorando la vida de los ciudadanos en Chile, sin maltratar o ser irresponsable o excluyendo gente, tal vez puedan derrotar al populismo», dijo.


El historiador alemán Yascha Mounk cree que las protestas que han afectado a varios países de América Latina, incluido Chile, no son señales de una crisis de la democracia, sino una señal de un mayor deseo de ella.

Al mismo tiempo, reconoció que la falta de legitimidad de los partidos dificulta que resuelvan la crisis en nuestro país, por lo cual espera que surjan nuevas organizaciones para llenar ese vacío.

Mounk participó este jueves en el panel «Converger» del Congreso Futuro, que concluyó tras cuatro días de charlas con intelectuales, científicos y académicos de todo el mundo.

Larga trayectoria

El especialista es escritor, académico y orador público, conocido como experto mundial en la crisis de la democracia liberal y el surgimiento del populismo.

Licenciado en Historia del Trinity College de Cambridge, con un doctorado en Gobierno de la Universidad de Harvard, actualmente es profesor asociado de práctica de asuntos internacionales en la Universidad de Johns Hopkins, asesor principal del Protect Democracy, miembro principal del Centro Reiss de Derecho y Seguridad de la Universidad de Nueva York, miembro del Consejo de Relaciones Exteriores, editor colaborador de The Atlantic, miembro sénior del German Marshall Fund y anfitrión de la Buena Lucha podcast.

Autor de tres libros que han sido traducidos a diez idiomas, además de orador en eventos como el Aspen Ideas Festival y comentarista en programas de radio y televisión a nivel mundial.

Durante los últimos años se ha enfocado, principalmente, en transmitir el mensaje sobre cómo salvar la democracia liberal y la responsabilidad individual.

Dudas sobre neoliberalismo

Mounk cree que, en el caso chileno, el proceso del plebiscito sobre la nueva Constitución mostrará si es verdad si las críticas al neoliberalismo son reales o no.

«Mirado desde afuera, Chile no parece ser un país particularmente de izquierda, y vuestro propio Presidente es un buen ejemplo de ello», expresó.

«Creo que lo que es obvio es que hay mucha rabia y desconfianza con los políticos, enojo por un mal funcionamiento del Estado, como que los hospitales no son muy buenos, las escuelas no son muy buenas», apunta.

Sin embargo, para él está menos claro que los chilenos quieran cambiar el sistema económico de manera fundamental.

«No es lo que indican las elecciones de la última década», argumenta.

Caso chileno

En ese sentido, Mounk estima que la estabilidad de la democracia se debe justamente a las mejores económicas que ha traído para los ciudadanos.

Nombra como ejemplo a Estados Unidos, donde entre 1925 y 1960 los ingresos se duplicaron, algo que se repitió entre 1960 y 1995.

«Eso le dio a la gente confianza en el sistema político, más allá de que la gente critique a muchos políticos», afirma, «por lo cual al final no hay razones para un cambio radical».

Comenta que el estancamiento económico en muchos países de Europa Occidental hace que mucha gente sienta que no vivirá mejor que sus padres, y que incluso sus hijos vivirán peor.

«Lo interesante en Chile es el por qué del descontento económico, porque la vida del 90% de las personas es mucho mejor que hace 30 o 40 años, aunque para muchos el estándar de vida está muy lejos de aquellos que viven en la parte linda de Santiago», apunta.

Sin embargo, cree que no es responsable culpar a la democracia por estos problemas.

«Hay una fantasía según la cual ir más allá de la democracia mejoraría nuestras capacidades para lidiar con el cambio climático o que los derechos de las mujeres estarían mejor en un sistema no democrático, pero, si miras alrededor, ves que Arabia Saudita o Corea del Norte no tratan a las mujeres o al medio ambiente mejor que Chile o Estados Unidos», puntualiza

Protestas y democracia

Respecto a las protestas en varios países latinoamericanos (Ecuador, Haití, Colombia, Perú, Bolivia y Chile), Mounk insiste en que la gente quiere más democracia, no menos.

«Algunas de esas protestas no son una señal de crisis democrática, sino de un profundo deseo de democracia. Creo que cuando vives en un sistema democrático es fácil y tentador mirar todas las fallas», por lo cual hay que diferenciar las protestas en Hong Kong o Irán, donde la gente pide más libertades, de aquellas en Chile, donde son una expresión de descontento.

Aceptó, eso sí, que en Chile es un problema adicional que los llamados a solucionar la crisis sean los partidos políticos, que tienen graves problemas de legitimidad.

«La falta de confianza en los políticos les hará mucho más difícil hacer su trabajo», subraya.

Sin embargo, tiene la esperanza de que sea un momento político «donde nuevas voces y nuevas fuerzas puedan ofrecer una solución» a los reclamos de la gente y ganar su confianza, en su opinión, el mejor escenario.

El riesgo en este caso es el surgimiento de líderes que prometan soluciones simples para «devolver el poder al pueblo», cuando en realidad lo concentren en sus propias manos.

«Veo ambas posibilidades en Chile en cinco años: una nueva fuerza política con nuevas ideas para resolver los problemas, o que surja un populista, ya sea de izquierda o derecha».

«Una de las cosas en que los populistas son muy buenos, es en entregar el mensaje. En 2016, Donald Trump tenía un mensaje sobre cómo estaba el país y de hacia dónde debía ir. Ese mensaje excluía a un montón de gente, y de muchas maneras fue muy irresponsable, pero habló a la gente a nivel emocional», recuerda.

«Creo que lo que la gente quiere escuchar es un relato claro de lo que está pasando en el país y de cómo mejorarlo. Si fuerzas no populistas mejoran contando ese relato, mostrando valores, mejorando la vida de los ciudadanos en Chile, sin maltratar o ser irresponsable o excluyendo gente, tal vez puedan derrotar al populismo. Sin embargo, por demasiado tiempo las fuerzas políticas repiten lo que han hecho en los últimos 20 años diciendo que todo está fantástico y que no hay grandes problemas, de manera que es tiempo de luchar por nuestros valores políticos y soluciones reales para la gente de manera más seria», racalca.

Menos confianza en nueva Constitución

Finalmente, Mounk sugiere no tener tanta confianza en un cambio constitucional.

«Sé que la Constitución fue hecha por Pinochet y que algunas reformas políticas son difíciles por las mayorías, y ambas son buenas razones para cambiarla. Sin embargo, me sorprende que el debate esté tan centrado en la futura naturaleza de esta Constitución, porque no creo que de ella dependa la calidad del hospital de tu barrio o la calidad de la escuela a la cual va tu hijo o tus ingresos», advierte.

«Me preocupa que todas las luchas se centren en este documento y que, apenas sea aprobado, la gente esté profundamente decepcionada» al comprender que no solucionará los problemas actuales.

«Incluso si la nueva Constitución resulta ser mejor y es un aporte al país, su poder será menor al que la gente esperaba», concluye.

Publicidad

Tendencias